Artículo de Opinión por Juan Mata

'Ahora que todos saben'

E+I+D+i - Juan Mata - Domingo, 16 de Febrero de 2025
El escritor y profesor Juan Mata denuncia el trato que está recibiendo el equipo fundador del Parque de las Ciencias. Una reflexión para leer y compartir.
Parque de las Ciencias.
IndeGranada
Parque de las Ciencias.

Es bien sabido que ante cualquier conflicto el recurso más socorrido para no asumir responsabilidades o compromisos es alegar desconocimiento. “No lo sabía” ... “No tenía ni idea” ... “No estaba al tanto”. Esas fórmulas verbales, tan frecuentes, enmascaran la mayoría de las veces simple indiferencia ante los problemas ajenos, cuando no aversión a meterse en líos. Son modos de escurrir el bulto o de lavarse las manos, que en esto la lengua española es pródiga en locuciones. Siempre es más cómodo delegar en otros el engorro de tener que pronunciarse o actuar.  

La degradación, expulsión y humillación que sufrieron Ernesto Páramo, Javier Medina, Miguel Guirao o Ana Crespo sin otro motivo que la arbitrariedad del dimitido director gerente, no pueden ya ignorarse

Viene esto a cuento de lo que ha sucedido hasta ahora con las argucias empleadas en la última sesión del Consejo Rector del Parque de las Ciencias para quitarse de en medio, no sé si con el desconocimiento o el beneplácito de la Junta de Andalucía, a quienes lo habían fundado, sostenido y elevado a los más altos reconocimientos internacionales. La degradación, expulsión y humillación que sufrieron Ernesto Páramo, Javier Medina, Miguel Guirao o Ana Crespo sin otro motivo que la arbitrariedad del dimitido director gerente, no pueden ya ignorarse. Ya no hay excusas. Ahora todos los miembros del Consejo Rector saben y saben que los demás también lo saben. 

Saben que la degradación y apartamiento del coordinador general de actividades del Parque, Javier Medina, uno de los fundadores del museo, fue maliciosa. Saben que el objetivo principal era quitarlo de en medio para que no pudiera conocer, como era su función hasta entonces, lo que se hace y se deshace en el museo. Saben que su destitución está denunciada en Magistratura del Trabajo. 

Saben que el cese de los asesores científicos y técnicos fue irregular, que la propuesta fue deliberadamente disimulada para evitar el debate y la valoración de esa decisión. Saben que, en contra de lo que dicen los estatutos del Consorcio, se ha querido presentar la destitución con el argumento falaz de que es legítimo que si se va el director gerente también lo hagan los asesores. Saben que los asesores lo son del Consorcio del Parque de las Ciencias y no de su director gerente, que no puede hacer un uso patrimonial de las asesorías. Saben que la opinión pública y los propios miembros del Consejo Rector han sido confundidos premeditadamente. Saben que las formas de proceder para cesarlos fueron burdas, bochornosas e ingratas. Saben que hay interpuesto un recurso de reposición ante el propio Consejo Rector. 

Saben que el origen de todo es el anómalo procedimiento de despido de uno de los artífices del Parque y su director durante treinta años, Ernesto Páramo, estando de baja laboral, sin que mediara ningún expediente administrativo, como es preceptivo, sin documentos ni informes previos, sin que fuera aprobado por el Consejo Rector. Saben que esas actuaciones podrían ser materia de delito penal. 

El delegado de la Junta de Andalucía en Granada no ha tenido escrúpulos en hacer declaraciones a la prensa y desvelar y tergiversar una información confidencial que solo poseían la presidenta y la vicepresidenta del Consejo Rector

Saben que por lealtad institucional Ernesto Páramo no ha hecho públicos los documentos dirigidos al Consejo Rector denunciando presuntas irregularidades cometidas por la dirección gerencia del Parque de las Ciencias. Saben también que, sin embargo, el delegado de la Junta de Andalucía en Granada no ha tenido escrúpulos en hacer declaraciones a la prensa y desvelar y tergiversar una información confidencial que solo poseían la presidenta y la vicepresidenta del Consejo Rector. Saben que esa desfachatez constituye un claro abuso de poder y un descrédito institucional. Saben también que si actúa así es porque se siente protegido e impune. 

Saben que hay un hilo que une las primeras informaciones suministradas a miembros de la corporación municipal de Granada acerca de las presuntas irregularidades de la dirección gerencia del Parque, la posterior y repentina dimisión del director gerente y las destituciones finales de los asesores científicos y técnicos. 

Saben que cientos de personas han firmado voluntariamente un escrito pidiendo que se repongan en sus puestos a los asesores injustamente destituidos

Saben que profesionales de muy diversos campos de la ciencia y la cultura, colaboradores del Parque a lo largo de tantos años y buenos conocedores del trabajo y el empeño de las personas afectadas, han protestado cívicamente contra esas insólitas decisiones, impropias de una institución integrada en numerosos organismos europeos de ciencia, cuyos métodos de actuación se rigen por normas de excelencia, reconocimiento y gratitud, y no por el ejercicio de la displicencia y el desplante. Saben que entre los firmantes están la antigua directora del Área de Economía del Parque de las Ciencias y el antiguo interventor de la Junta de Andalucía encargado de fiscalizar las cuentas del Parque durante años, legítimamente indignados por las sospechas vertidas por el dimitido director gerente de que antes de su llegada habrían podido producirse actuaciones económicas sospechosas o anómalas. Saben que cientos de personas han firmado voluntariamente un escrito pidiendo que se repongan en sus puestos a los asesores injustamente destituidos.   

Saben que hay presentada ante la fiscalía una querella contra el dimitido director gerente por parte de una antigua trabajadora del Parque, y directora temporal del mismo, por prevaricación y acoso. 

Saben que las insinuaciones del dimitido director gerente afectan a anteriores miembros del Consejo Rector al achacarles indirectamente no haberse dado cuenta del caos y las sombras que dominaban el Parque hasta su providencial llegada. Saben que muchos de ellos están enojados, aunque guarden silencio, vaya usted a saber por qué. 

Saben que numerosos miembros del Consejo Rector han mostrado en privado su estupefacción y su rechazo ante lo sucedido. Saben además que todos los demás lo saben. 

Saben que la presunción del dimitido director gerente de que el Parque de las Ciencias era un ‘lodazal’ cuando él fue nombrado y que en tres años ha convertido una ‘escombrera’ en un museo de reputación internacional es tan ridícula que movería a risa si no fuera por el tremendo daño que se hace al museo. Saben que el pasado es imposible de borrar, que la gente tiene memoria, que la historia es la que es por mucho que se la intente ocultar o denigrar.

Saben que las formas son el reflejo de las intenciones, que la desconsideración y el enmascaramiento nunca esconden buenos propósitos

Saben que las formas son el reflejo de las intenciones, que la desconsideración y el enmascaramiento nunca esconden buenos propósitos. Saben que, a diferencia de su nombramiento, donde abundaron los parabienes y las bienvenidas, los ceses recientes de los asesores son un ejemplo de descortesía y malicia. Saben que las instituciones públicas deben regirse por conductas cordiales y no agresivas, que sus actuaciones tienen que suscitar confianza y no suspicacias, como se declara todos los días y se defiende en documentos y estatutos. 

Saben además que la solución a este embrollo es sencilla, justa y sin apenas daño. Eso lo saben desde el principio.  

Saben ya muchas cosas.   

La pregunta ahora es la siguiente: ¿qué harán con todo lo que saben? 

Juan Mata