Artículo de Opinión por Olga Manzano

La violencia sexual no puede seguir siendo "lo normal"

Política - Olga Manzano - Domingo, 26 de Enero de 2025
Olga Manzano, vicesecretaria del PSOE de Granada y parlamentaria andaluza, denuncia en este artículo la violencia sexual que sufren las mujeres y el silencio ante casos como la condena al exalcalde de El Pinar, del PP, por agresión y acoso a una compañera.
Detalle de un cartel en la manifestación del 25N.
IndeGranada
Detalle de un cartel en la manifestación del 25N.

Recurriendo al título del libro de Miguel Lorente “Mi marido me pega lo normal”, la violencia sexual que sufren las mujeres, por el hecho de serlo, tiene que dejar de ser “lo normal” en esta sociedad.

Cada caso que sale a la luz nos recuerda que sigue estando normalizada y que aún queda mucho camino por recorrer para romper con esta cultura que amenaza y maltrata a las mujeres a diario

Y es que este tipo de violencia machista, por más que deseemos, no deja de estar de actualidad. Cada caso que sale a la luz nos recuerda que sigue estando normalizada y que aún queda mucho camino por recorrer para romper con esta cultura que amenaza y maltrata a las mujeres a diario. El caso Gisèle Pelicot nos ha mostrado una de las caras más crueles de esta violencia, pero también nos ha dado una lección y es que la vergüenza nunca debió ni debe estar en el lado de la víctima.

El reciente caso en el municipio de El Pinar, en el que el exalcalde del Partido Popular, Francisco Titos, ha sido condenado por acoso sexual y agresión sexual a una concejala de su propio partido e integrante de su equipo de Gobierno, es un claro ejemplo de cómo sigue instalada la violencia hacia las mujeres en la sociedad, en este caso en el ámbito de la política institucional.

Pero lo peor de este caso, como en otros, es que, como consecuencia del asentamiento de la violencia sexual en nuestra cultura, se ha actuado para revictimizar a la víctima. Así, a la víctima de El Pinar han llegado a despojarla de sus competencias en el Ayuntamiento, a quitarle el sueldo que percibía por ello, a pedirle que sea ella la que no vaya a determinados actos y a que abandone los espacios públicos para evitar que se produzca un encuentro con su agresor a pesar de que es él quien tiene que cumplir con una orden de alejamiento por haberla agredido y acosado sexualmente.

A la víctima de El Pinar, a pesar de sentencia firme que condena al exalcalde a dos años de cárcel por un delito de acoso sexual y otro de agresión sexual, le ha sido negado el apoyo por parte de la que es ahora alcaldesa del municipio y de su equipo de Gobierno, formado solo por mujeres

A la víctima de El Pinar, a pesar de sentencia firme del Juzgado de lo Penal 6 de Granada que condena al exalcalde a dos años de cárcel por un delito de acoso sexual y otro de agresión sexual, le ha sido negado el apoyo por parte de la que es ahora alcaldesa del municipio y de su equipo de gobierno, formado solo por mujeres. Ni en privado ni públicamente han condenado los hechos ni se han solidarizado con la víctima. Hoy aún mantienen silencio a pesar de la gravedad de los hechos. El silencio ante cualquiera de las formas en las que se expresa la violencia machista contribuye a perpetuarla.

Y así, como si el tiempo no avanzara en determinados aspectos, el caso del El Pinar nos retrotrae al caso Nevenka. Porque el caso de El Pinar es casi idéntico a lo ocurrido hace 24 años con la concejala del PP de Ponferrada. Nevenka, la primera mujer que ganó una querella por acoso sexual contra un político en España.

Como si el tiempo no avanzara, un cuarto de siglo después, el caso de El Pinar nos hacer sentir la misma indignación dado que Alba, como Nevenka, ha sido revictimizada mientras que el agresor sigue contando con el amparo de su partido y con parte del entorno y de la sociedad.

Sin embargo, corresponde valorar la existencia de una diferencia crucial: en Ponferrada fue Nevenka quien tuvo que marcharse a pesar de la condena -leve pero condena- dictada contra el alcalde agresor. En El Pinar, el condenado tuvo que dimitir sin más antes de que los hechos se hicieran públicos bajo el pretexto de problemas de salud. 

Una dimisión que no es suficiente. Faltan un posicionamiento público de repudio y condena de los hechos y de la actitud silente y cómplice que ha tenido parte del entorno más cercano de la víctima, incluida la de su propio partido, el PP, a instancias que van más allá de lo local. Ha faltado un frente común contra el agresor para dar señales de que hay que incrementar la conciencia de la gravedad del delito que supone atentar contra nuestra libertad sexual. Porque es responsabilidad de toda la sociedad y especialmente de quienes ocupan cargos públicos, posicionarse siempre del lado de las víctimas y no abrazar la impunidad de los agresores.

El mensaje que debe quedar tras lo sucedido en El Pinar y en otros casos parecidos es que a las mujeres víctimas de violencia sexual las creemos y las apoyamos desde el primer momento

El mensaje que debe quedar tras lo sucedido en El Pinar y en otros casos parecidos es que a las mujeres víctimas de violencia sexual las creemos y las apoyamos desde el primer momento. El mensaje para ellas es que no vamos a permitir que se repitan más casos como el de El Pinar. El mensaje es que no vamos a permitir que el silencio y la complicidad con los agresores se imponga. El mensaje es que solo cabe romper de una vez por todas con lo que se conoce como la cultura de la violación que justifica, acepta y normaliza la existencia de la violencia sexual. Por eso no es la actitud de un hombre en particular sino que es una cultura.

La violencia sexual no puede seguir siendo “lo normal”. Vamos a estar siempre del lado de todas aquellas mujeres dispuestas a alzar la voz, como Alba. Siempre.

Olga Manzano es vicesecretaria general del PSOE de Granada y parlamentaria andaluza.