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Artículo de opinión por Agustín Martínez

La folletá del Granada Tech Park

Política - Agustín Martínez - Jueves, 6 de Noviembre de 2025
Una brillante reflexión de Agustín Martínez sobre los planes de la Junta de cambiar de nombre al Parque Tecnológico de la Salud. Para leer y compartir.
Imagen de de la Fundación del Parque Tecnológico de la Salud,con el hospital al fondo.
IndeGranada
Imagen de de la Fundación del Parque Tecnológico de la Salud,con el hospital al fondo.

Hay decisiones que se explican solas, no porque tengan lógica, sino porque huelen a lo que son. El reciente empeño de la Junta de Andalucía en rebautizar el Parque Tecnológico de la Salud (PTS) como Granada Tech Park pertenece a esa familia de ocurrencias que solo se entienden desde la vanidad política y la alergia a lo que huela a excelencia granadina. Si el objetivo era descafeinar la identidad de un espacio emblemático para hacerlo más manejable, menos comprometido con la ciudad que lo alumbró y más dócil al marketing global de la “Andalucía innovadora”, enhorabuena: lo han conseguido.

El PTS nació con una idea sencilla y poderosa: vincular la investigación biomédica, la docencia universitaria y la empresa en un entorno único, con sello de Granada. Era el ejemplo palpable de que esta ciudad podía liderar algo más que procesiones, tapas y monumentos. Que Granada podía generar conocimiento, empleo cualificado y proyectos punteros en biomedicina, farmacología o inteligencia artificial aplicada a la salud. Pero claro, esa palabra -Salud- debía de resultar demasiado específica, demasiado local, o peor aún, demasiado granadina.

alguien, en algún despacho sevillano o malagueño, decidió que lo moderno era llamarlo Granada Tech Park, que suena a Silicon Valley de Hacendado, pero con aceitunas

Así que alguien, en algún despacho sevillano o malagueño, decidió que lo moderno era llamarlo Granada Tech Park, que suena a Silicon Valley de Hacendado, pero con aceitunas. Lo curioso es que han conservado la palabra “Granada” en el nombre, como si quisieran disimular la amputación con un apósito bilingüe. No se trata de un cambio de marca, sino de una operación de desarraigo quirúrgico: eliminar lo que hace diferente para integrarlo en el gran magma anodino de la “marca Andalucía”, donde todo brilla igual… y todo pesa lo mismo: nada.

No es la primera vez que el Gobierno de Moreno Bonilla practica esta cirugía política. Lo hizo con el Parque de las Ciencias, al intentar diluir su gestión en una estructura más controlable desde Sevilla; con la Escuela Andaluza de Salud Pública, desmantelada a golpe de decreto; con la gestión de la Alhambra, donde se juega a los equilibrios entre consejerías; o con Sierra Nevada, convertida en un recurso turístico de usar y tirar. El patrón se repite: cuando algo sobresale en Granada, hay que nivelarlo. Y el verbo “nivelar”, en este contexto, es sinónimo de “laminar”.

Granada, que tanto ha dado al conocimiento científico y a la cultura de este país, se está viendo reducida a filial de Málaga y sucursal de Sevilla

Granada, que tanto ha dado al conocimiento científico y a la cultura de este país, se está viendo reducida a filial de Málaga y sucursal de Sevilla. Los proyectos se anuncian aquí, pero se deciden allí. Los éxitos se exportan, las competencias se disuelven, y los nombres se cambian para que nadie recuerde de dónde venían. Lo llaman cohesión territorial, pero se parece demasiado a un expolio discreto y con sonrisa institucional.

En el fondo, lo de “Granada Tech Park” es una auténtica folletá que tiene algo de metáfora involuntaria: un disfraz de modernidad para ocultar una política vieja, de centralismo y complejo

En el fondo, lo de “Granada Tech Park” es una auténtica folletá que tiene algo de metáfora involuntaria: un disfraz de modernidad para ocultar una política vieja, de centralismo y complejo. Porque lo que molesta no es el inglés, sino el propósito. Si de verdad se tratara de internacionalizar, de abrir horizontes, de proyectar la imagen de una Granada innovadora al mundo, nadie se opondría. Pero aquí se huele otro propósito: difuminar la excelencia sanitaria y académica de la ciudad y borrar los hitos conseguidos por su universidad, por sus investigadores y por las empresas que han acudido al PTS al calor del conocimiento que se genera en esta ciudad

Cambiar el nombre no mejora la realidad, pero sí cambia la narrativa. Y esa parece ser la obsesión: que cuando alguien busque “Granada” y “salud” en la misma frase, no encuentre nada que huela a liderazgo.

Quizá dentro de poco tengamos el Alhambra Cultural Experience, el Science Valley of the South o el Nevada Snow Resort by Andalucía. Todo muy “tech”, todo muy “brand”, todo muy vacío.

Granada no necesita un “Tech Park”. Lo que necesita es respeto, autonomía y confianza. Y, sobre todo, necesita que quienes gobiernan Andalucía entiendan que modernizar no es traducir, y que borrar nombres no borra la memoria, pero sí deja muy claro quién tiene miedo de ella.

Agustín Martínez