'Faltan proyectos o falta modelo'

Faltan algo más de 800 días para que acabe la legislatura municipal que empezó en junio de 2023. Parece lejana esa fecha, pero el tiempo pasa muy deprisa, especialmente en las lides políticas, donde a modo de las cuentas de la abuela, hablamos con demasiada frecuencia de inicio de legislatura, mitad de legislatura y de pronto ya estamos en final de legislatura. Por eso quienes diseñan estrategias, sean electorales o no, en política, saben que a partir de los dos años de un mandato los proyectos han de concretarse en hechos.
En esta primera mitad del mandato de Marifrán Carazo en la ciudad de Granada no han faltado los finales de obra, porque se han rematado muchas de las actuaciones que en la anterior legislatura fueron proyectadas por Paco Cuenca y su equipo, cuyo ejemplo más reciente ha sido la celebración de los Premios Goya, el pasado 8 de febrero.
También se iniciaron en ese anterior mandato la renovación del PGOM, la creación de parques periurbanos, la solicitud de la Capitalidad Cultural…entre otras muchas acciones que aún no han completado su andadura.
De momento, el actual consistorio granadino ha podido cumplimentar su agenda, en la mayoría de su gestión, con esos proyectos. Del que ahora están sacando pecho, la Capitalidad Cultural, tiene fecha: 2031. Un horizonte temporal a largo plazo. A muy largo plazo, si hablamos en términos políticos, porque en esos siete años caben casi dos legislaturas.
A la ciudadanía granadina no se nos han dado a conocer cuáles son los grandes temas que el PP y sus representantes en el Consistorio tienen para la ciudad
A la ciudadanía granadina no se nos han dado a conocer cuáles son los grandes temas que el PP y sus representantes en el Consistorio tienen para la ciudad. Su gestión está siendo regular o mala en bastantes de las cuestiones del día a día (la limpieza de calles, el mantenimiento de jardines, la movilidad, la calidad del aire, la gestión de la policía municipal…) no solo porque los servicios no se prestan de la mejor forma posible. Es que, además, la contratación de algunos de estos servicios está rodeada de oscurantismo, errores de cálculo o, en el caso de la policía municipal, sospechas fundadas de corrupción, incluyendo el registro de la UDEF en las dependencias policiales de la Huerta del Rasillo. No es un gran balance, por ahora. Menos mal que la costumbre en nuestro entorno es hacer un balance de legislatura en los cien primeros días y ese ya queda lejos.
Al término de esos primeros cien días, la actual alcaldesa habló de la limpieza (con el contrato aún en el aire), de la movilidad y la zona de Bajas Emisiones, de los presupuestos y de la Capitalidad Cultural. Su propuesta para mejorar la ciudad, en aquel mes de septiembre de 2023, pasaba por seguir prometiendo “esfuerzo, dedicación y trabajo”. Todo poco evaluable, en términos de hitos conseguidos.
Por cierto, de aquel balance a hoy podemos decir: el contrato de limpieza está aún por adjudicar; la concreción de la ZBE se hará efectiva en abril de este año y arrastra ya, incluso antes de su puesta en marcha, numerosas críticas y polémicas; los presupuestos se aprobaron en tiempo y plazo, cosa nada difícil cuando se cuenta con mayoría absoluta; la Capitalidad Cultural sigue su curso, participación de la UGR mediante.
Es cierto que queda aún un poco más de media legislatura y en casi dos años se pueden hacer muchas, muchísimas cosas en una ciudad. Pero no es menos cierto que “hacer cosas” no siempre es lo mejor para la ciudad. Gobernar requiere, antes que nada, tener un proyecto de ciudad. Por un lado, un modelo concreto de cómo nos planteamos el presente y, sobre todo, el futuro de esa ciudad. Por otro lado, establecer los mecanismos necesarios, proyecto a proyecto, para conseguir que ese modelo de convierta en realidad. Y, naturalmente, hacerlo mientras mantenemos la ciudad limpia, respirable, amable y viva.
Eso quiere decir que no se puede gobernar la ciudad sin haber dicho antes a dónde queremos llevarla y sin haber concretado cómo lo vamos a hacer. Ni en el programa electoral de la señora Carazo ni en su gestión durante estos casi dos años se vislumbra ninguna de estas cosas.
Por ahora, volvemos a ser portada de informativos con un registro policial en sede municipal
Por ahora, volvemos a ser portada de informativos con un registro policial en sede municipal. Justo a los diez días de aparecer en todos los medios como capital del cine, en una ceremonia y una puesta en escena que ha podido reportar a Granada un retorno económico de casi 85 millones de euros. Y no es que el dinero sea lo único importante: la campaña publicitaria que la promoción de esa efeméride significó es difícilmente calculable.
Por ahora, el proyecto de ciudad que el actual consistorio está poniendo en marcha se sustenta en varios planes: un Plan de Turismo Sostenible, un Plan de Obras, la reducción de un millón de euros del presupuesto del área de Derechos Sociales y algunas otras cositas sin importancia. Por supuesto, según declaraciones de la señora Carazo “Granada es ahora una ciudad más libre y menos dependiente, más optimista y menos lastrada”. Qué casualidad que otra vez nos movemos entre términos tan difícilmente evaluables en su consecución.
Está claro que si se trata de poner palabras de emociones o sentimientos, estamos en el buen camino. Si lo que esperamos, como habitantes de la ciudad, es que nuestro Ayuntamiento concrete cuál es el modelo de ciudad por el que apuesta y apruebe en Pleno los proyectos necesarios para hacerlo realidad, entonces está aún debemos esperar un poco más. O pensar mejor a quién votamos, la próxima vez.