El Ganímedes del Museo Arqueológico de Granada, la escultura de la colección del señor de la Alhambra
Lo recoge el director del Museo Arqueológico de Granada, Isidro Toro, en uno de los escritos con los que va describiendo las valiosas piezas que integran los fondos del museo, en este caso, el llamado Ganímedes de la Alhambra. Y, ¿qué hacía esa pieza clásica en la Alhambra?, se pregunta Toro en ese texto para descubrirlo a continuación.
Íñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, alcaide cristiano de la Alhambra, capitán general del Reino de Granada, embajador de los Reyes Católicos para misiones estratégicas en Italia, fue todo eso, con algunos títulos y mucha actividad más como caballero medieval, guerrero y miembro de la corte, y también un mecenas del siglo XV español.
Su 'aventura italiana', como la describe el profesor Juan Manuel Martín García, que incluso lo llevó a la Florencia de Lorenzo de Médicis, cultivó su gusto y sensibilidad cultural.
Como recuerda el director del museo, el conde de Tendilla "conocía la moda de los nobles, obispos y cardenales residentes en Roma que promovían excavaciones y formaban colecciones privadas de objetos arqueológicos, especialmente de estatuaria, epigrafía y elementos arquitectónicos, que competían en cuanto a riqueza y valor estético, y que demostraban, no sólo la cultura y refinamiento de su propietario, sino, también, su poderío político y económico".
Así que López de Mendoza debió poseer una colección de esas características que trasladó a Granada cuando tomó posesión como alcaide de la Alhambra.
A las piezas que trajo de Roma fue añadiendo otras procedentes de diversos lugares de la geografía granadina, entre ellas, recuerda el director del Museo, un Apolo con lira, una Venus con Cupido, un Esculapio, o un Sátiro recostado sobre un odre de vino, provenientes de la ciudad ibero-romana de Ilurco (Cerro de los Infantes de Pinos Puente).
Si el busto de Ganímedes fue traído de Italia o provenía de territorio granadino no ha sido aclarado. Queda "la duda razonable".
Siglos II-III.
Es el fragmento de una escultura de tamaño natural que originariamente debió estar trabajada en dos piezas, de las cuales sólo se conserva la superior, la correspondiente al tronco alto y a la cabeza.
La cabeza se inclina ligeramente hacia delante, y aparece tocada con el gorro frigio, cuyas orejeras se alzan recogidas hacia arriba y sujetas por detrás con una lazada. Puede verse el nacimiento del pelo rizado que se peina con raya en medio. Por detrás cae en bucles que llegan al nacimiento de la espalda.
El tronco, inclinado hacia la izquierda y apoyado en el brazo del mismo lado da a toda la línea del eje del cuerpo un movimiento sinuoso acentuado, al modo de las estatuas de Praxíteles y su escuela. Está desnudo salvo parte del pecho que lo cubre una ligera "chlamys" abrochaba con fíbula redonda en el hombro derecho. La anatomía del tronco concuerda con la edad juvenil del rostro. La escultura es una copia romana de un original griego de época clásica, siglo IV a. C. No hay noticias de su procedencia. Tal vez proceda de Italia, pero -como ya se ha indicado- en la duda se incorpora al acervo peninsular.
El remate en espiral de los muñones pudiera ser obra del restaurador flamenco Antonio Leval que hacia 1564 hizo una restauración en las estatuas conservadas en la Alhambra.
En cuanto a la iconografía, Furtwaengler la creyó trasunto del Páris de Euphranor, para Amelung, sería más bien un Ganímedes que un Paris. Duda difícil de solventar por carecer de atributos claros en la parte conservada. No está excluída tampoco la posibilidad de que se trate, de una figura de Attis concebida sobre modelos de Páris o Ganímedes. Actualmente se acepta que esta escultura de efebo es un Ganímedes que sigue los modelos griegos del siglo IV a.C. y ha de considerarse como copia fiel de una de las muchas y buenas creaciones anónimas de aquel siglo, siempre dentro de la corriente praxitélica.
Ganímedes, según la mitología griega, era famoso por su exquisita belleza. Al verlo, Zeus quedó prendado del joven y, transformándose en águila, lo cogió entre sus garras y lo transportó al Olimpo. Una vez convertido en inmortal, Ganímedes se convirtió en copero para servir el néctar a la asamblea de los dioses. También se dice que fue asimilado en el signo de zodiaco Acuario". /Colecciones en Red Museos de España (ceres.mcu.es)
A la descripción, Toro añade que la pieza escultórica recuerda al Ganímedes del Museo Vaticano, al Ganímedes Farnesio del Museo de Nápoles y al conocidísimo Apolo Sauróctono de Praxitéles.
"El decurso de la historia llevó a que de aquella poco conocida, y sin duda, impresionante colección que poseía el Conde de Tendilla en sus estancias de la Alhambra, solo pervivió esta pieza que acabó expuesta al público en uno de sus jardines -el de los Adarves- hasta el año 1868, fecha en la que por orden de la Comisión de Monumentos fue llevada al Museo Arqueológico de Granada formando parte de su colección fundacional", explica en su escrito sobre la pieza Isidro Toro.
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