Palacio de Cetti Meriem: aquí empezó la descomposición del Reino nazarí

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Al famoso Palacio de los Infantes, del XIV, le fue añadida una portada renacentista; fue demolido en 1901 para acoger edificios de los Rodríguez-Acosta; en los años setenta volvió a caer para sede del Banco de Granada; actualmente es oficina de Caixabank
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El banquero Manuel Rodríguez-Acosta despreció la petición de la Comisión de Monumentos de que recuperase para la historia los elementos más valiosos de la construcción musulmana
La neblina que nos impide ver con claridad la historia medieval apunta que el siglo XIV fue el de la consolidación del Reino de Granada, la única taifa de tercera generación que consiguió sobrevivir dos siglos al empuje cristiano. Las tropas castellanas presionaban las fronteras en busca de botín y parias; las musulmanas respondían con razias en busca de riquezas y esclavos.
Entre los prisioneros que capturaron para su venta en el mercado de esclavos venía un niño de sólo ocho años. Se llamaba Pedro Venegas y Tolosán, era el tercero de sus vástagos del señor de Luque
El castillo de Luque (actual Córdoba) y sus alrededores los defendía la familia formada por Egas Venegas y Beatriz de Tolosán. Tenían el título de Primeros Señores de Luque. Se apunta que su casamiento tuvo lugar en el año 1358. Pocos años después, sus tierras fueron objeto de rapiña por parte de una acometida de jinetes granadinos. Entre los prisioneros que capturaron para su venta en el mercado de esclavos venía un niño de sólo ocho años. Se llamaba Pedro Venegas y Tolosán, era el tercero de sus vástagos del señor de Luque.
El muchacho debía ser espabilado porque pronto se introdujo en la administración palaciega nazarita, hasta alcanzar el grado de visir. También capitaneó el ejército granadino en campañas contra tierras murcianas. Acabó casándose con la hija de su benefactor, llamada Maryem ibn al-Mawl, aunque conocida popularmente como Cetti Meriem
Aquel muchacho cristiano, esclavizado, fue comprado por el granadino Muhamnad ibn al-Mawl. Este era un magnate descendiente del unificador de Al-Ándalus Aben Hud (1228-38), y yerno un rey de la familia Nsar. Le puso por nombre Ridwan Bannigas ibn al-Mawl. Le dio formación como a un hijo, lo manumitió. El muchacho debía ser espabilado porque pronto se introdujo en la administración palaciega nazarita, hasta alcanzar el grado de visir. También capitaneó el ejército granadino en campañas contra tierras murcianas. Acabó casándose con la hija de su benefactor, llamada Maryem ibn al-Mawl, aunque conocida popularmente como Cetti Meriem. La pareja vivió en el palacio levantado por su padre a finales del siglo XIV, el que estaba ubicado en uno de los mejores sitios de la Medina, justo al lado de la calle principal de la ciudad, la de Elvira. Y muy próxima a la zona comercial del Zacatín.
Prácticamente desde el desastre de la batalla de Elvira (1319) ─en que murieron los Infantes de Castilla Pedro y Juan y las tierras castellanas entraron en una profunda crisis social, política y militar─ las tropas castellanas no se habían atrevido a amenazar la capital del Reino. Granada prosperó y vivió relativamente tranquila durante el mandato de los primeros 15 emires.
Hubo destituciones de emires y reposiciones en el trono. Hasta la profunda crisis desatada en 1431 en que se vio envuelta la familia que habitaba el palacio de Cetti Meriem. Con Pedro Venegas y su cuñado Yusuf IV a la cabeza
Hasta que llegó el reinado de Mohammad VIII (1417-19, 1427-29), un niño que era manejado por las familias poderosas. Con él empezaron las conspiraciones de los clanes, sobre todo protagonizadas por los abencerrajes. Hubo destituciones de emires y reposiciones en el trono. Hasta la profunda crisis desatada en 1431 en que se vio envuelta la familia que habitaba el palacio de Cetti Meriem. Con Pedro Venegas y su cuñado Yusuf IV a la cabeza.
Conspiraciones en Casa de Cetti Meriem
La casa de Cetti Meriem o Palacio de los Infantes fue uno de los edificios más valiosos que se llevó por delante la apertura de la Gran Vía. Tanto por su importancia histórica como por los restos constructivos y artísticos que atesoraba todavía, a pesar de que llevaba casi dos siglos de decadencia y reconvertido en carpintería y casas de vecinos. También fue de los mejor documentados, dibujados y fotografiados para la historia. Incluso se intentó salvaguardar parte de él; pero lo más que se consiguió fue acopiar algunos elementos sueltos.
La fama de esta casa a principios del siglo XV se debe a que en ella se centralizaron las conspiraciones llevadas a cabo por los legitimistas para derrocar a Mohammad IX, el Zurdo, en sus dos primeros mandatos (1419-27 y 1429-31)
Aquí residía la familia creada por Muhamnad ibn al-Mawl. Fue yerno del emir Muhammad VI el Bermejo (1332-62), el que ejecutó Pedro el Cruel en Sevilla. Su hija Cetti Meriem, por tanto, nieta del sultán asesinado en Sevilla. La fama de esta casa a principios del siglo XV se debe a que en ella se centralizaron las conspiraciones llevadas a cabo por los legitimistas para derrocar a Mohammad IX, el Zurdo, en sus dos primeros mandatos (1419-27 y 1429-31).
Fue cabecilla de aquellos levantamientos Ridwan Bannigas el Tornadizo, que había sido visir durante en el mandato anterior de Muhammad VIII. El futuro Yusuf IV (Yūsuf Ibn al-Mawl) era hermano de Cetti Meriem, por tanto, cuñado de Pedro Venegas (Ridwan).
El monarca castellano Juan II se la prestó con tal de debilitar al Reino de Granada y acrecentar la discordia entre los bandos enfrentados
A la muerte del emir Muhammad VIII, al que sirvió como visir, había sido desplazado por el nuevo gobernante, El Zurdo. Por eso Pedro Venegas encabezó el partido legitimista de su cuñado Yusuf IV para expulsar al Zurdo del gobierno. Ridwan actuó de embajador ante la corte castellana a pedir ayuda para Yusuf, su patrocinado. El monarca castellano Juan II se la prestó con tal de debilitar al Reino de Granada y acrecentar la discordia entre los bandos enfrentados. Desde su cuartel en Córdoba, se dirigió con su ejército a la Vega de Granada; fue cuando tuvo lugar la famosa batalla de La Higueruela (4 de julio de 1431), con muchas bajas y poco provecho para los castellanos.
Al final se consiguió deponer al Zurdo y aupar a Yusuf IV (enero de 1432); Ridwan recuperó su puesto de visir con el nuevo emir y cuñado. El nuevo sultán se declaró vasallo de Castilla para poder gobernar Granada.
Yusuf IV fue capturado y ejecutado. El Zurdo regresó al poder para un tercer mandato (abril de 1432-45)
Empero, fueron demasiadas las concesiones que los nuevos gobernantes nazaríes se vieron obligados a pagar a Juan II. El descontento social sirvió al depuesto Muhammad IX para reclutar descontentos y regresar de su exilio africano para hacer la guerra de nuevo. Yusuf IV llevaba gobernando muy pocos meses de 1432 cuando se produjo el enfrentamiento entre los dos ejércitos granadinos en las inmediaciones de la capital; Yusuf IV fue capturado y ejecutado. El Zurdo regresó al poder para un tercer mandato (abril de 1432-45).
Las crónicas dicen que se volvió cristiano, se arrepintió de sus errores y murió en el exilio en tierras de Castilla. Desapareció de la historia. No así su familia, que siguió habitando esta casa
Muerto el cuñado de Ridwan Benegas, éste huyó a tierras castellanas vía Jaén. Mientras que dejó a su familia (Meriem y sus tres hijos) abandonada en Granada. Las crónicas dicen que se volvió cristiano, se arrepintió de sus errores y murió en el exilio en tierras de Castilla. Desapareció de la historia. No así su familia, que siguió habitando esta casa. Un sobrino de Pedro Benegas, el huido, se llamó Cidi Hiaya Alnayar (Alonso Granada Venegas, ya cristianizado). En 1454, tras la muerte de el Zurdo y la entronización de Abú Nasr Saad (1454-62), los herederos de Pedro Venegas y Yusuf IV fueron rehabilitados. Cidi Hiaya se casó con su prima hermana (hija de Cetti Meriem y Pedro Venegas), que también llevó por nombre Cetti Merien Venegas o María Venegas. Obtuvieron el título de Infantes de Almería por haberse desplazado a vivir allí y gobernar esa provincia, de ahí que también a este palacio se le conociera en la siguiente generación como Casa de los Infantes (de Almería).
De las primeras familias cristianizadas
La familia de los Granada Venegas jugaría un papel muy importante en las continuas conspiraciones y guerras internas que fueron desangrando el Reino de Granada durante la segunda mitad del siglo XV. Otro copropietario de este palacio, Cidi Hiaya Alnayar, se dirigió en 1485 a Alcalá de Henares a pactar en secreto con los Reyes Católicos la entrega de Almería y Vera. A cambio, se convertiría al cristianismo, aumentaría sus riquezas y emparentaba con la nobleza castellana. Fue visto como un traidor a la causa musulmana granadina de la parte oriental, controlada por El Zagal.
El resultado de su traición fue que, a partir de 1488, la mayoría de pueblos de la zona se fueron entregando; solamente resistió Baza tras duro asedio
El resultado de su traición fue que, a partir de 1488, la mayoría de pueblos de la zona se fueron entregando; solamente resistió Baza tras duro asedio. Pero en diciembre de 1489 se rendían Almería y Guadix. Toda la parte del Naciente pasaba a estar bajo dominio de Fernando de Aragón. En cuanto a Cidi Hiaya Alnayar, pronto adoptó los apellidos de su tío antepasado el Tornadizo, Granada Venegas; se convirtió al catolicismo con los Reyes como padrinos de bautismo. Fue nombrado alguacil mayor de Granada en 1492. También acogieron el bautismo su mujer, llamada asimismo Cetti Meriem (como su abuela), con el nombre de María Benegas; su hijo Omar ben Nazar pasó a llamarse Alonso de Granada y lo casaron con María de Mendoza, dama de la reina Isabel I.
Recibieron la alcaldía del Generalife, construyeron la Casa de los Tiros y entraron en repartimiento del Reino como unos cristianos más
Esta familia de los Granada Venegas continuó habitando la casa solariega de la calle de la Cárcel una vez tomada Granada en 1492. Recibieron la alcaldía del Generalife, construyeron la Casa de los Tiros y entraron en repartimiento del Reino como unos cristianos más. También del primer tercio del siglo XVI debió ser una importante reforma que sufrió el edificio con la incorporación de una enorme portada en sillares al estilo castellano, muy similar a la Puerta Real o la de la Cárcel (hoy reinstalada en la plaza del Padre Suárez).
A finales del siglo XVIII, con la presión demográfica de la ciudad, el edificio fue convertido en patio de vecinos; sus bajos dedicados a una carpintería y varias tiendas en las fachadas que daban frente al Convento del Ángel Custodio y Colegio Eclesiástico
Hasta que, ya en el siglo XVII, los Granada Venegas entroncaron con familias genovesas (los Spínola y Palaviccini) y fijaron su residencia en Italia. Fue el tiempo en que el Palacio de los Infantes empezó su decadencia. Ya para esos siglos había pasado a propiedad de ramas nobiliarias laterales (condes de Luque) que descendían de los Granada Venegas del XV. A finales del siglo XVIII, con la presión demográfica de la ciudad, el edificio fue convertido en patio de vecinos; sus bajos dedicados a una carpintería y varias tiendas en las fachadas que daban frente al Convento del Ángel Custodio y Colegio Eclesiástico.
EVOLUCIÓN GRÁFICA DE LA ZONA
Palacio nazarí agrandado en el XVI
Se trató de un edificio enorme. Tenía un patio principal doblemente porticado, al estilo nazarita del XIV, más varios patios pequeños; huertas y jardines en el interior de la manzana que ocupaban en más de su mitad. Con dos adarves que se abrían en las fachadas secundarias por donde acceder a dependencias traseras (llamados callejuelas del Colegio Eclesiástico y del Rosario).
Han quedado varias fotografías de su interior ya a medio destrozar que dan pistas de la grandeza de que debió gozar en sus mejores momentos
Cuando se propuso su demolición para hacer la Gran Vía (a partir de 1895) la Comisión de Monumentos y la revista La Alhambra levantaron acta de los elementos más importantes que contenían. Han quedado varias fotografías de su interior ya a medio destrozar que dan pistas de la grandeza de que debió gozar en sus mejores momentos. Paula Valladar hizo un dibujo de la fachada; Gómez-Moreno, dos de su esquina a la nueva calle; levantaron planos. También nos ha quedado una fotografía de 1901, cuando ya estaba derrumbada su parte más cercana a la Catedral para hacer la Gran Vía.
Quienes describieron el edificio antes de su completa demolición ya destacaban que estaba muy irreconocible en su filiación árabe, con infinidad de dependencias modificadas, parceladas, artesonados tapados con cielos rasos, habían construido un horno, habilitado una carpintería, etc. Aun así, todavía fueron capaces de averiguar que el núcleo del Palacio de Cetti Meriem y Ridwan Bannigas se organizaba en torno a un patio rectangular (8 por 9 metros), con pabellones porticados en los lados menores. Muy similares a los que se conservan todavía en Daralhorra y Convento de Zafra. Se supone que debía tener una alberca en el centro.
Cuando fue desalojado para su demolición se hallaban viviendo en sus dependencias más de setenta personas de extracción humilde, además del almacén de maderas y carpintería. La puerta la remataba un escudo nobiliario de los Granada Benegas
A partir de las fotografías y dibujos podemos imaginar la grandeza que tuvo. Se ven arcos de yeserías, gorroneras para puertas, algunas tacas y azulejos, etc. La fachada la conocemos a la perfección a partir de los dibujos y de la única fotografía que se conserva. Se aprecia la gran puerta, la enorme altura de la planta baja, grandes balconadas y una planta superior formada por ventanas de arcos de medio punto, aunque cegados para utilizarlos como habitaciones de vecinos. Cuando fue desalojado para su demolición se hallaban viviendo en sus dependencias más de setenta personas de extracción humilde, además del almacén de maderas y carpintería. La puerta la remataba un escudo nobiliario de los Granada Benegas.
De los pocos restos conservados hay un arco completo en el Museo de la Alhambra, varias piezas en el Museo Arqueológico, la puerta de una alacena también en la Alhambra y trozos de taujeles repartidos en casas particulares y coleccionistas. También pequeñas porciones de tacas y yesos recolocados en el edificio de Gran Vía 14 que sucedió a la casa principal del Palacio de los Infantes.
Desprecio a la Comisión de Monumentos
La parte sur del Palacio de los Infantes fue demolida entre 1896-98. Quedó en pie la fachada principal, con su gran arco de entrada. Se estuvo viendo cortado el edificio por la mitad en tanto que el resto cedía su solar para los 20 metros del ancho de la Avenida del Azúcar. En la fotografía de 1901 se aprecia ya la calzada y la acera superior trazados, incluso con árboles plantados. En la pared cortada se ve un cartel de toros que anuncia una corrida y materiales de derribo. A la izquierda de la fotografía ya ha desaparecido la casa que fue de Diego de Siloé y la calle Colegio Eclesiástico (coincidente con la acera de los números 9, 11 y 13 actuales).
Fueron adquiridos en 1902 por el banquero Manuel José Rodríguez-Acosta, por 84.395 pesetas. Los cuatro daban fachada a la Gran Vía. En ellos se decidió construir dos edificios que tendrían entresuelo, bajos comerciales más tres plantas de viviendas, a razón de seis pisos de lujo por cada uno de los bloques
A partir de la acera norte, la Reformadora Granadina trazó sobre plano una serie de solares rectangulares y calles perpendiculares a la avenida principal, que daría comunicación con la calle Elvira. En el solar que fue del Palacio de los Infantes salieron las parcelas 11, 12, 13 y 14, linderas con la Gran Vía (Más una tercera lateral en el callejón que también fue construida por los Rodríguez Acosta). En total sumaban 867 + 606 metros. Fueron adquiridos en 1902 por el banquero Manuel José Rodríguez-Acosta, por 84.395 pesetas. Los cuatro daban fachada a la Gran Vía. En ellos se decidió construir dos edificios que tendrían entresuelo, bajos comerciales más tres plantas de viviendas, a razón de seis pisos de lujo por cada uno de los bloques.
Encargaron ambos proyectos de edificios al arquitecto Juan Montserrat y Vergés. Éste les presentó dibujos de edificios eclécticos al uso, mezcla de neoclasicismo con toques de modernismo
Los banqueros Rodríguez-Acosta se encontraban establecidos con su Banca y su residencia en la calle Reyes Católicos, 32, desde que fue embovedado el Darro. Plantearon su edificio número 14 de Gran Vía para abrir la Banca en los bajos y habilitar sus residencias en los pisos superiores. En cuanto al edificio número 16, el planteamiento fue muy similar: el bajo comercial se alquilaría para comercios y el resto de plantas para pisos de renta.
Encargaron ambos proyectos de edificios al arquitecto Juan Montserrat y Vergés. Éste les presentó dibujos de edificios eclécticos al uso, mezcla de neoclasicismo con toques de modernismo. Cada una de las dos esquinas estaba rematada por sendos torreones: el del número 14 redondeado, muy similar al que acababa de hacer para el Hotel Victoria, y en del número 16 con cuatro caras aristadas.
En aquel proceso, el flamante presidente de la Comisión de Monumentos, Francisco Guillén Robles, se dirigió al banquero Rodríguez-Acosta para proponerle que, ya que el Palacio de los Infantes estaba siendo derribado, al menos procurase conservar e incorporar a sus nuevos edificios los elementos de mayor valor
La Comisión de Monumentos se afanaba en acopiar los elementos históricos y artísticos que se iban demoliendo. La mayoría desmontados sin miramientos, otros vendidos a chamarileros. Todo se consideraba viejo e inútil frente a los aires de modernidad. En aquel proceso, el flamante presidente de la Comisión de Monumentos, Francisco Guillén Robles, se dirigió al banquero Rodríguez-Acosta para proponerle que, ya que el Palacio de los Infantes estaba siendo derribado, al menos procurase conservar e incorporar a sus nuevos edificios los elementos de mayor valor. Guillén Robles era miembro de la Academia de la Historia y jefe de la Biblioteca de la Universidad.
Hubo un cruce de cartas entre ellos que se conservan en la actualidad. Dan idea aproximada de la percepción tan diametralmente opuesta que tenía un arabista-conservacionista y un empresario-promotor urbanístico. Empieza la carta (fechada el 4 de julio de 1902) de Guillén Robles a Rodríguez-Acosta alabándole: “Contando con su ilustración superior y con su amor a los recuerdos de esta ciudad ilustre, por cuyo progreso moral y material siempre se ha interesado, me permito dirigir a Ud. como dueño del solar donde hasta hace poco existió la histórica casa de los Infantes para proponerle algunas medidas que pudieran adoptarse para que la memoria y situación de dicho palacio no desaparezcan por completo, ya que su derribo no pudo cortarse como hubiera sido el deseo”.
Luego pasa a hacerle la proposición sobre incorporar rasgos históricos del edificio: “La Comisión le encarece ante todo que, al reconstruir el nuevo edificio coloque una lápida en que se haga mención del nombre y lugar del antiguo… también que de una colección de fotografías, calcos, plano y dibujos que se han sacado, adquiera una copia para agregarlas a los títulos de la finca, tanto para debido conocimiento de usted como para satisfacer en el porvenir la legítima satisfacción de los aficionados”.
“Sería de desear que al construir de nuevo, se conserve al menos en los motivos generales del diseño el estilo de la arquitectura árabe y que aún en la planta moderna hay alguna aproximación a la antigua, utilizándose a ser posible los restos artísticos que se han retirado y que la comisión le cedería con gusto para sean colocados en el lugar que antes ocupaban… Otros detalles de la nueva construcción, como las pinturas decorativas con restos del patio, del jardín y fachada de la antigua casa serían muy convenientes para recordar el aspecto primitivo…”
Manuel Rodríguez-Acosta dio carpetazo al asunto. No quiso saber nada de la propuesta de la Comisión de Monumentos de guardar para el futuro memoria de la importancia que tuvo aquella casa en los siglos pasados
Cuatro días más tarde respondió en banquero a la Comisión de Monumentos. Manuel Rodríguez-Acosta se alegra de que muestre interés por el progreso moral y material de la ciudad al querer perpetuar su memoria e historia. Le felicitaba por ello. Pero sobre la conservación de una copia de fotos y planos, le dijo: “Entiendo que nadie mejor que esa Comisión puede conservarlos en sus museos y archivos”. Hizo partícipe al arquitecto de la opinión de conservación solicitada, en el sentido de preservar el estilo árabe… “y dicho facultativo me manifiesta que debido a destino de los nuevos edificios que han de responder a las costumbres modernas, diferentes a las de aquellos antiguos tiempos, resultan de todo punto imposibles tan buenos aunque irrealizables propósitos. Dios guarde a Ud. muchos años”.
Manuel Rodríguez-Acosta dio carpetazo al asunto. No quiso saber nada de la propuesta de la Comisión de Monumentos de guardar para el futuro memoria de la importancia que tuvo aquella casa en los siglos pasados.
Almacenes El Águila de 1919 a 1964
Los nuevos edificios promovidos por la familia Rodríguez-Acosta estuvieron acabados en 1908. La Banca se trasladó hasta los bajos del número 14; sus pisos fueron ocupados por la familia. En cuanto a los del bloque 16, se fueron alquilando las viviendas poco a poco; también instalaron consultas de médicos (el pediatra Fernández Alves) y delegaciones de empresas (Sociedad Española de Construcciones Metálicas, de Bilbao).
Hubo de transcurrir más de una década para que estuviesen acabados la mayoría de los edificios de esta parte más céntrica de la Gran Vía. Fueron instalados los tranvías, la calle se incorporó al paseo ciudadano y empezaron a llenarse de actividades
Los bajos eran alquilados puntualmente, pero no duraban mucho los negocios. Todavía la calle resultaba incómoda, soportaba un tráfico intenso de materiales por obras. Hubo de transcurrir más de una década para que estuviesen acabados la mayoría de los edificios de esta parte más céntrica de la Gran Vía. Fueron instalados los tranvías, la calle se incorporó al paseo ciudadano y empezaron a llenarse de actividades. Enfrente abrió el Hotel París, en la esquina Almacenes la Paz, en la otra el Buen Tono, la Chilena, Farmacia Sueiro, representaciones de maquinaria, el taller de los hermanos Santisteban, el Garaje Alhambra, el Banco Matritense, el Teatro Olimpia, El Banco Hispanoamericano, la Caja de Previsión de Andalucía Oriental compró solar para la Perra Gorda… Y los Almacenes El Águila, de Barcelona, decidieron abrir uno de los principales centros comerciales en la ciudad de Granada. Ya tenían varios más repartidos por toda España.
La llegada de Almacenes El Águila a Granada supuso toda una revolución. No sólo traían telas al corte, también todo tipo de ropa confeccionada, complementos, regalos, etc. A precios fijos y muy competitivos
La llegada de Almacenes El Águila a Granada supuso toda una revolución. No sólo traían telas al corte, también todo tipo de ropa confeccionada, complementos, regalos, etc. A precios fijos y muy competitivos. En ellos (en la central de Barcelona) había empezado a trabajar un aprendiz que era hijo de emigrantes granadinos. Se llamaba Ramón Muñoz Ramonet, quien a la larga se iba a hacer dueño de toda la cadena de almacenes y uno de los hombres más ricos de España en las décadas de 1940 a 1960. (Ver: El 'granadino' que fue el más rico de Cataluña).
Almacenes El Águila presentó la novedad de que sus sastres cortaban y confeccionaban los trajes en sus talleres. No había que recurrir a sastres externos. Además, ofrecían lo más avanzado en cuando a variedad de modelos: gabanes de melton, de gamuza, trajes de alpaca, lanilla, estambre, vicuña. Ofrecían moda sport y para niños. La gran novedad fue adelantarse al modelo de los grandes almacenes que surgirían unos años después al no limitarse a ropa de vestir y de hogar. Incorporaron una amplia gama de guantes, sombreros, zapatería, paraguas, bastones y artículos de viaje. Con precios fijos, aunque no vendían a plazos como hacía su inmediato competidor de Almacenes la Paz (Ver: Don Ramón García Ruiz, el banquero del pueblo que fundó 'Créditos La Paz').
Uno de los primeros clientes que se apuntaron a comprar sus ropas de vestir, cortinas y de hogar para su carmen de la Antequeruela fue el músico y compositor Manuel de Falla
Uno de los primeros clientes que se apuntaron a comprar sus ropas de vestir, cortinas y de hogar para su carmen de la Antequeruela fue el músico y compositor Manuel de Falla. Se conservan algunas facturas de aquellas compras que hacía en El Águila.
Desde Almacenes el Águila vieron desaparecer el Convento del Ángel (en 1933) que tenían enfrente y ensanchar la calle de la Cárcel. El destino del nuevo solar fue para instalar el nuevo Banco de España, cuya delegación en la calle San Antón fue permutada a las monjas clarisas.
A mediados de 1964 sus gestores decidieron trasladarse a unos bajos de la Plaza de Bibarrambla, esquina calle Libreros (actual Souvenirs Medina) y reabrir como bazar de regalos
Aquellos grandes almacenes de origen catalán entraron en crisis en los años sesenta. A mediados de 1964 sus gestores decidieron trasladarse a unos bajos de la Plaza de Bibarrambla, esquina calle Libreros (actual Souvenirs Medina) y reabrir como bazar de regalos. Fueron inaugurados en octubre de aquel año en su nueva ubicación. Los bajos del edificio de Gran Vía 16 quedaron desocupados tras una liquidación de restos en los meses de junio y julio.
Era finales de 1969 cuando la promotora empezó a derribar el edificio levantado con muros de carga y forjados de viguetas del hierro. Lo sustituiría el actual, de hormigón armado, con diseño del arquitecto sevillano José María García de Paredes
El Aguila dejaba vacío el bajo tras más de cuatro décadas ocupándolo, justo lindando con la primera planta del número 14, donde estuvo la Banca Rodríguez Acosta hasta su integración en el Banco Central (1946) y donde acababa de nacer el nuevo Banco de Granada (1963), promovido por la familia Rodríguez-Acosta Carlstron. Faltaba poco tiempo para que el bloque de Gran Vía 16 fuese traspasado a la propiedad del Banco de Granada con la intención de ser demolido para levantar sobre en su solar un nuevo edificio con varios sótanos, moderno y con varias plantas más de alzado. El diseñado por Juan Montserrat iba a dejar de existir poco después de cumplir sus sesenta años de existencia. (Ver: El verano que el Banco de Granada destrozó las vistas de la Catedral). Era finales de 1969 cuando la promotora empezó a derribar el edificio levantado con muros de carga y forjados de viguetas del hierro. Lo sustituiría el actual, de hormigón armado, con diseño del arquitecto sevillano José María García de Paredes.
El único recuerdo que quedó del Palacio de los Infantes o de la primera Cetti Meriem fue el nombre con que bautizaron la calle lateral que separa los números 14 y 12
El único recuerdo que quedó del Palacio de los Infantes o de la primera Cetti Meriem fue el nombre con que bautizaron la calle lateral que separa los números 14 y 12. Fue el arquitecto municipal Juan Montserrat quien trazó una perpendicular comunicando Gran Vía con calle Elvira; en su plano de 1902 es la primera vez que aparece bautizada la calle como Cetti Meriem. A él debe atribuírsele el detalle. Coincide más o menos con el callejón ciego que daba a calle Colegio Eclesiástico. Hubo un largo pleito entre el propietario expropiado para llegar a la calle Elvira y el Ayuntamiento que no acabó hasta 1914.
Ahí sigue la placa con el nombre de Cetti Meriem, la hermana del emir asesinado Yusuf IV, viuda del Pedro Venegas el Tornadizo.
- EL PRÓXIMO DOMINGO. SEGUNDA PARTE DE ESTE REPORTAJE: Auge y caída del Banco de Granada.