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'El Planeta de los simios'

Política - Paco Espínola - Viernes, 28 de Noviembre de 2025

La concesión de los premios Planeta ha confirmado un nuevo género literario: la nada. Consiste en la implantación en medios y redes sociales de la gestualización, el continente sin contenido, el comentario estúpido repetido hasta la saciedad y convertido en aforismo. La moda se ha impuesto en la política convirtiéndola en una cultura de mentiras, engaño, falsedad, hipocresía. La estupidez es inteligencia. La ignominia es honor y patria. Pura metonimia: el PP de Almería con el dentista («empastes», «limpiezas», «piñatas nuevas», «muelas picadas») y el de la Gürtel con la repostería («magdalenas» y «galletas»); el PSOE con los comestibles («chistorras», «chorizos, «lechugas», «aguacates») y en los ERE con las «cajas de vino». O la CiU de los Pujol con los «misales», como llamaba Marta Ferrusola (alias “Madre Superiora”) a las mordidas, un caso de intervención divina, aparte, claro, de las inmatriculaciones de la Iglesia Católica. Emepunto y aparte.

La teoría evolucionista ha cambiado: no venimos del mono, vamos hacia él. Nuestros corruptos son cutres, tabernarios, campechanos de sangre azul, de barrigón cervecero refrenado por un cinturón de cantidad.

Se dice que los políticos roban. Pero yo no creo que si algún político hace a veces un negocio a expensas de sus electores, realice un acto inmoral. Ningún acto es inmoral considerado absolutamente, y el acto mismo de alimentarse con sangre humana nos parece perfectamente lógico si está ejecutado por los apóstoles, ya que, en este caso, tiene el carácter de una función natural.

Retórica visual metáfora, de Chema Madoz. Pinterest.

Todo el mundo afirma, así en general, que los políticos roban; pero no porque se opina que son unos ladrones, sino porque se sabe que son políticos. La gente no concibe que se vaya al Parlamento más que a robar. Para el buen funcionamiento de la máquina administrativa, considera necesario el que unos señores la despojen desde el Parlamento; y cuando, en época electoral, un ciudadano vota a este candidato en vez de a aquel otro, no es porque lo juzgue más honrado, sino porque le inspira más simpatías y prefiere que sea él quien se beneficie. San Cucufato, por ejemplo, si se presentase candidato obtendría numerosos votos; pero la gente no le votaría para que no robase, sino al contrario: «Un hombre tan bueno, tan santo –dirían los jueces. ¡A ver si por fin puede el pobre hacerse una posición!».

Lógico, se trata del patrono del juez Peinado y de la Sala Segunda del Supremo cuya advocación figura en el frontispicio de la prestigiosa institución: “San Cucufato, San Cucufato, de los cojones te ato, y hasta que no las encuentre no te los desato”, refiriéndose a pruebas incriminatorias. 

Publicada en Pinterest.

Por mi parte, yo creo, como el censo electoral, que los políticos deben robarnos. Dejando de lado nuestro país, no sé de ninguno donde no roben; pero hay maneras y maneras de robar. En los países adelantados se roba haciendo obras de beneficio público. Un día los políticos asfaltan las calles. Otro día, las pavimentan. Hoy talan los árboles de una avenida. Mañana construyen un hotel en terreno no urbanizable, a cada nueva mejora que anuncian, los vecinos piensan que están preparándose un negocio; pero transigen con el negocio a fin de obtener la mejora. En las elecciones italianas de 2008 uno de los candidatos era Berlusconi. La gente pensaba que siendo inmensamente rico no iba a robar. Umberto Eco escribió un magnífico artículo titulado «100 razones para no votar a Berlusconi»; en una de ellas argumentaba que, siendo precisamente rico, el motivo principal era enriquecerse más.

En los países atrasados, en cambio, el robo consiste en no dejar hacer nada, como mejorar la Sanidad, la Educación, la vivienda o el transporte.

Y si yo me quejara de algunos políticos españoles, no sería por lo que pueden robarme, sino, más bien, por lo que me dejan de robar. Para que España llegue a ponerse a la altura que le corresponde, necesitamos que nos saquen todavía una verdadera millonada.