En Navidad, consume productos de Granada.
Las talas de árboles sin previo aviso se suceden, en una ciudad como Granada que encabeza listas por contaminación

Granada, la ciudad de las arboledas perdidas

Ciudadanía - M.A. - Domingo, 21 de Febrero de 2021
Lanzamos un SOS para los árboles de Granada, con el convencimiento de que la ciudad no se puede permitir perder ni un ejemplar más.
En la Rosaleda se han talado 65 ejemplares.
IndeGranada
En la Rosaleda se han talado 65 ejemplares.
ÁRBOLES (Libro de Poemas, 1921) 

¡Árboles!

¿Habéis sido flechas

caídas del azul?

¿Qué terribles guerreros os lanzaron?

¿Han sido las estrellas?



Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,

de los ojos de Dios,

de la pasión perfecta.

¡Árboles!

¿Conocerán vuestras raíces toscas

mi corazón en tierra?

1919

La plantación de árboles en cualquier ciudad muy probablemente sea objeto de fotos oficiales, en actos parecidos a la colocación de las primeras piedras de las obras. De las talas, sin embargo, queda constancia con fotodenuncias de ciudadanía indignada que, en la mayoría de los casos, se topa sin previo aviso ni explicación alguna con los trabajos para cortar los ejemplares. Estén enfermos o sanos; sean jóvenes o centenarios. 

Granada da buena fe de ello. De lo primero y, especialmente de lo segundo. Porque muchas de las reformas urbanas de los últimos años han ido acompañadas de cuestionadas talas. Ocurrió en 2006, en la Avenida de la Constitución, donde se cortaron olmos sanos. Más recientemente, en la antigua Carretera de Málaga en 2018, un tramo se quedó sin árboles. El año pasado, la primera fase de la remodelación del eje Palencia-Arabial se llevó por delante los ejemplares de la calle zaidinera. Queda la segunda fase del eje por acometer. Hace pocos días, cayeron 65 árboles en la Rosaleda. Y antes sucumbió el centenario ejemplar que daba nombre a la Cuesta del Pino. En los últimos tres años, como ha denunciado una docena de colectivos sociales, han sido más de 500

¿Cómo puede ocurrir esto en una ciudad como Granada que encabeza, con Madrid y Barcelona, los listados de ciudades más contaminadas y soporta cada vez temperaturas más extremas?

Por la falta de planificación y de normativa específica de protección. Y por no tener conciencia de su valor y beneficios, y no únicamente en términos de salud. Son las ideas que traslada, en una conversación con El Independiente de Granada, Manuel Villar Argaiz, profesor de Ecología en la Universidad de Granada. 

Los árboles son "todo ventajas", resume, después de enumerar que embellecen, bloquean ruidos, luchan contra el cambio climático, contribuyen al bienestar del ser humano y reportan beneficios económicos. Sí, económicos.

Son filtros de calor, bloqueadores de ruido y generan ahorro en energía. "Eso no tiene precio"

Mantener una ciudad con árboles reporta un beneficio entre un 30 y un 50 por ciento superior a lo que se destina a plantar y conservar esa arboleda. "Son capaces de atenuar el cambio climático y aislar del calor, al captar la radiación del sol, eso hace que no se caliente el asfalto. Los árboles -prosigue en su explicación- filtran esa radiación ultravioleta que genera temperaturas más altas y que debemos combatir con aire acondicionado. En resumen, entre un 30 y un 50 por ciento de energía para refrigeración se puede salvar, y eso es un coste real". 

Es sólo un ejemplo, porque los árboles también son "filtros para la contaminación". Los estomas de sus hojas, explica el profesor, absorben CO2 -hasta 150 kilogramos al año- y también el temido dióxido de nitrógeno, del que cada vez sabemos más en una ciudad en la que tráfico y contaminación van de la mano. Y, si aún no nos han convencido todos esos beneficios, también son bloqueadores de ruido.

"Eso no tiene precio", agrega Villar Argaiz para insistir en la necesidad de que los equipos que se encargan de la planificación urbanística integren también a profesionales que velen por este patrimonio natural. "Protegemos edificios porque son singulares, pero no los árboles". Por ello aboga por introducir esa figura de protección.

Inicio de la tala en la calle Palencia en mayo del pasado año. Foto: P.V.M.

Calcula Villar Argaiz que en Granada, con unos 46.000 árboles, serían necesarios 30.000 más para cumplir con la recomendación de la OMS de al menos uno por cada tres habitantes. Y aquí no sólo no se está haciendo, sino que se destruyen "a ritmo acelerado". 

Pero, advierte, "no se trata de plantar por plantar". De ahí que defienda la importancia de la planificación. No sólo porque no todos los emplazamientos urbanos admiten las mismas soluciones, sino para evitar que finalmente las arboledas existentes queden ocultas tras bloques de hormigón. Y advierte al respecto que ni siquiera las actuaciones más recientes tienen en cuenta estos aspectos. Como ejemplo cita la reforma de los Paseíllos Universitarios donde, aunque se han "arreglado" carencias, "sigue dominado por una gran pista asfáltica". Refiere también cómo los comerciantes del centro, especialmente en calles como Alhóndiga, están reclamando soluciones como toldos de vegetación, porque transitar en verano por ellas, explica de manera muy gráfica, hace que "se derritan los zapatos".

Plaza del Escultor López Burgos, donde el vecindario ha cuestionado la retirada de árboles para su remodelación. Foto: IndeGranada

En la idea de la planificación incide también la periodista Esther Ontiveros Olmedo, una de las impulsoras del Manifiesto Por una Granada Habitable. Y en la transparencia. El manifiesto, inspirado en el de otras ciudades, apuesta por renaturalizar espacios urbanos, no sólo con árboles, sino con un urbanismo "amigable" que invite a la ciudadanía a "disfrutar de la ciudad". Tras recordar que Granada en una de las ciudades en la que en los últimos 30 años más han subido las temperaturas por el cambio climático, agrega que no se puede plantear una movilidad a pie o en bicicleta cuando en primavera o verano cae un sol de justicia. De ahí la incuestionable necesidad de sombra, la que regalan los árboles. "Eso es una realidad que tiene que entender el Ayuntamiento".

"Los árboles son patrimonio de la ciudad y, al igual que no se tira un edificio, no se pueden talar porque no se incluya en la intervención en marcha o se resuelva con una solución más barata"

Y esta primera idea que traslada se encadena con la necesidad de planificación. Porque no vale cualquier especie. Se debe apostar por especie autóctona cuyo mantenimiento y conservación sea sencilla y no costosa; "acordes" a las zonas en las que vivimos y que le permita crecer sin enfermar. De lo contrario acabará ocurriendo lo de Madrid tras el paso de la borrasca Filomena, que se vienen abajo, porque no se ha diseñado para una ciudad con densidad de asfalto y pensada para coches. Y en esa planificación sostenible que reivindica este movimiento ciudadano entran en juego otros aspectos, como los materiales que se emplean en la pavimentación.

"Vivimos en Granada, son necesarias sombras, y lo que rechazamos son medidas puntuales como un corredor verde, es necesario un diseño integral de la ciudad, que se contemplen todos esos factores para hacer una Granada más habitable".

Y para ello, hace hincapié en la necesidad de transparencia. "No se puede proceder a una tala de un árbol centenario sin dar explicaciones". Porque como agrega Esther Ontiveros, "los árboles son patrimonio de la ciudad, desempeñan su función y, al igual que no se tira un edificio, no se pueden talar porque no se incluya lo que había en la intervención o se ha resuelto con una solución más barata". Se debe explicar lo que se hace y por qué. Los gobiernos locales, este gobierno local, debe tener "sensibilidad y capacidad para proponer alternativas". 

Esther Ontiveros en la Jornada sobre Transición Energética de las Ciudades. indegranada

El gobierno local, ajeno a las críticas, promociona su 'Anillo Verde'

Mientras la ciudadanía critica las talas recurrentes y reclama soluciones, el Ayuntamiento de Granada ha lanzado el proyecto que denomina 'Anillo Verde', que promociona con el mensaje de que transformará la imagen de la ciudad con "un nuevo skyline verde".

La capital defiende que su proyecto de 'Anillo Verde' dotará a la ciudad, de aquí a 2030, de 200.000 árboles

Para llevarlo a cabo, el gobierno local ha recurrido a una fundación, Plant for the planet. El proyecto se dividirá en varias etapas y, según los datos municipales, planea plantar más de 200.000 árboles (olmos, almeces y especies autóctonas para la parte urbana; mientras que para las reforestaciones se seleccionarán especies más adecuadas a los terrenos, en su mayoría encinas, robles y enebros) para finales de 2030, "siendo capaz de 'capturar' más de 200.000 toneladas de CO2 en el periodo medio de vida de un árbol, que son 40 años. Así, el total de dióxido de carbono 'capturado' cada año ascendería a 1.509 toneladas, una cifra considerable cuyo equivalente sería una absorción o captura de los contaminantes emitidos por 1.010 automóviles", según defiende el Ayuntamiento.

El establecimiento de este 'Anillo Verde' "busca, por tanto, dotar a Granada de un gran pulmón verde, con nuevas áreas para el disfrute y el ocio de los ciudadanos, contribuyendo al bienestar de las generaciones actuales y futuras y en una permanente lucha contra el cambio climático".

Así presenta el gobierno local su iniciativa, ajeno a las críticas. De hecho, tras la última pérdida de ejemplares en la Rosaleda, uno de los portavoces del gobierno local, César Díaz, lo admitió, puso número a la tala, 65 ejemplares, y mantuvo que tras esa actuación urbanística se plantarán más y mejores. Tampoco hubo reacción en su momento a la movilización de la calle Palencia. Como si la ciudadanía no se movilizara.

Un 'Anillo Verde' que, aunque no con estas características, sino con los ríos de Granada como protagonistas, ya propuso en campaña electoral uno de los grupos municipales, el de Podemos-IU, que reivindica la idea original de ese corredor. 

El alcalde en el arranque del proyecto, en una zona próxima a la rotonda de Europa. Foto: Ayto.Granada

La Vega para el abrazo verde con Granada

La ciudadanía demanda soluciones, aporta ideas y pide participar. Ejemplo de ello es el Manifiesto por una Granada Habitable. Una lucha ciudadana que viene muy de atrás y que encumbra a la Vega como protagonista. Activista de la plataforma Salvemos la Vega es Manuela Martínez, que recuerda a El Independiente de Granada la propuesta de creación de una Mesa del Árbol en la que este colectivo, junto a otras asociaciones, planteó al gobierno local. Y, aunque inicialmente parecía que la buena acogida había sido unánime, finalmente PP y Ciudadanos, los partidos en el gobierno, no la apoyaron y no salió adelante.

Como Manuel Villar y Esther Ontiveros, de nuevo pone el énfasis en la planificación. Y en la importancia de hacer partícipe a la ciudadanía de los planes. Las talas son un hecho recurrente "y nos enteramos al talar", explica para insistir en la importancia de dar explicaciones sobre lo que se hace. Para entenderlo, para participar.  Y no olvidar el valor que tienen los árboles. No se pueden tratar como si fueran mobiliario urbano, quitándolos de un sitio para otro. Requieren planificación, "y eso es lo que planteábamos" al reclamar la Mesa del Árbol.  

"Cada vez que quitamos un árbol se lo arrancamos a nuestro pulmón", advierte. 

En su reflexión, Manuela Martínez sitúa a la Vega como conexión imprescindible para dar continuidad a cualquier proyecto para mejorar la calidad del aire de Granada y para hacer una Granada más sostenible. "Que se planifique de verdad" y que Granada lidere "con humildad" y "horizontalidad" ese proyecto en el Área Metropolitana. 

Imagen de la Vega de Granada. Foto: IndeGranada

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