'La Vía Andaluza'

No fue casual lo de Esperanza Aguirre en 2014. Se trataba de una campaña que pretendía demostrar la querencia del PP por el centro y más aún por la alargada sombra neoliberal de George Bush. Pero como ella iba por libre, quiso practicar la teoría en pleno centro de Madrid aparcando en el carril bus para sacar dinero de un cajero.
Los objetivos del mensaje estaban cumplidos: “centro“, “Bush“, “dinero“.
Cuando se dio cuenta del error ya era tarde. Un agente le estaba pidiendo la documentación del coche (que no llevaba) y otro una prueba de alcoholemia que podía dar positivo. Así que doña Espe huyó del lugar de los hechos protagonizando una persecución indigna de Hollywood.
Hagamos un poco de historia para saber cómo se llegó a esta situación. A finales de los años 80 el PSOE había perdido la chuleta para el examen de socialista y el felipismo había desmentido a Albert Camus («La utopía reemplaza a Dios por el futuro»). Y, aunque algún socialista de verdad le recomendó a Felipe que se comportase como un hombre de Estado y no como un hombre en estado, el centrismo ya se empezaba a elaborar en la nouvelle cuisine de la socialdemocracia.
Pero fue en 1996, y después del gran éxito de autocrítica y público obtenido en aquellas elecciones generales por el PP cuando éste lanzó una vieja buena nueva al universo: «¡Nosotros somos el centro!». Era el caballo de Troya que daba el pistoletazo de salida a procesos electorales que se anunciaban burdos y profundamente irrespetuosos con las inteligencias más simples. Tres años después, el socialista Pascual Maragall identificaba al PSOE con el Partido Demócrata americano y proponía trasladar a Catalunya «el sistema de Estados Unidos».
Calle andaluza. paco espínola
«Somos de centro» es la voz que desde hace años clama en el desierto ideológico de un país todo a cien en el que ya no cabe ni un alfiler centrista. La política, antaño base del desarrollo humano y hoy sustentada en un proyecto intelectual con la profundidad de un charco, se ha convertido en un gran baile de carnaval donde una presunta izquierda muestra su dislexia y la derecha se disfraza de centro y se hace la cirugía estética para rebajar las lorzas fachas.
Así, han aparecido varios eslóganes que se reproducen como un virus: «Todos los políticos son iguales». «Todos los partidos son lo mismo». Es lo que se dice en la calle, y se dice cada vez más. También se llama “pensamiento único” que es la ausencia de pensamiento, el encefalograma plano de la democracia.
Junto al “pensamiento único”, resurgió el “pensamiento mágico”, como lo llamó el historiador José María Marco (alter ego de Aznar), que consiste en creer irracionalmente en una idea sin someterla a la confirmación o la prueba de los hechos. Así, uno se aferra a un partido o a un tópico político con la misma pasión religiosa y fanática con que se hace del Barça o del Madrid: en vez de ser un ciudadano eres un hooligan.
De este modo nacieron muchos sucedáneos con nombres de mapas de carreteras: la “Tercera Vía” de Blair, la ”Vía Anal” de Aznar, el ”Bono Transporte” de José Bono (que es ese medio para viajar a cualquier parte de la ideología: González, Leguina, Page, Lambán, etc.), el ”Carril Bush” de Esperanza Aguirre, o curiosas corrientes nacionalistas tipo Convergència i Unió (hoy Junts) que, traducida, venía a significar algo así como “Conveniencia y Unión”.
Y ahora la “Vía Andaluza” de Moreno Bonilla.
Bonilla ha descubierto, asombrado, que las mujeres ya pueden ir solas a los bares, pero siempre y cuando dichos espacios hosteleros no estén frecuentados por jerarquías autonómicas ya que las mujeres pueden sentirse afectadas por la «erótica del poder» que él mismo ha sufrido con gran entereza. Su cuerpo está experimentando muchos cambios y asegura: «La erótica del poder existe. Lideras una Comunidad Autónoma y eso hace que mujeres se acerquen con interés». Versión traducida de aquel memorable comentario del nazi Trump: «Si eres rico o famoso las mujeres se dejan agarrar el coño».
Y es que a Bonilla, para encontrarse a sí mismo, le han escrito un libro de memorias que ha firmado él. Se titula Manual de convivencia y se resume en una propuesta: «To er mundo eh güeno». O sea: «es el camino por el que puede transitar el centro derecha moderado, un centro democrático que no insulta y no acepta el insulto, sino que responde con firmeza y buenos modos».
¿Sanidad, Educación, Vivienda…? ¿La oficina antiaborto de Sevilla?
Vías de agua del liberalismo.

























