Movilización por la renaturalización del Genil
Una decena de colectivos que trabajan en defensa del medio ambiente y de la ciudad, entre ellos Ecologistas en Acción y el Ateneo de Granada, han suscrito la 'Declaración por la renaturalización del Genil', en la que reclaman un "auténtico proceso de restauración que devuelva al río sus elementos naturales".
En la declaración, las asociaciones, que en algunos casos, como Ecologistas, llevan más de una década reclamando este cambio, expresan su decepción con el proyecto municipal elaborado por la empresa de aguas Emasagra y que se financiará con Fondos Next Generation. A su juicio, ese proyecto "se pretende hacer pasar por un intento de renaturalización", pero "añade más cemento" e incluye medidas "sorprendentes", como "sustituir" la vegetación de ribera por "maceteros regados por goteo".
Apuestan por una intervención "menos costosa" similar a la del río Manzanares en Madrid
Consideran que la intervención "necesaria" sería "mucho menos costosa" que la que se ha planteado, presupuestada en 4 millones de euros.
Como recuerda la 'Declaración por la renaturalización del Genil', el canal de hormigón armado se construyó, hace casi 30 años con motivo del Mundial de Esquí. Lejos de que el embarcadero fuera navegable, la intervención terminó por convertir el río en "una delgada lámina de agua" por encima de ese hormigón, "desprovisto de vegetación y fauna" y con los problemas que se acumulan por el estancamiento del agua.
Los colectivos que firman la declaración apuestan por un proceso espontáneo que se basa en "dejar que el río se regenere de forma natural tras quitar el suelo de hormigón", como ha ocurrido en el río Manzanares de Madrid.
"Hace casi 30 años, con motivo del mundial de esquí de 1995, el Ayuntamiento de Granada y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir decidían convertir el río Genil en un canal de hormigón armado a su paso por el tramo urbano de Granada, así como establecer compuertas que pudieran embalsar el agua. El objetivo era elevar la altura de la misma para que fuera navegable, de forma que el llamado embarcadero cumpliera esa función y las barcas circularan alrededor.
A lo que conllevó esa intervención en el río, sin embargo, fue a convertirlo en una delgada lámina de agua por encima de un canal de hormigón, desprovisto de vegetación y fauna, donde debido a las compuertas se acumulan los malos olores, la basura y los mosquitos en buena parte del año como resultado del estancamiento del agua y la ausencia de hábitat para los depredadores naturales de estos (aves, y macroinvertebrados acuáticos).
En estos años han sido muchas las voces y las iniciativas que han defendido la renaturalización del río, lo que implicaría la retirada del suelo de hormigón y la apertura de las compuertas, de forma que la tierra y la vegetación lo vuelvan a llenar de vida. De hecho, la propuesta elaborada por Ecologistas de Acción en este sentido ha sido aprobada hasta tres veces en plenos municipales (en 2002, 2006 y 2017), sin que ello haya conllevado la puesta en práctica de ninguna medida.
"El proyecto presentado por el Ayuntamiento y Emasagra ha supuesto una absoluta decepción para las personas que esperábamos ver un río vivo"
La convocatoria este año de los fondos europeos Next Generation abrieron la esperanza de que por fin pudiera llevarse a cabo la ansiada obra de renaturalización, al haber una dotación económica específica para ese fin. Sin embargo, el proyecto presentado por el Ayuntamiento de Granada, elaborado junto a la Empresa municipal Emasagra, ha supuesto una absoluta decepción entre todas las personas que esperábamos ver un río vivo en la ciudad. Lejos de conducir a una renaturalización, plantea una obra que añade más cemento para la creación de caminos laterales y escolleras, y que incluso sustituye la vegetación natural de ribera por maceteros regados por goteo, entre otras sorprendentes medidas. Todo ello con un abultado presupuesto de casi 4 millones de euros.
Las asociaciones firmantes queremos expresar nuestro rechazo al proyecto que el Ayuntamiento de Granada pretende hacer pasar por un intento de renaturalización, así como nuestro compromiso por un auténtico proceso de restauración que devuelva al río sus elementos naturales, sirva como corredor y conector de biodiversidad, contribuya al aumento del espacio arbolado con todos los beneficios que ello implica (reducción de la temperatura, captura de carbono, limpieza del aire) y genere, en definitiva, un verdadero arco verde en un amplio tramo de la ciudad. Esta intervención, además de sus evidentes beneficios sociales y medioambientales, supondría un ahorro económico para la ciudad al reducir el coste anual de limpieza y mantenimiento, que en buena parte se destina actualmente (más de 200.000 euros al año) a retirar los sedimentos propios de la dinámica fluvial.
"Un auténtico río vivo, en definitiva, que se a la vez un aliado contra el cambio climático y exponente de belleza natural"
La intervención necesaria para ello es mucho menos costosa que la planteada por el Ayuntamiento y EMASAGRA, y se basa en buena medida en dejar que el río se regenere de forma natural tras quitar el suelo de hormigón con el aporte de estos sedimentos que actualmente se retiran, como ya ha ocurrido por ejemplo en el río Manzanares de Madrid. Precisamente por esta y otras experiencias de renaturalización llevadas a cabo con éxito sabemos que con relativamente poca inversión es posible obtener muy buenos resultados. El proceso de renaturalización espontánea, unido a determinadas intervenciones limitadas como la plantación de especies de ribera autóctonas, la colocación de piedras que incrementen la sinuosidad y oxigenación del agua, y el control de especies vegetales invasoras, llevarían a que en poco tiempo podamos contar en el tramo urbano del Genil con una gran zona verde. Un espacio de la misma superficie que el Parque García Lorca con una enorme biodiversidad de más de 140 especies de vertebrados: aves acuáticas y de sotos, que anidarían en los árboles y vegetación de ribera, el posible regreso de la trucha común (presente en el tramo urbano del río Darro y en la parte del Genil anterior al hormigón), o de la cría del mirlo acuático; de anfibios endémicos, como el amenazado sapo partero bético, e incluso de la nutria paleártica, que se queda, literalmente, a las puertas de la ciudad por la barrera (la última compuerta, levantada) que contiene su expansión hacia Sierra Nevada. Un auténtico río vivo, en definitiva, que sea a la vez un aliado contra el cambio climático y exponente de belleza natural".