Los datos son los datos: el presupuesto del Festival de Salzburgo para el año 2023 fue de 67,5 millones de euros; el del Festival Internacional de Música de Granada para el año 2022, de 3,3 millones.  En enero de este año, el Observatorio de la cultura publicó que el Festival de Granada es el segundo festival más importante de nuestro país después del masivo Sonar+. No cabe duda de que el Festival de Granada es por su legado y su vigencia, a pesar de su escandalosa infrafinanciación, una de las instituciones culturales históricas (73 años ya…) más importantes de nuestro país. La impresionante nómina de grandes músicos, orquestas y ballets que acoge tradicionalmente el festival se ha visto incrementada de una manera casi milagrosa por obra de su director saliente, Antonio Moral, cuyas dotes prestidigitadoras y sus innumerables contactos —fruto de una larga experiencia como gestor— han sido proverbiales para «estirar» un exiguo (casi vergonzoso, teniendo en cuenta todas las instituciones que forman parte de su Consejo Rector) presupuesto y programar un festival repleto de grandes figuras de la música.

Salzburgo tiene a Mozart y su deliciosa arquitectura; pero Granada tiene la Alhambra, un patrimonio abrumador y una historia cultural y musical poderosa.

En este momento, el festival (su Consejo Rector) debe decidir con la mayor premura posible al director que sustituya a Moral. El tiempo que pierda en tomar esa decisión irá en detrimento de la calidad de futuras ediciones. En los tiempos que habitualmente se manejan para programar a grandes solistas u orquestas altamente demandadas, 2025 está a la vuelta de la esquina. El nuevo director deberá mantener la línea de excelencia internacional asentada por Antonio Moral, ya que cualquier merma en ese sentido será percibida como un fracaso. Sin embargo, también deberá perfilar un festival arraigado en la tierra y a la cultura a la que pertenece. Salzburgo tiene a Mozart y su deliciosa arquitectura; pero Granada tiene la Alhambra, un patrimonio abrumador y una historia cultural y musical poderosa. Manuel de Falla y la Edad de Plata de la cultura española con epicentro en Granada, no son hechos anecdóticos ni limitados a un repertorio repetitivo: representan uno de los episodios culturales más fascinantes de la historia de Europa y como tal, debe ser dado a conocer y proyectado hacia el futuro a través de la música de nuestro tiempo y por supuesto de la música que amaron con locura, el flamenco, genialmente representado por el impresionante legado de Enrique Morente, cuya Fundación fue presentada por su familia en el Instituto Cervantes el pasado 28F.  Granada además posee una impresionante nómina de artistas de prestigio internacional que deben estar integrados en el festival con normalidad.

Su perfil debe obedecer además al de un músico español con alta formación y prestigio que conozca y ame a la música española (incluido el flamenco) y a la ciudad, Granada

El futuro director, por tanto, no puede ser solo un simple gestor económico que rellene una programación dictada por las grandes agencias de conciertos. Su perfil debe obedecer además al de un músico español con alta formación y prestigio que conozca y ame a la música española (incluido el flamenco) y a la ciudad, Granada, que en su día representó la esencia de la más alta cultura musical española a través de la productiva estancia en ella de Manuel de Falla y su círculo: desde Debussy, Stravinsky y Ravel, la generación musical del 27 y el Concurso de Cante Jondo, a la música española de nuestros días.