Cárcel, muerte y exilio. Montefrieños asesinados en Víznar
El Grupo de Investigación formado por Silvia González, una de las referencias en Memoria Histórica y Democrática, con más de una década dedicada a apoyo a familiares de víctimas del franquismo e investigando la represión en Granada; Agustin Linares Viloria y José Peña Moreno, familiares de víctimas del franquismo, prosigue las investigaciones sobre las vidas de las víctimas del franquismo fusiladas en Víznar. En esta nueva entrega, se centran en un grupo de vecinos de Montefrío.
El tope en el Cortijo de las Capillas. El testimonio de Juan Torres Ureña
En los meses anteriores a la guerra la conflictividad en el campo va en aumento. Cuenta Juan Torres Ureña cómo “los patronos se negaron totalmente a dar trabajo y dejaban al trigo que se lo comiera la hierba”. En este contexto, el alcalde Antonio Mira tratara de mediar para dar trabajo a la amplia población que dependía de los jornales del campo. Sus esfuerzos fueron infructuosos.
En el mes de junio de 1936 se produce un trabajo al tope en el Cortijo de las Capillas en el que participan diecisiete vecinos de Montefrío. El “trabajo al tope” consistía en entrar a una finca a realizar la siega sin permiso del dueño, y luego pedir el jornal.
Juan Torres Ureña es apenas un muchacho que cumpliría en junio del 36 los 16 años. Cuenta en sus memorias “Juan Torres Ureña: Mi realidad. 1927-1997”, con sencillez y de forma directa, la situación de explotación que se vivía en la localidad por parte de los grandes terratenientes. El hambre, la pobreza y el desprecio que rodeaba sus vidas. Testigo directo y participante en el tope, nos narra lo que ocurrió esos días.
“Camaradas, ya que los patronos no se avienen a razones no nos queda más solución que recurrir a los topes ordenadamente sin violencia. Ya sabéis que se aproxima la recolección y no debemos consentir que el trigo, que pronto estará de segar se consuma en la tierra mientras que el pueblo está muerto de hambre por culpa de los agobiantes patronos”.
Cuando el trigo empezó a doblar la espiga ya madura, los patronos no cedían, y entonces, los jornaleros ya indignados se vieron obligados a dar los topes que el presidente les había anunciado.
Los patronos al ver que los jornaleros les segaban el trigo sin previo aviso se presentaban respaldados por la Guardia Civil que tenían a su favor y lo primero que hacían cuando llegaban era preguntar por el que hacía de cabecilla para cogerlo y meterlo en la cárcel, y entonces nos levantamos todos para decirles que allí todos éramos responsables de nuestros actos. “Pues bien si sois todos responsables de este atropello no queda más remedio que meteros en la cárcel, y allí ya saldrá el cabecilla cuando el señor juez os tome declaración”.
El cabecilla de aquel tope era conocido por todos los que habíamos allí pero consentimos que nos metieran en la cárcel antes de decir quién era para que no lo castigaran solo. (…)
El no querer descubrir al cabecilla me costó estar siete días en la cárcel y quedé procesado por cinco años, que quiere decir que si en aquellos cinco años hacia algo injusto pasaría otra vez por la cárcel.
Cuando salí de la cárcel estuve varios días muy triste pensando en mis compañeros y amigos que se habían quedado presos sin saber el porvenir que les esperaba. (..)
El día 10 de julio me enteré de que habían trasladado a la cárcel de Granada a todos mis compañeros cosa que me apenó mucho porque la capital de Granada al estallar la revolución el 18 de julio cayó en manos de los fascistas y todos los jornaleros que había en la cárcel por los topes habían sido fusilados por los rebeldes”.
Por la documentación consultada sabemos que se incoa en el Juzgado de Montefrío un expediente por coacciones, el número 52, el 15 de junio de 1936. El juez de Montefrío es Enrique Amat Casado, siendo secretario del mismo Mariano de Leonardo Gil. Los procesados son: Francisco García García, Juan Torres Ureña, Francisco Tirado Verdejo, Buenaventura Rodríguez Entrena, José Coca Barranco, Diego Cantero Carrillo y Fernando Ávila Entrena.
Francisco García y Diego Cantero, trasladados a la cárcel de Granada, será ejecutados el 14 de septiembre en Víznar con un grupo en el que van otros dos montefrieños, Manuel Cervera Arcos y José Bermúdez Lara. Pero hay otra víctima inesperada de toda esta historia, el secretario Judicial, Mariano de Leonardo Gil, que correrá la misma suerte y será asesinado en este mismo lugar.
El golpe en Montefrío
En Montefrío se vive una tensa calma durante los primeros días del Golpe. Entre el 19 y el 23 de julio se constituyen diversos comités. Una vez clara la situación el alcalde, Antonio Mira Jiménez, toma la decisión de hablar con el brigada de la Guardia Civil Juan Alarcón Cortés, que según José Ávila le dice: “Vamos a defender la República, tú en tu puesto y yo en el mío[2]”.
En el juzgado, las Juventudes Socialistas se hacen con un número de armas incautadas dos meses antes a los derechistas de la localidad. El día 21 comienzan las detenciones de las personas de derechas que son trasladadas a la cárcel.
El día 28 de julio una columna procedente de la capital se dirige a la localidad consiguiendo los franquistas tenerla en su poder hasta 2 de agosto que llega una columna de milicianos de Málaga.
Uno de los pocos puestos de la Guardia Civil que en la provincia de Granada no se une a los sublevados será el de Montefrío, permaneciendo los guardias acuartelados por orden del brigada Juan Alarcón. Este será una de las primeras víctimas ejecutadas por el Ejército franquista cuando toma la localidad el día 28 de julio
Uno de los pocos puestos de la Guardia Civil que en la provincia de Granada no se une a los sublevados será el de Montefrío, permaneciendo los guardias acuartelados por orden del brigada Juan Alarcón. Este será una de las primeras víctimas ejecutadas por el Ejército franquista cuando toma la localidad el día 28 de julio. Según relata José Ávila, “dos soldados y un cabo de la Guardia Civil conducen al brigada por la calle Real y el Paseo. Unos metros más arriba del puente es ejecutado[3]”.
Años después, a su nieto, Miguel Rosales Alarcón, le será señalado el sitio donde fue enterrado su abuelo, cuyo cadáver estuvo varios días expuesto. Se da la circunstancia de que su padre, Miguel, huérfano de uno de los enfermeros de San Juan de Dios asesinado en Víznar, estaba casado con una hija de Juan Alarcón.
El relato de Magdalena. La familia de Francisco García García
José Peña lleva muchos años investigando todo lo acontecido con su familia, especialmente los asesinatos de su tío abuelo y su bisabuelo. En el año 2001 entrevistó a su tía abuela Magdalena García, que de forma tranquila y con gran exactitud, va narrando las vicisitudes de la familia durante y después de la Guerra Civil.
Magdalena era una niña de diez años cuando se produjo el golpe de Estado. Cuenta que a su hermano Francisco, que “había dado mítines” y era socialista, le detuvieron por dar un tope con “Dieguito el del tercio”[4].
La familia de Francisco García huiría el día 20 de septiembre, a la llegada del Ejército franquista, del Cortijo de Cantarranas, donde estaban arrendados. Salieron por una parte el padre Francisco, la madre Remedios y, como avanzadilla, sus hijos: Remedios, Francisca, Caridad, Pepe y Magdalena. Esta narra el momento: “cuando oímos los primeros tiros por allí por Parapanda (..) cogimos las cabras, las ovejas y los cochinos y salimos corriendo” en dirección a Alcalá.
“En la cañada tuvo mi padre que soltarle la carga al mulo y escaparse montando a pelo, si no, lo matan a él porque los tenía ya muy cerca. (..) Mi madre tuvo que dejar la máquina de coser y al mulo le dieron un tiro en una pierna y lo dejaron allí cargado”
Sus padres salieron juntos del cortijo para escaparse por la cañada. “En la cañada tuvo mi padre que soltarle la carga al mulo y escaparse montando a pelo, si no, lo matan a él porque los tenía ya muy cerca. (..) Mi madre tuvo que dejar la máquina de coser y al mulo le dieron un tiro en una pierna y lo dejaron allí cargado”. Francisco y Remedios llegaron por separado a Alcalá reuniéndose con sus hijos.
La hija mayor, Isabel, había llegado con la marea de refugiados a Alcalá con su novio, Mateo Moreno Valenzuela, que tenía 19 años, y que en la localidad se unirá a las milicias.
Pero el padre, Francisco García González, a pesar de sus cautelas y de estar casi escondido todo agosto y parte de septiembre, evitando las visitas al cortijo, no se atreve a irse, al estar su hijo preso en Granada. “Mi padre, el pobretico, decía “si yo me voy matan a mi hijo, pues si me entrego no lo matarán. Los mataron en cuanto les cogieron”. Francisco intentó hablar con una persona de derechas del pueblo para que intercediera por él, pero “no quisieron saber nada”. Años más tarde y por medio de un vecino del pueblo conocería el final de su padre; “le pegaron dos tiros en la cabeza y ya está”.
Sería asesinado en Tocón el día 29 de septiembre de 1936 junto con otros montefrieños.
Tras volver al cortijo, la familia tuvo de abandonarlo, al ser todos los niños pequeños y no poder trabajar las tierras, yendo a vivir a la Choza del Rayo, que está cerca del Cementerio de Montefrío. “Recogimos lo que pudimos y nos fuimos”, cuenta Magdalena.
La postguerra para ellos fue mucho peor que la guerra, careciendo de los recursos mínimos, como comida o ropa. “No teníamos ni para bragas”, explica Magdalena en tono muy serio. Su camino, tras perder también a su madre en el año 1943, como el de muchas familias granadinas, fue el de la emigración a Cataluña.
Si encontráramos a Francisco
Pepe Peña le cuenta a Francisco Carrión Jiménez qué piensa que ocurriría si encontraran a Francisco: “Sería un paso más. Faltaría luego el bisabuelo en Tocón. Y sería un punto, cerraría una etapa. Sí. Yo qué sé. Sería importante. En base a estos tres años que estoy viendo que estáis trabajando vosotros…si no lo sacáis vosotros no va a salir. Pero yo tengo esperanzas de que saldrá y de que ese capítulo al menos lo cerraremos”[5].
Los otros montefrieños asesinados en Víznar
Diego Cantero Carrillo había nacido en Alcalá la Real, era vecino de Montefrío y trabajador del campo, tenía 41 años. Estaba casado y era padre de dos hijos.
Manuel Cervera Arcos natural de Montefrío y vecino de la misma localidad, era trabajador del campo, tenía 21 años y estaba soltero.
José Bermúdez Lara era natural y vecino de Montefrío. Tenía 32 años, estaba casado y era padre de tres hijos. Era trabajador del campo.
La odisea de la familia Leonardo Mingo
Mariano de Leonardo Gil. El celo en el cumplimiento de la ley
Mariano de Leonardo Gil había nacido en el año 1883 en la localidad soriana de Langa de Duero, hijo de Mariano, un modesto “zagal de carruaje” y de María Gil de Vicente. Tenía tres hermanos: Paulino, Juan y Miguel.
Había formado parte desde 1908 de la Juventud Republicana de Soria[6]. Será nombrado vicepresidente de la Asamblea de Oficiales de Secretarías Judiciales en la reunión celebrada en Zaragoza en el año 1911[7].
Tras pasar por diferentes destinos, Mariano de Leonardo es destinado a Montefrío en 1934, donde se instala con su mujer Felipa y su hija Carmen.
Lo que ocurre tras el golpe es narrado por José Ávila en su libro “Montefrío durante la Segunda República”:
“Las juventudes socialistas se presentaron en el Juzgado de Instrucción y exigen al secretario, Mariano de Leonardo Gil, que les entreguen las armas allí depositadas, armas que habían sido requisadas a señalados derechistas por Guardias de Asalto dos meses antes. El secretario se resiste insistiendo en que él no puede realizar tal entrega, menos aún sin estar presente el juez, Enrique Amat[8], que se encontraba en Burgos. Tras un breve forcejeo, cede y los jóvenes se apoderan de las escopetas, pistolas y algunos rifles. También se apropiaron de las armas de los guardas jurados, a quienes les habían retirado hasta tanto no se proveyeran de una guía oficial, que estaban consignadas en el cuartel de la Guardia Civil[9]”.
A partir de estos hechos, cuando el pueblo es tomado por las tropas franquistas, Mariano de Leonardo será detenido. Probablemente, como en el caso de Juan Alarcón, a pesar de su oposición a entregar las armas y su celo en el cumplimiento de la ley, se le culpó de estos hechos, y en algún momento fue detenido y trasladado a Víznar. Su defunción será registrada en esta localidad en los años 80, tras la investigación que llevó a cabo la familia.
Sabemos que la familia se trasladará en plena guerra a Madrid a la casa de su hermano, guardia civil, Matías Mingo Cuevas, en la calle Santa Brígida
Sabemos que la familia se trasladará en plena guerra a Madrid a la casa de su hermano, guardia civil, Matías Mingo Cuevas, en la calle Santa Brígida. Pilar, una de las hijas se casará con José Perálvarez Pérez, auxiliar de segunda del Ayuntamiento de Montefrío. José Perálvarez, que como los hermanos Leonardo Mingo, ingresó en el cuerpo de Carabineros, pasará a Francia cuando ocurre el derrumbe del frente. Regresará de nuevo a España, a través de Irún, el 5 de febrero de 1939, por la zona ocupada por el Ejército franquista.
Una vez en España se enfrentará a tres años de cárcel. Será liberado, exonerado de distintos cargos en su contra, al ser el escribiente del Comité de Montefrío, y tras numerosos testimonios favorables sobre su comportamiento.
Los dos hijos de Mariano de Leonardo se enrolaron en el Cuerpo de Carabineros al iniciarse la guerra. Agustín de Leonardo Mingo tendrá un puesto destacado en el Ejército Republicano, siendo comisario de la 93 Brigada Mixta y pasando gran parte de la guerra en el frente de Andalucía.
Agustín de Leonardo Mingo
Agustín había estudiado en Madrid Contabilidad, entrando a trabajar en el Banco Español de Crédito, formando parte de la Federación Española de Trabajadores del Crédito y las Finanzas[10], afecta a la UGT. Dentro del Banco fue delegado sindical en el Negociado de Cartera.
Comenzaría su andadura política como vocal de las Juventudes de Izquierda Republicana[11] en Manzanares, afiliándose, posteriormente, al Partido Comunista.
Cuanto se produce el golpe de Estado forma el Batallón Bancario, que contribuye a la defensa de Madrid, siendo herido en el frente de la Sierra de Guadarrama donde se presentó voluntario
Cuanto se produce el golpe de Estado forma el Batallón Bancario, que contribuye a la defensa de Madrid, siendo herido en el frente de la Sierra de Guadarrama donde se presentó voluntario. Se incorpora, posteriormente, a la Quinta Brigada Mixta de Carabineros donde es nombrado comisario político[12], siendo nombrado comisario delegado de la 93 Brigada en diciembre de 1937. Curiosamente, esta Brigada combate en el frente de Granada como recoge el artículo de Juan Francisco Arenas de Soria 'El PCE en Granada durante el conflicto armado'. “Consta su participación en las operaciones del mes de enero de 1938 en la línea Pinos Puente-Albolote. Posteriormente es enviada al frente de Aragón participa en la Batalla del Ebro en la segunda mitad de 1938 y prácticamente destrozada abandona España por los Pirineos”.
Tras la guerra será juzgado, junto con otros empleados del banco, por poner a disposición del Gobierno de la República los fondos allí resguardados. En el sumario hay una referencia al asesinato de su padre, pero todos los datos son erróneos y deliberadamente acusatorios.
“Que con motivo del fusilamiento de su padre en Málaga que al parecer era un destacado elemento ferroviario de dicha localidad manifestó que habría de cometer toda clase de violencias con elementos derechistas para vengar su muerte[13]”
Lo cierto es que Agustín de Leonardo trató de averiguar cómo fue la muerte de su padre y su paradero.
Primer Exilio. Francia
Agustín de Leonardo pasará a Francia con los restos de su Brigada, probablemente en febrero de 1939, recorriendo varios campos de concentración.
El de Le Barcarés, en los Pirineos Orientales, es un campo que a la llegada de los refugiados solo cuenta con refugios excavados en la arena, procediéndose posteriormente a construir barracones. Preparado para 30.000 personas recibió casi 100.000 mil refugiados españoles.
Vernet d´Ariege es descrito en la página de ADAR, Asociación de Aviadores de la República, como “un campo disciplinario destinado a internar a los refugiados provenientes de otros campos y prisiones «calificados» por las autoridades francesas como republicanos españoles «extremistas» y combatientes de las Brigadas Internacionales”.
El de Colliure es el más “especial” de todos. Las instalaciones se encuentran dentro de un castillo situado a unos 25 kilómetros de la frontera con España. En él se recluye a un número muy inferior de españoles y miembros de las Brigadas Internacionales, unos 350 caracterizados por su relevancia. El diario comunista L´Humanité, califica en un artículo este campo como “fascista”.
Las impresiones de Agustín de Leonardo son devastadoras. Hablará de “las miserias, los malos tratos, la falta de respeto de los franceses”.
Segundo Exilio. México
El día 19 de junio de 1940 partió el trasatlántico “Cuba[14]” del Puerto de Burdeos efectuándose un transbordo al buque “Santo Domingo[15]”, en la Martinica, y llegando a Coatzacoalcos el 26 de julio, 41 días después. Cuenta María Mercedes Molina, en el delicioso y emocionante libro “En tierra bien distante. Refugiados Españoles en Chiapas”, publicado en 1993, las primeras impresiones que le narra Agustín de Leonardo:
“La llegada fue muy emocionante, creíamos que llegábamos a un México en plena revolución de verdad, con sus bandas y sus banderas en el puerto. Gritaban ¡arriba los españoles ¡No esperábamos ese recibimiento (..)”
Tras la llegada entra en el grupo destinado a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, donde llegaron el 28 de agosto. Allí el recibimiento fue para algunos de ellos “desconcertante” ya que nadie les indicó qué hacer o dónde ir.
“Una cosa depresiva hasta más no poder. (..)En la plaza de Tuxtla Gutiérrez fue una cosa horrorosa, hasta que encontramos un hotelito que se llamaba "El Hotel del Viajero" y otro hotelito chico y allí nos metimos hasta que al día siguiente buscamos una casa grande para todos”.
Sin embargo, ellos no se cruzaron de brazos, buscaron aquellos líderes o dirigentes sindicales que, por sus ideas políticas, pudieran ayudarles o al menos ubicarlos en la ciudad o en el ambiente chiapaneco. Pero no, nada concreto, únicamente palabras que, por la situación en que se encontraban, ni de estímulo les servían.
Agustín de Leonardo Mingo, continúa su narración acerca de su primera época de exilio en Tuxtla Gutiérrez y nos cuenta cómo, tras contactar con los dirigentes de los sindicatos, no hicieron nada por ellos.
“Pero nadie hizo nada por nosotros, quizá fuese ésta una de las razones que a mí me deprimió más, y dado mi carácter que tengo, me hacía sentirme rechazado. Si en aquel momento me hubiesen propuesto un avión para llegar a España otra vez, a sabiendas de que me jugaba la vida hubiera vuelto a España. Ha sido mi peor época de emigración. (..) Fue tan tremendo como sentir el vacío que tanto por autoridades como por sus fuerzas sindicales, como por el pueblo se había creado en torno a los republicanos refugiados. (..)Total, que estuve defendiéndome como pude. A pesar de que no tenía permiso para venir a México, yo agarré el tren y llegué a México.”
Sin embargo, el balance de la vida en el país fue muy positivo. Formó una familia con Margarita Ramírez, con quien tuvo dos hijas y un hijo y vivió con tranquilidad.
“Haciendo un balance positivo, de México he recibido todo. Me permitió formar una familia, tener hijos, nietos mexicanos; viví toda mi vida sin problemas, sin preocupaciones, sin nada absolutamente, ¿qué más puedo pedir?”
¿Quiénes eran? El grupo fusilado el día 14 de septiembre en Víznar
Un grupo de 13 hombres saldrá de la cárcel de Granada y será entregado al puesto de mando de Viznar a las 2.00 horas el día 14 de septiembre; son Felipe Ferrer Martin, José Ortega Alfambra, Felipe García Pardo, José López Heredia, Jacinto López Heredia, Antonio Álvarez Vayo, Manuel Cervera Arcos, Andrés Martin Rejón, José Bermúdez Lara, José Martin Rodríguez, Gabriel Mejías Molina, Francisco García García y Diego Cantero Carrillo.
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo no habría sido posible sin la colaboración de muchas personas que generosamente nos han prestado ayuda en un artículo que ha recorrido tantos kilómetros.
A Felipe Jiménez Comino a quien debemos muchas de las claves de la historia desarrollada en Montefrío.
A nuestros colaboradores de la Asociación Recuerdo y Dignidad de Soria que se tomaron el caso de Mariano de Leonardo como propio dedicando muchísimos esfuerzos. A Maribel Dorado Marín, desde Madrid, y a Trinidad Madoza Dueñas y Jesús del Olmo Ruiz, desde Soria.
A Carmen Cirila Sánchez Calvo de Alcalá por su colaboración con el caso de Diego Cantero Carrillo.
A Andrés Fábregas Puig que desde México nos guio con los testimonios de los refugiados españoles.
A José Lázaro Rodrigo Mateos, compañero del Colectivo Memoria y Libertad Madrid, nuestro conseguidor en los archivos militares madrileños.
Al alma de toda esta historia, nuestro compañero Pepe Peña que no solo ha dedicado tiempo y esfuerzo a investigar sobre su familia y los montefrieños asesinados en Viznar sino a todas las víctimas del Barranco con igual pasión y dedicación.
[1] Creemos que se refiere a Manuel Barranco García (el Barranco) dirigente del Partido Socialista de la localidad. Era parte del sindicato agrícola La Fresneda.
[2] Ávila García. J., Montefrío durante la Segunda República. Apuntes para la Historia Política de Montefrío. Madrid 1992. Página 123
[3] Ávila García. J., Montefrío durante la Segunda República. Apuntes para la Historia Política de Montefrío. Madrid 1992.Página 144. Esta información se la facilita a José Ávila Jesús Caballero Torres que formaba parte del destacamento que entra ese día en Montefrío conducido por el capitán Antonio Fernández Sánchez.
[4] Grabación del testimonio de Magdalena García García realizado en el año 2001 por su sobrino nieto José Peña Moreno.
[5] Trabajo de Francisco de Asís Carrión Jiménez, sociólogo en el proyecto “Barranco de Víznar lugar de memoria”, financiado por el Ministerio de la Presidencia, relaciones con las Cortes y Memoria democrática. Año 2024.
[6] Tierra soriana, 2 de enero de 1908.
[7] La Correspondencia de España, 21 de noviembre de 1911.
[8] Juan Hidalgo Cámara hace un recorrido en su libro “Represión y muerte en Granada 1936-1950” sobre el trabajo del juez Enrique Amat Casado en la guerra como teniente honorífico del cuerpo jurídico militar siendo nombrado Juez Militar de Montefrío y posteriormente de Granada. Fue, además, uno de los primeros presidentes del Tribunal de Orden Público.
[9] Ávila García. J., Montefrío durante la Segunda República. Apuntes para la Historia Política de Montefrío. Madrid 1992.Página 123
[10] Castillo, S. y Alonso Benito, LE (1994). Proletarios de cuello blanco: La Federación Española de Trabajadores del Crédito y las Finanzas (1930-1936) Editorial UGT.
[11] El Liberal, 18 de mayo de 1934
[12] Diario Oficial del Ministerio de Defensa 25 de mayo de 1937
[13] Tribunal Militar Número 1 de Madrid. Sumarísimos. Sumarios 51.021 y 22.263 de 1939
[14] Según la información del Portal de Archivos Españoles, PARES, el vapor Cuba fue el que acogió la última expedición organizada por el SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles) en Francia. Dicho embarque fue preparado en 1940, cuando el desplome francés ante el avance nazi era evidente. Por ello en la lista de pasajeros de este embarque había personas de gran significación política, principalmente comunistas y anarquistas
https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/123667
[15] Según la información del Portal de Archivos Españoles, PARES, se le conoce como Vapor Saint Domingue o Santo Domingo. El barco partió de Fort de France, en la isla Martinica y llegó al puerto de Coatzacoalcos, Veracruz, donde arribó el 26 de julio de 1940. El barco tomó recogió los refugiados del vapor Cuba, que habían salido de Burdeos (Francia) en junio de 1940 y había llegado a la República Dominicana, dónde no le permitieron la entrada a puerto y tuvo que poner rumbo a Martinica.Formó parte de una serie de buques que desembarcaron varias veces, con diferente número de exiliados españoles, en diversos puertos de México entre 1939 y 1942.
https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/123380
Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.