Un estudio de la UGR revela que las embarazadas de 35 o más años tienen déficits nutricionales que podrían afectar a su salud y la del feto
Investigadores del Departamento de Fisiología de la UGR, en colaboración con especialistas en ginecología y pediatría de los hospitales Materno Infantil Virgen de las Nieves de Granada y Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia, han estudiado las repercusiones que puede tener la edad de la madre primeriza sobre la salud materna, fetal y del bebé.
Los investigadores principales del estudio, y de la línea de investigación de edad avanzada y salud materno-neonatal (GESTAGE), Javier Díaz Castro, Julio J. Ochoa y Jorge Moreno Fernández, destacan que la nutrición es un factor clave para la adecuada gestación y que resulta crucial tanto para el desarrollo fetal como para la salud de la madre, siendo capaz de ejercer un efecto programador del metabolismo y la salud posterior al parto, además de tener repercusiones para el recién nacido en etapas posteriores de su desarrollo.
Sin embargo, “hasta la fecha no se ha valorado el perfil nutricional de estas madres de edad avanzada”, explican los investigadores. En esta publicación se ha evaluado la ingesta de nutrientes y polifenoles en mujeres gestantes de 35 años o más y se ha comparado con la presentada por un grupo de gestantes jóvenes, estudiándose también asociaciones con medidas antropométricas neonatales. En la investigación han participado 200 mujeres embarazadas, divididas en dos grupos (edad materna avanzada y controles de edad joven).
Primerizas cada vez de mayor edad
La edad a la que las mujeres son madres por primera vez ha aumentado de manera significativa en países desarrollados en las últimas décadas. Esto se debe a diversas razones como la situación económica y laboral de los jóvenes o la priorización de la carrera profesional, entre otros factores.
Se ha acuñado el término ‘Edad Materna Avanzada’ para definir a aquellas madres de 35 años o más en el momento del parto, lo cual se asocia con una mayor incidencia de resultados obstétricos y neonatales adversos. En concreto, la edad media en España se sitúa en torno a los 32 años, siendo el país con mayor porcentaje de madres primíparas mayores de 40 años de la Unión Europea.
La primera autora del artículo, María Puche Juárez, resalta que las mujeres embarazadas españolas (tanto jóvenes como de edad avanzada) “presentan deficiencias de micronutrientes al compararse con las recomendaciones dietéticas de referencia de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Estos déficits son mucho más pronunciados en mujeres de edad materna avanzada, a pesar de tener un patrón dietético similar al del grupo control”.
Se ha observado que, para algunos micronutrientes como zinc, cobre y selenio, así como vitaminas C, B1, B3 y folato, el aporte mediante la dieta es bastante inferior en el grupo de edad materna avanzada, lo que puede afectar negativamente al desarrollo fetal y a la salud posterior al nacimiento. También se ha identificado la ingesta de fibra como un factor predictor del perímetro craneal del recién nacido, siendo el grupo de madres mayores de 35 años el que tiene un menor consumo de fibra.
Los autores resaltan que es importante considerar la edad en el diseño de pautas nutricionales para embarazadas y abordar las necesidades únicas de las gestantes más mayores mediante políticas nutricionales y pautas clínicas, incluyendo recomendaciones dietéticas personalizadas y protocolos de suplementación adaptados a sus demandas fisiológicas específicas. Dichas medidas pueden ayudar a mitigar los riesgos asociados con las deficiencias de nutrientes y sus posibles consecuencias en la salud materna y neonatal.