'La Vega de Granada bajo la amenaza de las fotovoltaicas'
Las instalaciones debidas a las energías renovables están cambiando nuestros paisajes de forma acelerada. Al proceso que se inició lentamente con la aparición de los molinos de viento en las crestas de nuestra geografía se suman las placas fotovoltaicas en las solanas. Estas últimas arrastran nuevos tendidos eléctricos de alta capacidad, en su mayoría aéreos, y grandes torres metálicas. El problema está en la velocidad y escala de esta transformación, algo de lo que sabe este país que ha pasado recientemente por la crisis del ladrillo y vive con estupor el crecimiento sin control de los apartamentos turísticos.
Cuando estas actuaciones obtienen la autorización administrativa de explotación y tienen capacidad para comerciar con su energía, los proyectos se pueden haber vendido y comprado varias veces
De un modo similar la crisis energética está planteando retos importantes a España que tiene una radiación solar privilegiada. La combinación de energía fotovoltaica y eólica dibujan un papel destacado para el sur de la península, pero el desarrollo incontrolado y devastador de los megaproyectos están convirtiendo el territorio en un vertedero, en un espacio de sacrificio para el negocio de grandes grupos empresariales y de inversión. Cuando estas actuaciones obtienen la autorización administrativa de explotación y tienen capacidad para comerciar con su energía, los proyectos se pueden haber vendido y comprado varias veces. La poca seriedad, la conflictividad y la ausencia de planificación con la que se está haciendo todo dejarán pequeña la burbuja turística. La falta de control está permitiendo que se fragmenten las actuaciones de forma impune para eludir trámites y está siendo habitual que unos promotores aleguen contra otros porque sus proyectos o líneas de conexión interfieren.
Para Granada, y también Jaén y Almería, tiene gran importancia la nueva línea eléctrica de 400 kilovoltios Caparacena – Baza – La Ribina (Vera). En un futuro llegará la línea de 220 kilovoltios Baza – Puebla de Don Fadrique, que afecta a las demarcaciones vecinas. En el corazón de la provincia, la nueva subestación de 400 kilovoltios “Promotores Caparacena” (al lado de la existente en Caparacena ya saturada) y la subestación de 220 kilovoltios “Seccionamiento Productores Atarfe” (al este de Sierra Elvira y por encima de la A-92), colocan el acceso a las puertas de la Vega de Granada. En esta transformación primero van las líneas de transporte de energía, que traen la capacidad a la conexión, y a renglón seguido los desarrollos sin orden ni concierto con sus líneas de evacuación y subestaciones de transporte.
Si un propietario no quiere arrendar su propiedad sufre presiones constantes, cuando no expropiaciones, en aras de un “bien común” para completar la rentabilidad de una zona
Muchos propietarios de suelo con diferentes potencialidades agrícolas están arrendando los terrenos a estas corporaciones a precios que se han incrementado progresivamente, pero lo más probable es que las dos terceras partes de los proyectos se queden en el camino y no lleguen a dar energía ni a liquidar el arrendamiento a los dueños. El agricultor tiene que elegir entre arrendar o mantener un oficio que está resultando especialmente castigado por la baja rentabilidad en origen de los productos agrícolas, mientras soporta la afrenta de los altos precios de esa misma mercancía en las líneas de consumo de los supermercados. Si un propietario no quiere arrendar su propiedad sufre presiones constantes, cuando no expropiaciones, en aras de un “bien común” para completar la rentabilidad de una zona.
El cine, el español en concreto con Alcarrás y As bestas, se ha ocupado de forma premonitoria de esta situación sin alma y ha expresado de manera magistral el conflicto humano por esta lucha de intereses que está cambiando de manera profunda el sentido último de la vida, sobre todo en la llamada España vaciada o despoblada. La primera de estas películas se relaciona con las plantas fotovoltaicas y la segunda con las eólicas. No es casualidad que sea el cine o el teatro quien explicite y dramatice lo que nos sucede, de forma íntima, por encima de otros intereses, ejerciendo ese papel de traductor implacable de las circunstancias que nos envuelven.
La colisión de la línea aérea de 220 kilovoltios que plantea ENCE en Santa Fe afectando a sus alamedas, al paisaje lorquiano y al patrimonio cultural es flagrante y contradice un proyecto vanguardista de investigación y producción que emplea la madera de chopo
No se puede decir sin más que valen para las fotovoltaicas los terrenos de secano cuando muchos de ellos son portadores de una diversidad ecológica extraordinaria que se ve afectada por los desarrollos extensivos de las instalaciones. Pero sorprende aún más la ausencia de criterios que lleva a arrancar olivos, o a sustituir huertas por placas fotovoltaicas en terrenos fértiles de vega. O la traza de líneas de evacuación que obligan a servidumbres libres de árboles de 80 metros de ancho en las choperas, indispensables en el cultivo ancestral de la Vega de Granada, en su acuífero, en su microclima y que representan un sumidero de CO2. La colisión de la línea aérea de 220 kilovoltios que plantea ENCE en Santa Fe afectando a sus alamedas, al paisaje lorquiano y al patrimonio cultural es flagrante y contradice un proyecto vanguardista de investigación y producción que emplea la madera de chopo para edificios energéticamente muy eficientes en el que participan la UGR y profesionales cualificados.
Lo que ahora están pidiendo los ciudadanos y asociaciones es el fin de esta forma destructiva e indiscriminada de proceder, que no responde a un plan bien trazado ni equilibrado y que exige, como mínimo, una moratoria que permita pensar. Que evite entrar en otra crisis protagonizada por las placas fotovoltaicas que vienen dispuestas a tomar el relevo de los excesos de los negocios del ladrillo, las mascarillas sanitarias y los apartamentos turísticos.
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