Artículo de opinión por Agustín Martínez

'Elecciones andaluzas a la vista'

Política - Agustín Martínez - Jueves, 28 de Agosto de 2025
Agustín Martínez escribe sobre el inicio del curso político y el clima que lo rodea. No dejes de leerlo.
Juan Manuel Moreno y Manuel Gavira, portavoz de Vox en el Parlamento.
Junta de Andalucía
Juan Manuel Moreno y Manuel Gavira, portavoz de Vox en el Parlamento.

Comienza el curso político y lo hace con el mismo nivel de bronca y crispación política con el que nos fuimos de vacaciones y con las mismas certezas, entre otras la de que los andaluces vamos a ir a las urnas más pronto que tarde, por pura conveniencia partidista de Moreno Bonilla. Por un lado para evitar que siga aumentando el caudal de votos de la ultraderecha y por otro para aprovechar el coyuntural tirón en las encuestas del PP.

Si la victoria de Juanma no está amenazada, sí que pudiera estarlo su comodísima mayoría absoluta

Ningún estudio apunta a amenazas para una holgada victoria popular sobre los socialistas, que siguen desangrándose en intención de voto, María Jesús Montero mediante, pero no es menos cierto que el crecimiento por el flanco ultraderecho del PP, está siendo tan imparable, que los de Abascal están encantados de conocerse, viendo como los populares les compran todos sus postulados ultras, para mayor gloria electoral de semejantes huestes.

Si la victoria de Juanma no está amenazada, sí que pudiera estarlo su comodísima mayoría absoluta. La desastrosa gestión sanitaría, el caos en la dependencia, el frente abierto con las universidades públicas y la sombra de sospecha en los multimillonarios procesos de contratación pública, podrían provocar que el presidente de la eterna sonrisa, tuviera que necesitar a sus “primos” de Vox para formar gobierno y eso sí que sería de traca para Andalucía.

Imaginar un ejecutivo andaluz con la vicepresidencia las consejerías de Igualdad, Cultura, Educación y Agricultura, en manos de los secuaces de Abascal pone los pelos como escarpias, porque visto lo visto trasladaría a Andalucía al tiempo de los Santos Inocentes, con Santiago a lomos de su jaca galopando y cortando el viento.

Los andaluces no deberían olvidar que la Andalucía de Vox es la del juez Serrano, su candidato de 2019, cobrando subvenciones públicas para pagar sus pufos personales y sentado en un banquillo de los acusados

Los andaluces no deberían olvidar que la Andalucía de Vox es la del juez Serrano, su candidato de 2019, cobrando subvenciones públicas para pagar sus pufos personales y sentado en un banquillo de los acusados; la del prófugo de la justicia británica, Ortega Smith, haciendo el ridículo frente al Peñón y practicas de tiro con tirantes y zapatos; la de Espinosa de los Monteros encargando trabajos que luego no paga; la de Rocío Monasterio firmando proyectos sin ser arquitecta; la de Hermann Tertsch soltando soflamas nazis desde cualquier bar de mala muerte y al borde del coma etílico; la de la alicantina Olona vestida de flamenca en la sesión de investidura, con la fascista Marine Le Pen como invitada de honor, para que de paso siga jodiendo a los agricultores andaluces. Es cierto que muchos de ellos ya no están en el partido, pero lo malo es que sus sustitutos los han empeorado considerablemente.

La Andalucía de Juan Manuel con una vicepresidencia de Vox, sería una tierra en la que volverían al olvido las miles de víctimas de sus progenitores políticos, cuyos restos siguen en fosas comunes en cunetas y pozos, porque la Ley de la Concordia que impondrían intentará enterrar por todos los medios a su alcance, cualquier testimonio que recuerde las barbaries cometidas por sus amados golpistas

La Andalucía de Juan Manuel con una vicepresidencia de Vox, sería una tierra en la que volverían al olvido las miles de víctimas de sus progenitores políticos, cuyos restos siguen en fosas comunes en cunetas y pozos, porque la Ley de la Concordia que impondrían intentará enterrar por todos los medios a su alcance, cualquier testimonio que recuerde las barbaries cometidas por sus amados golpistas; la que llamaría “lunático islamófilo” a Blas Infante, padre de la patria andaluza, cuyos restos siguen en una fosa común; la que honraría a Queipo de Llano y lo devolvería con honores en la basílica de la Macarena; la que "enseñaría" a los niños que la matanza de la "Desbandá" se produjo por los errores logísticos de la República y no por el criminal bombardeo, por tierra mar y aire, de la población civil que huía de Málaga camino de Almería; la Andalucía en la que el coronel Cascajo y el comandante Valdés, ya no serán los dos asesinos fascistas que acabaron con más de quince  mil vidas en Córdoba y Granada, sino dos "patriotas" anticomunistas... Y la tierra en la que a Lorca lo mataron por rencillas familiares y punto.

Será la Andalucía en la que se devolverían las competencias a Madrid en materia educativa y sanitaria, acabando así de un plumazo, con el principal ascensor social de esta tierra en los últimos 40 años; en la que peligraría el subsidio de desempleo agrario que ha permitido subsistir dignamente a miles de jornaleros y evitado la desaparición de decenas de pueblos del interior; la Andalucía en la que el campo no sería para quien lo trabaja, sino para quien lo cabalga y lo caza.

Una Andalucía en la que el modelo de mujer se parecería bastante al de la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera y en la que Ana Orantes, no sería considerada una víctima de la violencia machista, sino de la violencia intrafamiliar, con la que los hooligans de Abascal pretenden equiparar la violencia de que son víctimas las mujeres, por el mero hecho de serlo, con cualquier otro tipo de violencia.

Una tierra en la que nuestro glorioso pasado andalusí sería un accidente de la historia, a ser posible sobre el que pasar de puntillas, porque para los neofranquistas que vienen la historia fetén será la del 2 de enero y la Toma de Granada a los moros

Una tierra en la que nuestro glorioso pasado andalusí sería un accidente de la historia, a ser posible sobre el que pasar de puntillas, porque para los neofranquistas que vienen la historia fetén será la del 2 de enero y la Toma de Granada a los moros; la de la quema de las maravillosas bibliotecas nazaríes por el Cardenal Cisneros en la plaza de Bibrambla; la de la expulsión de los moriscos y a ser posible de los gitanos.

Una Andalucía en la que la inmigración deberá ser "ordenada", entendiendo por ello la importación de mano de obra semiesclava, que se encargue de todo aquello que los señoritos patrios consideran indigno de sus manos blancas; en la que condes, marquesas, duques, vizcondesas y demás "nobleza", vuelvan a lucir palmito por ayuntamientos, diputaciones y despachos de todo pelaje, para conseguir el diezmo que por sangre entienden que les corresponde.

La Andalucía de un gobierno del PP y Vox sería aquella en la que el Opus, los Legionarios de Cristo y los obispos tridentinos, volverían a acojonar a los niños con las llamas eternas, para que así de mayores no rechisten a los señoritos.

Y es que para la derecha y la ultraderecha la Andalucía como Dios manda, es la de cortijos en los que galopar y cotos donde cazar; la de camareros para servirles en Marbella y Sotogrande, en el Rocío y la Maestranza. Una tierra, en definitiva, de señoritos de toda la vida explotando miserablemente a tantos andaluces y andaluzas que a ellos les gustaría fuéramos como Régula, Azarías y Paco el Bajo.

Quien avisa, no es traidor.

Agustín Martínez