Enrique Muñoz Arévalo, un alcalde que luchó por salarios dignos para los trabajadores de Santa Fe-El Jau
Cada cuerpo que se recupere en las fosas de Víznar será como "recuperar algo tuyo, aunque no sea nuestro abuelo, porque somos parte de la misma historia". Así reflexiona sobre el significado de las exhumaciones de víctimas del franquismo que han comenzado este año en el Barranco de Víznar María Luisa Muñoz Lozano, nieta del que fuera alcalde de Santa Fe Enrique Muñoz Arévalo, asesinado por los franquistas, cuando solo tenía 37 años, el 15 de agosto de 1936.
Un hombre bueno, como resalta su nieta en una conversación con El Independiente de Granada; un alcalde muy querido por sus esfuerzos para combatir la falta de trabajo en su pueblo, constatan las investigaciones que buscan recuperar la Memoria Democrática; así recogen, entre otros trabajos, el libro 'Caciques contra socialistas', de Rafael Gil Bracero y Mario López Martínez.
"Muchos obreros encontraron cobijo en ayuntamientos comprometidos" que reivindicaron mejoras en sus condiciones de trabajo en el campo para "darle un poco de dignidad a sus salarios de miseria", explica Rafael Gil Bracero
"Muchos obreros encontraron cobijo en ayuntamientos comprometidos" que reivindicaron mejoras en sus condiciones de trabajo en el campo para "darle un poco de dignidad a sus salarios de miseria", explica a este diario Gil Bracero. Esa determinación les enemistó con muchos propietarios de terrenos en la Vega.
Uno de esos alcaldes fue Muñoz Arévalo. Firmemente comprometido con la República y con sus ideas socialistas.
Su nieta recuerda con orgullo el contenido de algunas cartas dirigidas a su abuelo pidiéndole ayuda o agradeciéndole su intervención para solucionar problemas.
Estos líderes carismáticos se convirtieron, mientras ejercieron su labor, en el centro de los ataques de la derecha y de la prensa, en la que se encontraban términos despectivos para referirse a ellos, recuerda el profesor Gil Bracero, presidente de la Asociación Granadina para la Recuperación Histórica, que refiere caricaturas de Miranda en ese sentido publicadas en Ideal. Fue una estrategia, intentando buscar irregularidades en la gestión de los regidores, lanzando sospechas para desprestigiar su labor. Esto hizo que Muñoz Arévalo, afectado, se alejara de la política activa, recuerda Gil Bracero. Y, aunque había regresado en el 36 al recuperar el gobierno la izquierda, tenía incluso preparada su marcha.
Medidas para paliar el paro obrero y búsqueda de fondos para fomentar la obra pública, como el encauzamiento del Genil, hicieron que su popularidad creciese
Sobre la popularidad que alcanzó, en un artículo publicado en la Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino (CEHGR) por Miguel Ángel del Arco Blanco y Gloria Román Ruiz titulado "El fracaso de la llegada de la Democracia. Santa Fe en el periodo entreguerras (1918-1945)", los autores escriben: "Durante el llamado «Bienio Progresista» (1931-1933) el ayuntamiento tomó medidas para paliar el paro obrero. Así, el alcalde Muñoz Arévalo viajó en diversas ocasiones a la capital de la provincia y del país para conseguir fondos para fomentar la obra pública del municipio. Un ejemplo de ello fue el inicio de las obras de encauzamiento del río Genil. Todo esto haría que su popularidad creciese entre los hasta entonces desempleados de Santa Fe".
Apenas una semana después del vil asesinato por los golpistas de Muñoz Arévalo, un 21 de agosto, nacería su hijo Enrique, que creció sin padre y rodeado de la pena y el silencio sobre lo ocurrido. Porque como recuerda Gil Bracero, las familias intentaban de esta manera que los hijos e hijas no fuesen perseguidos. Es ahora cuando los nietos y nietas "quieren saber".
"Aunque fuera una abuelo 'desconocido' para nosotros, siempre ha estado muy presente, con las dudas y las incógnitas" sobre lo sucedido, relata su nieta
Es el caso de la familia del que fuera alcalde de Santa Fe-El Jau. "Aunque fuera un abuelo 'desconocido' para nosotros, siempre ha estado muy presente, con las dudas y las incógnitas" sobre lo sucedido. Sobre su figura han logrado conocer más a través de las investigaciones para la recuperación de la Memoria Histórica. A finales de la década de los noventa el Ayuntamiento de la localidad le rindió un homenaje, colocando un monolito en su memoria en El Jau. "Fue la primera vez que mi padre oyó a alguien hablar de su padre. La primera vez que pudo llevarle flores a un lugar".
Por las investigaciones de la AGRMH, la familia sabe que pudo ser una de las víctimas que yacen en las fosas de Víznar. Han seguido con intensidad la primera fase de las exhumaciones en ese Lugar de Memoria y aguardan con expectación que se retomen los trabajos.
"Fue espeluznante y emocionante" acudir a ese lugar, convocados por el equipo que se encarga de los trabajos, para conocer de primera mano cómo evolucionaban. Ellos no saben si habrá posibilidad de encontrar a su abuelo, pero celebran cada resto encontrado.
En el homenaje que cada año, el día en el que fue asesinado por los golpistas, la provincia recuerda a Federico García Lorca y, a través de su figura, a todas las víctimas del franquismo, su nieta habló en nombre de los familiares que siguen buscando a sus seres queridos. Lo hizo con unas conmovedoras palabras que dirigió, a modo de carta, a su abuela.
Esta noche tengo el honor y la gratitud de contarte algunas cosas a las que tú no tuviste acceso y, aun sabiendo de los hechos, no pudiste ni contarnos ni tener certeza.
Te lo cuento desde un largo proceso histórico en el que la memoria alza su voz para informarte e informarnos de todo aquello que aún permanece entre sombras.
Te escribo esta carta porque estarías orgullosa de conocer lo que le ocurrió a tu esposo, Enrique Muñoz Arévalo y al hijo que tuviste una semana después de su detención, Enrique Muñoz Chica. Hoy podemos hablar sin miedo, incluso podemos gritar los nombres de miles de personas, contar sus historias con una gran admiración y respeto. Dar voz a ese duro y largo silencio en el que tuvisteis que vivir, ahora no solo no tenemos miedo, ahora debemos, es nuestra obligación dar voz a todas esas vidas reprimidas, por los que se fueron y por las que quedasteis, viviendo esas ausencias y tristezas en soledad y silencio.
Es muy especial esta noche. Llevo muchos años asistiendo a este y a otros actos y cada vez que escuchaba a los participantes, mi pensamiento siempre era el mismo, mi abuelo, tú, mi padre, como seguro os está pasando a todos los que estáis ahí y tenéis familiares asesinados, desaparecidos, en una fosa, en cunetas, así es que entiendo perfectamente lo que sentís en estos momentos, por eso, aunque hoy hable de mi abuelo, Enrique Muñoz Arévalo, es en nombre de cada uno de los que están en vuestro pensamiento.
Mis hermanos y yo recordamos que cuando en casa se hablaba de Lorca, tu hijo, mi padre, decía “a vuestro abuelo le pasó lo mismo”. Si le preguntábamos, solo podía añadir que una noche después de visitarte, porque parecía que estaba escondido, desapareció, y unos días después nació él. Después de estas palabras, mutismo. Tu hijo, mi padre, creció con el miedo a hablar, a preguntar, la figura de su padre estuvo totalmente silenciada, ausente.
Como nieta, hoy podría contar cómo eran mis abuelos maternos, cómo eras tú, evocar los recuerdos que nos dejasteis, pero no puedo hacerlo de mi abuelo, tu esposo, porque tu miedo impidió que nos transmitieras su figura. Aunque poco, ese vacío lo estamos llenando ahora.
En 1999, mi padre recibió una llamada. El Ayuntamiento de Santa Fe y la Diputación querían rendirle un homenaje a mi abuelo. ¡Qué orgullosa te habrías sentido! Recuerdo la emoción de mi padre y de todos. Por primera vez alguien nos contaba algo de nuestro abuelo. Por primera vez tu hijo pudo ofrecerle unas flores a su padre en el busto que se erigió en el Jau en su honor. No sabes cuán presente estuviste tú ese día porque nunca se te permitió a ti hacerlo. Este acto lo seguimos manteniendo, y no faltamos a la cita cada 5 de enero, fecha de su nacimiento, donde tu recuerdo, el del abuelo y ya también el de mi padre están muy presentes.
Enrique Muñoz Arévalo fue un militante socialista. Estuvo en la Cortes en Madrid pero su amigo Fernando de los Ríos le pidió que se presentara a la alcaldía de Santa Fe. Dejó Madrid y aceptó encabezar la candidatura municipal de su pueblo. Fue alcalde entre 1932 y 1936. Trabajó con ahínco por y para su pueblo y como reza en su monolito debió de ser un hombre bueno, prueba de ello es la cantidad de cartas y notas que encontramos entre sus papeles pidiéndole favores y dándoles las gracias por ellos. Fue un hombre respetado por su obra social y cultural. Fusilado a principios de la guerra civil. Según consta en algunos libros, su amigo Alejandro Otero, le avisó para que se marchara de Granada pues venían tiempos difíciles, según sus palabras. Pero el abuelo renunció a irse, no podía hacerlo porque tú estabas a punto de dar a luz. Efectivamente, gracias a la Asociación Granadina para la Recuperación de la Memoria Histórica, pudimos corroborar que el 15 de agosto murió por arma de fuego, una semana después nació tu hijo. En el momento de la sublevación no era alcalde. En la sesión ordinaria del 29 de mayo presentó su dimisión «con carácter irrevocable» por «causas de índole privada. La corporación le concedió una licencia de 20 días. Pero ya no pudo volver. Tenía sólo 37 años. Pero no quedó ahí, se le abrió, además, un expediente para incautarle sus bienes.
Contarte estas cosas esta noche es aún más especial por el lugar donde nos encontramos. A unos metros de aquí están las fosas donde se encuentran muchos cuerpos. Es posible que el del abuelo esté ahí. Después de muchos años de trabajo y grandes dificultades, por fin, hace unos meses y gracias al esfuerzo de la Asociación esas fosas se pudieron abrir y exhumar algunos cuerpos, pocos. Te puedo asegurar que el escalofrío y la emoción estremecen. Por ahora solo se han podido recuperar algunos cuerpos, pero tenemos buenas noticias, en los próximos meses se seguirá trabajando en ellas. No sabemos si entre esos cuerpos estarán nuestros familiares, pero cualquiera que se recupere lo viviremos como si fuera el nuestro. Cada cuerpo que se recupere es honrar un nombre, rescatarlo del olvido. Además, es un deber y una obligación explicarles a las generaciones presentes y futuras en los currículums educativos los hechos tal y como ocurrieron para honrar la memoria y dignidad de todos los que lucharon por sus ideas y libertades.
Cuando se hundieron las
formas puras / bajo el cri
cri de las margaritas, /
comprendí que me habían asesinado. /
Recorrieron los cafés y los cementerios y las iglesias, /
abrieron los toneles y los armarios, /
destrozaron tres esqueletos para arrancar sus dientes de oro. /
Ya no me encontraron. /
¿No me encontraron? /
No. No me encontraron. /
Pero se supo que la sexta luna huyó torrente arriba, /
y que el mar recordó ¡de pronto! /
los nombres de todos sus ahogados.
Federico García Lorca
Me despido de ti con palabras de tu esposo, don Enrique Muñoz Arévalo “Soy un hombre verdadero, mi pasión es la verdad y si en ella creyera, habría felicidad”.
Recuperemos esa verdad.
Una ofrenda floral en el monolito que se levantó en su recuerdo en El Jau
La primera vez que su hijo Enrique Muñoz Chica pudo depositar unas flores para recordar a su padre, fue, como se ha referido, en un homenaje organizado por el Ayuntamiento de Santa Fe, que levantó un monolito en su recuerdo. Fue en enero y a partir de esa fecha, toda la familia acude a ese lugar para volver a depositar flores.
Este reportaje se publica un 21 de agosto, el día en el que nació Enrique Muñoz Chica. Que sea también un homenaje a ese hijo que nunca pudo conocer a su padre, y a todas las familias que siguen buscando sin descanso para recuperar la memoria de los suyos.
Para que no se olvide, para que nunca se repita.
Para que nunca se olvide. Para que nunca se repita.
En colaboración y las asociaciones memorialistas de la provincia de Granada.
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- Antonio García Ordóñez, último superviviente de la Agrupación Guerrillera de Granada
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- Manuel Valor Cara, de la cuesta del Pino al campo de concentración de Albatera
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