'Habladurías' sobre la subida inclusiva al campo base del Everest vista por sus protagonistas y la visión de una jefa de expedición autista
Y nos lo cuentan Mayte Serrat y con ella están Carol Díaz, paciente con fibromialgia y Rafa Yánez, del equipo de coordinación del proyecto de subir al campo base del Everest.
“Sabíamos que iba a marcar un antes y después en la vida de las personas que fuimos, pero realmente ha sido una experiencia brutal, éramos 30 personas con diferentes capacidades, aquí no intervenimos como doctoras o como psicólogas, como fisios o como pacientes, que las personas que me conocen ya saben que no me gusta esta palabra, aquí no hay pacientes voluntarios, sanitarios, somos 30 personas en igualdad, con unas capacidades, cada una de las personas diferentes"
Empieza Mayte y nos cuenta que: “Sabíamos que iba a marcar un antes y después en la vida de las personas que fuimos, pero realmente ha sido una experiencia brutal, éramos 30 personas con diferentes capacidades, aquí no intervenimos como doctoras o como psicólogas, como fisios o como pacientes, que las personas que me conocen ya saben que no me gusta esta palabra, aquí no hay pacientes voluntarios, sanitarios, somos 30 personas en igualdad, con unas capacidades, cada una de las personas diferentes, donde se trataba de ayudarnos unas a los otros. Somos un equipo donde en esa ayuda mutua intentamos conseguir llegar a la base de la montaña más alta del mundo y la verdad que fue una experiencia como decía brutal en todos los sentidos”.
Una experiencia brutal que nos lo cuenta Carol: “Bueno sí fue dura pero ya nos lo habían explicado que sería dura, que íbamos a sufrir, que nos iba a costar, entonces íbamos preparadas. A lo mejor no tanto como nos lo esperábamos, pero sí. Sabíamos a lo que íbamos porque estaba súper organizado y estaba bien y el planteamiento, desde un principio nos dijeron lo que íbamos a hacer y lo que nos íbamos a encontrar, que luego el cuerpo se adapte o no a esa situación y estaba todo muy organizado y muy bien explicado para poder hacerlo. Para mí, fue bastante duro, pero bueno, pude hacerlo y eso es el reto que me llevo. Que me quiten lo bailado en ese sentido. Ahí está”.
Rafa, en la coordinación de un proyecto de este tipo con gente diversa, gente que se había entrenado para ello, que había hecho todos unos preparativos previos, pero la clave luego es que hay que subirlo, hay que llegar al campo base: “Unas semanas antes, casi un mes y pico antes, se asignó ya las personas que serían las responsables, se separó todo lo que es el gran grupo, porque era imposible llevar todos, sino que se asignaron a cada responsable unas cuantas personas. Y bueno, entre comillas era más fácil de llevar así en pequeños grupitos, por lo que todo en el tema de organización se hizo mucho más fácil”.
“Pero, una cosa es la teoría, -prosigue Rafa- aquí en la mesa, que se organizó todo en la mesa y luego cuando estás en el campo a pie de montaña, como que dice, ya pisando tierra, la cosa ahí es donde te encuentras realmente la esencia de la organización, donde tienes que sacar lo mejor de ti para relacionarte"
“Pero, una cosa es la teoría, -prosigue Rafa- aquí en la mesa, que se organizó todo en la mesa y luego cuando estás en el campo a pie de montaña, como que dice, ya pisando tierra, la cosa ahí es donde te encuentras realmente la esencia de la organización, donde tienes que sacar lo mejor de ti para relacionarte. Y cuando estás allí pues ya te tienes tú mismo que adaptarte allí y además hacer que los demás, ya que mucha gente no había estado a esas alturas y con sus singularidades, atender a todas las cosas que le pasaban y atenderlos y hacerlo mejor posible, pero se portaron bien porque todo fue muy bonito, todo muy bonito”.
Sobre lo que esperaban y lo que fue, Mayte cuenta que lo que esperaba es poder crear las condiciones necesarias para que cada una con su esfuerzo personal pudiera conseguir el reto que se había planteado. Y nos lo cuenta así: “Sabíamos que había personas que no estaban 100%, pero de hecho hubo esta preparación de dos años y te diría que prácticamente el último año fue muy intensivo para asegurar que todas las personas hubieran estado como mínimo a 3.000 metros. Salíamos de aquí un 1 de noviembre, a Kathmandu, no pudimos prácticamente ni descansar porque salía un bus de unas 7 o 8 horas hasta llegar al aeropuerto de Mantil y de allí volábamos a Lukla y Lukla es donde empieza el trek que son prácticamente 3.000 metros, 2.800 y en avioneta llegábamos allí, se tenía que asegurar que todas las personas, al menos alguna vez durante ese año hubieran estado a 3.000 metros y saber cómo reaccionaban y luego, claro, evidentemente, ya no es la dureza de la vida de tantos días caminando, como dice Rafa, que éramos un grupo grande de 30 personas, pero que además no son las diferentes capacidades que también, sino que eran personas que en su mayoría no habían hecho un trek de estas características y menos en este tipo de alturas, que ahora supongo que entenderán cuando yo les decía, no tienen ninguna dificultad técnica, es caminar, pero la altura influye bastante”.
"Yo, de hecho, le he explicado en reuniones previas, que yo es donde más he llorado, en montañas de altura. Cuando he subido a la Aconcagua, cuando me he ido a otras expediciones al Himalaya, a partir de 6.000, 6.500 metros, es donde más he sufrido”
“Yo creo que aquí algunas personas, les superó decir, no nos podíamos imaginar que caminar en altura realmente fuera complicado, que una etapa de 7 o 8 kilómetros de 500 metros de desnivel que aquí haríamos con relativa comodidad, ahí es durísimo y ahí se sufre mucho. Yo, de hecho, le he explicado en reuniones previas, que yo es donde más he llorado, en montañas de altura. Cuando he subido a la Aconcagua, cuando me he ido a otras expediciones al Himalaya, a partir de 6.000, 6.500 metros, es donde más he sufrido”.
Y continuaba explicando la ruta: “Que me lo voy a pasar muy bien, que el paisaje es espectacular, pero es que se sufre mucho, porque no hay ningún tipo de comodidad, porque cuando llevas toda la jornada caminando con esas piedras y el frío, y a pesar de esto tuvimos muy buena temperatura, pero por las noches podían caer a menos 10, menos 12, los últimos días a menos 20. Los albergues donde vamos, son muy áridos, son muy poco amigables, no tienes nada para calentarte, todo está frío, la incomodidad ir al baño, que tienes que beber mucha agua, que me tengo que levantar, porque las necesidades básicas cubiertas están justas, porque comes arroz todos los días, hay personas que no les gusta el arroz, que les sienta mal, que bueno, que la altura afecta también a tu capacidad de razonamiento, de entendimiento, y cuanta más altura, peor, porque aquí subíamos hasta 5.300 metros, que se dice rápido, pero es solo 5.300 en el mundo de la montaña”.
"Fue trabajar, tener muy claro que la prioridad principal era la seguridad, la integridad física de la persona, sufrir y vamos a sufrir todas las personas, pero que ese sufrimiento no pusiera en riesgo, la vida de esas personas”
“Yo lo que trabajé previamente y sobre todo durante la expedición, porque cuando teníamos que coger la avioneta no pudo volar, no es que hubiera mal tiempo, pero a la que hay un poco de niebla, pues ya no vuela, porque es una avioneta muy pequeñita, y de hecho ya dicen que es el aeropuerto más peligroso del mundo, nos quedamos sin poder volar, nos tuvimos que quedar un día entero con la incertidumbre que no sabíamos si realmente podíamos llegar y realmente empezar el trek y eso ya de entrada supuso que nos comíamos un día, porque el día que teníamos de margen lo teníamos que guardar por si a la vuelta no podía volar otra vez la avioneta, con lo cual la bajada nos obligaba que en vez de cuatro días teníamos tres, esto significa etapas de 22 kilómetros, 1.200 de desnivel y cuando ya has hecho toda la subida es muy bestia, pero bueno fue trabajar, tener muy claro que la prioridad principal era la seguridad, la integridad física de la persona, sufrir y vamos a sufrir todas las personas, pero que ese sufrimiento no pusiera en riesgo, la vida de esas personas”.
“Para mí era la obsesión, que nadie cogiera mal de altura, que nadie tuviera principios de edema pulmonar o cerebral, que tuviera que venir el helicóptero, que nadie sufriera una rotura y acompañar al máximo para conseguir el reto que cada persona se había propuesto"
“Para mí era la obsesión, que nadie cogiera mal de altura, que nadie tuviera principios de edema pulmonar o cerebral, que tuviera que venir el helicóptero, que nadie sufriera una rotura y acompañar al máximo para conseguir el reto que cada persona se había propuesto. De hecho, estaba toda la expedición preparada por si una persona consideraba que era demasiado, que no podía continuar o que no quería continuar. Estaba todo organizado para que esa persona o bien se quedara o realmente si se encontraba mal, pudiera regresar a Kathmandu”.
“Por tanto, era una responsabilidad y una responsabilidad también individual de voy a continuar porque a pesar de las circunstancias duras, me he planteado, me he preparado y a pesar de todas las circunstancias, personas con fibromialgia que tuvieron brotes, que lo pasaron muy mal, pero que se habían preparado para ese reto. Estoy sufriendo quizá lo que nunca he sufrido en mi vida, pero quiero conseguirlo. Quiero llegar a este campo base del Everest”.
Y siguió contando: “Realmente fue un reto conseguido, llegamos las 30 personas, nadie cogió mal de altura, regresamos las 30 personas y bueno, eso es lo que esperaba, lo que me había propuesto, sabía que era un reto complejo, porque había muchas personas que no apostaban por nosotras, porque éramos un grupo mayoritariamente de mujeres, de mujeres diversas y como jefa de expedición, una mujer también diversa. Con lo cual, bueno, pocas personas daban un duro por nosotras mismas”.
A la pregunta ¿cómo es el Everest? Carol nos dijo “Te puedo decir que muy bonito. Yo no había salido nunca de España, no tenía ni pasaporte. Con eso ya empezamos. Luego mi montaña, ellos lo saben, había sido de Barbacoa. La montaña no la descubría hasta que entré en CIM Project"
A la pregunta ¿cómo es el Everest? Carol nos dijo “Te puedo decir que muy bonito. Yo no había salido nunca de España, no tenía ni pasaporte. Con eso ya empezamos. Luego mi montaña, ellos lo saben, había sido de Barbacoa. La montaña no la descubría hasta que entré en CIM Project. Y bueno, ha sido muy bonito, una sensación muy bonita que lo que yo me llevo es que lo que me han hecho en el club, todo el equipo, descubrir la montaña. Para mí es un esfuerzo cada día cuando vas a la montaña, de superación, de estar tú y la montaña contra todas las adversidades que te puedes encontrar de terreno, de kilómetros, del tiempo, de las vistas”.
“Entonces es como luchar otra vez con la enfermedad que tenemos todos los días, los de fibro. Para mí fue tan bonito, fue un cambio brutal, los caminos, la gente, los compañeros con los que nos encontramos y con los que estuvimos allí, pues muy agradable, muy bonito y es lo que me llevo para mí. Yo pensaba que podía quedarme en el primer pueblo, porque como no había hecho nunca tanto y era de las que pensaba que me podía quedar en el primer pueblo y me quedé en el último. Llegué al último a Gorache, como comentaba Mayte, y para mí eso es una experiencia muy bonita, con los compañeros como me ayudaban, tanto para subir como para bajar, lo agradable que fueron todos y con lo comentado antes en la organización yo me sentía muy segura, porque estaba todo muy bien organizado y todos los compañeros muy agradables”.
A mi pregunta ¿Y cómo fue Rafa, la vivencia del conjunto de personas?, nos contó: “Yo estoy en medio. Estoy un poquito entre Maite y Carol, pero yo cogí a las dos vertientes, la parte de más de organización y demás, y la parte de intentar disfrutar y que disfrutas desde luego del paisaje, porque me encantó la montaña, pero claro también tienes que estar como pendiente de todo y todo fue muy bien, la gente caminaba bien, se lo tomaba todo al pie de la letra"
A mi pregunta ¿Y cómo fue Rafa, la vivencia del conjunto de personas?, nos contó: “Yo estoy en medio. Estoy un poquito entre Maite y Carol, pero yo cogí a las dos vertientes, la parte de más de organización y demás, y la parte de intentar disfrutar y que disfrutas desde luego del paisaje, porque me encantó la montaña, pero claro también tienes que estar como pendiente de todo y todo fue muy bien, la gente caminaba bien, se lo tomaba todo al pie de la letra, no tener que hacer ninguna barbaridad, ninguna tontería de, yo qué sé, coger un ritmo muy rápido y todo fue bastante sencillo, se llevó bastante, bastante bien, bastante bien”.
“Y notas a la gente cómo disfruta, porque yo creo que disfrutaron mucho. Yo el primero estaba súper impresionado con lo que es el paisaje, lo que es la gente de allí. Y por parte y yo los notaba que ellas estaban impresionadas con todo. Pero todo no se puede decir perfecto, porque las cosas perfectas como que parece que no existan, pero yo le daría un ocho, un ocho a todo. Estar caminando no es lo mismo el primer día que el séptimo, no es lo mismo estar abajo que empiezas cuando estás a cuatro mil, pues ahí la gente hay un gustillo de cuánto queda, quedará mucho, estamos ya cansadas, entonces ahí notas la diferencia de hace cinco días. Eso sí, como también la diferencia de una vez que ya estás en el campo base, metido en la saca, ya conseguido, la gente estaba súper feliz, súper feliz de haber conseguido llegar a ese sitio”.
Y añade: “Parece que la cosa ha salido bien, ya hemos conseguido o hemos participado en la alegría de toda esa gente, que desde hace un año y pico quería llegar allí, se ha entrenado, ha llegado y ahora estamos de vuelta y es una sensación muy bonita”
Y añade: “Parece que la cosa ha salido bien, ya hemos conseguido o hemos participado en la alegría de toda esa gente, que desde hace un año y pico quería llegar allí, se ha entrenado, ha llegado y ahora estamos de vuelta y es una sensación muy bonita”.
Termínanos la conversación preguntando ¿qué aprendizajes sacáis de toda esta historia Y Mayte contesta: “Muchísimos, yo siempre saco muchos aprendizajes de todas las cosas que hago, porque siempre hay mucho que, que aprender, que crecer, que rectificar, que mejorar. Sí que a nivel organizativo ya lo había hecho, o sea, no era la primera vez, creo que a nivel organizativo hay algunas pequeñas cosas, pero más que nada es de gestión de las personas, pero este no es mi terreno y ya he comentado, por mi capacidad diversa de ser, en este caso, pues una persona autista, aunque a veces parece que lo utilices como excusa, pero es una capacidad que comporta unas limitaciones reales y que hay que reconocerlas”.
“El tú a tú con las personas no es mi fuerte, no me siento cómoda, es una cosa que me hace incluso sentir mal, con lo cual yo desde la posición de organizadora, desde la posición de líder de la expedición, de estar controlando las cosas más básicas de la organización, dónde vamos a dormir, qué es lo que tenemos que hacer"
“El tú a tú con las personas no es mi fuerte, no me siento cómoda, es una cosa que me hace incluso sentir mal, con lo cual yo desde la posición de organizadora, desde la posición de líder de la expedición, de estar controlando las cosas más básicas de la organización, dónde vamos a dormir, qué es lo que tenemos que hacer, incluso llegar a contradecir al sherpa guía que era de allí, Ari, que es un amor, es una excelente persona, un excelente guía, ya lo conocía y claro él no conocía las características del grupo y a veces me daba indicaciones que yo decía, no, todo nuestro grupo, no”.
“Otro grupo seguramente sí, pero nuestro grupo, si queremos realmente llegar a conseguir, de llegar a la última noche, lo que me propones no es correcto, con lo cual era una lucha, te diría que diaria. Y a nivel personal, el mayor aprendizaje es aterrizar en esta realidad. Para mí es muy dura que aún sigo asimilando, porque el diagnóstico de autismo me cayó en julio de este año, aunque evidentemente a los problemas que he tenido, soy muy consciente de ello, pero es duro, es muy duro tener que aceptar, reconocer que mi relación con las personas no puede ser la que las personas habituales tienen, no puedo formar parte del grupo, no me hace sentir bien, hago mal a las personas sin querer, porque a veces pues puedo contestar de una forma poco asertiva o poco empática para quien lo recibe, porque te aseguro que mi esfuerzo de ser empática y asertiva es máxima, es decir, el esfuerzo que yo hago para comunicarme con las personas, para intentar entenderlas y ayudarlas, supera todas mis, mis capacidades, pero a veces, no se recibe de la misma manera”.
“Y ese choque de realidad, bueno, es el mayor aprendizaje, que sé que lo tengo que reconocer, es algo que me imagino que tendré la capacidad de seguir trabajándolo, aunque estoy segura que tengo un límite que no podré superar y que ya no quiero superar, porque esto ya me ha llamado demasiado sufrimiento, ya me ha llevado durante 40 años a quererme morir”.
Y seguía contando Mayte sus aprendizajes: “Yo, a partir de ahora tengo aún más claro que ya lo tenía, por eso yo no me puse de responsable de ningún grupo, porque yo ya sabía que yo no podía estar, yo tenía que estar en una posición de una parte más de gestión y organización de todo el grupo y no en el día a día con las personas, pero ahora tengo claro que no es lo que sé hacer, no es lo que me siento cómoda, ni es donde pueda aportar, mi aportación es en la posición que me he ocupado”
Y seguía contando Mayte sus aprendizajes: “Yo, a partir de ahora tengo aún más claro que ya lo tenía, por eso yo no me puse de responsable de ningún grupo, porque yo ya sabía que yo no podía estar, yo tenía que estar en una posición de una parte más de gestión y organización de todo el grupo y no en el día a día con las personas, pero ahora tengo claro que no es lo que sé hacer, no es lo que me siento cómoda, ni es donde pueda aportar, mi aportación es en la posición que me he ocupado”.
“Es duro tenerlo que asimilar, pero no pasa nada, todas tenemos realidades, todas tenemos limitaciones y cuanto antes se reconozcan, se verbalicen y todo el mundo entienda las limitaciones de cada persona y nos respetemos, yo creo que es lo máximo y que la inclusión al final es esto. Y la sociedad y un pequeño grupo de 30 personas, es una sociedad, no estamos aún preparadas para aceptar la diversidad. No lo estamos. Las personas tenemos, a pesar incluso de estar en un grupo inclusivo, tenemos prejuicios”.
“Tenemos la tendencia a presuponer, que por ejemplo una persona con determinadas capacidades, habilidades y seguramente personas que ahora nos están viendo dicen, ¡uy! Pero si esta chica parece que habla bien y todo, no debe ser tan autista. Si es que tiene capacidad de hablar y de organizar, ha sido la jefa de expedición de 30 personas, pero tenemos aún muchos clichés, muchos estereotipos que nos hacen prejuzgar y nos hacen tener una mirada para mi sesgada de lo que realmente es la diversidad y para llegar realmente a esa empatía, a esa comprensión, que muchas veces las personas con una discapacidad reconocida piden a las otras personas que las tengan, pero cuando no hay tal discapacidad, con un carné de, yo tengo esta discapacidad, sino que es de más diversidad, esto ya a veces es difícil de encajar, con lo cual el mayor aprendizaje es que a la sociedad nos queda mucho, que tenemos muy claro que la entidad va a seguir con todas las personas que quieran seguir sumando y construyendo, porque esto lo tenemos que construir entre todas”.
Y termina Mayte diciendo: “Hay que persistir, porque la inclusión es algo fantástico, el poder reconocer a la otra persona, el poder que cada una tenga su espacio de poder expresarse como quiera, sin sentirse juzgada, sin sentirse señalada y que hay ese espacio de comprensión, de empatía, ese contexto de seguridad me parece que es brutal y es el camino que aún más a día de hoy, voy a seguir trabajando y dando lo máximo que pueda de... mí misma”.
Eso trajo una nueva conversación con Mayte para hablar de su autismo, de su diversidad, de su necesidad de expresar sus aprendizajes para que pueda ayudar a que los aprendizajes sobre diversidad e inclusión se extiendan.
“Para mí a día de hoy no es un trastorno, para mí es una condición, la condición del espectro autista, aunque aún me queda un largo aprendizaje”
Y empezó Mayte así: “Para mí a día de hoy no es un trastorno, para mí es una condición, la condición del espectro autista, aunque aún me queda un largo aprendizaje”.
Y sigue contando: “Desde que grabamos el podcast en mi vida ha habido como un tsunami un aprendizaje brutal en 24 horas y agradezco más de darme cuenta lo que realmente ha significado realmente esta expedición y ha significado también un antes y un después para mí, no por las condiciones de montaña, de expedición, de bajas temperaturas, pues yo todo esto ya lo conocía”.
“Y por eso me atreví a organizar una expedición de estas características, sabía que iba con mi condición de ser persona autista, pero es verdad que me he dado cuenta que no es suficiente con verbalizarlo. Y yo con toda la mayoría de las personas que iba, les había explicado que era autista, que me habían diagnosticado recientemente, en julio de este 2024, que estaba haciendo cambios personales, importantes, de aceptación y demás”.
“Durante la expedición, sobre todos los primeros días, expliqué, verbalicé ante todo el grupo, que seguramente, por mi condición autista y que esto no sirviera como excusa. Yo soy súper responsable de todas mis decisiones y mis acciones y actuaciones, pero sí que era una forma de intentar dar una explicación, de que era probable que en las condiciones que íbamos a vivir en los próximos días, que podía intuir que habrían momentos de tensión y momentos duros, y que se tendrían que tomar decisiones importantes para no poder en peligro la vida, la integridad física de las personas"
Y siguió contando: “Durante la expedición, sobre todos los primeros días, expliqué, verbalicé ante todo el grupo, que seguramente, por mi condición autista y que esto no sirviera como excusa. Yo soy súper responsable de todas mis decisiones y mis acciones y actuaciones, pero sí que era una forma de intentar dar una explicación, de que era probable que en las condiciones que íbamos a vivir en los próximos días, que podía intuir que habrían momentos de tensión y momentos duros, y que se tendrían que tomar decisiones importantes para no poder en peligro la vida, la integridad física de las personas, podía ser que no reaccionara, que no respondiera, que no fuera todo lo empática o comprensiva, o sensible, que se pudiera esperar de mí”.
“Incluso hubo personas que me dijeron, Maite, no hace falta que te justifiques más, ya lo has explicado dos veces y mi percepción es que no se entendió, hubo una gran parte del grupo que sí que se lo entendió, me siguieron apoyando, me siguieron verbalizando ciertas inquietudes del grupo, respetaron mi decisión de ser la única persona que tomaba las decisiones, no estuvo nunca sobre la mesa de que las decisiones de logística y de organización se iban a tomar en grupo, porque no lo sé hacer, no sé si llegaré a aprenderlo a hacer, pero esto a mí lo que, esto sí que a mí me hubiera saturado, o sea, si hubiera tenido que dialogar o llegar a consensos con, por ejemplo, con el equipo que había de coordinación en determinados aspectos, yo no hubiera podido seguir gestionando a la expedición y creo que esto, si bien para mí estaba claro, creo que no quedó suficientemente claro o luego no se entendió, porque yo seguía actuando, pues como si fuera una sola persona y tomando las decisiones y además también... mi forma de interactuar, que yo haciendo una reflexión así un poco profunda, digo que ante una situación de sociabilización, como puede ser liderar un grupo de 30 personas, os puedo asegurar que di mi mejor versión de mí misma”.
“Para mí fue extraordinario en la forma que tuve de comunicarme en situaciones muy tensas, de mucha tensión, de cancelación de vuelos, que no volábamos de jornadas muy duras, de tomar decisiones muy complejas, evidentemente el malestar físico y emocional que las personas sufrían por las propias condiciones extremas de lo que estábamos haciendo y las propias capacidades de cada una de las personas”.
Y cuenta: “Para mi forma de entender, yo fui, ya digo, la mejor versión de mí y súper empática y comprensiva y ayudando en los momentos clave. Yo siempre digo que seguramente no seré la persona que te vendrá a consolar, que si tú te encuentras un poco mal o tienes un pequeño dolor de barriga, no seré la persona que te vendrá a ayudar, pero yo daré mi vida por ti y tu vida no correrá peligro, porque antes correrá mi propia vida en peligro y esto estuvo en la expedición y creo que hubo situaciones en que se requirió de esa actuación rápida y eficaz y allí estuve”.
Y añade a todo lo dicho: “Porque no se entiende y menos de una persona como yo, y menos cuando me han conocido en el papel que soy la presidenta, que soy la jefa de expedición, que soy la terapeuta, la persona responsable, la doctora de una terapia, a la gente le choca que yo pueda tener limitaciones. Claro, es que mis parámetros mentales son diferentes, y yo cuando contesto a las personas, reciben de mí respuestas de forma comprensiva, asertiva, ajustada. Lo que no entienden es que esto es aprendido. Yo he tenido que aprender a responder de esta manera, a comportarme de una determinada manera para que se perciba así, porque mi visión del mundo es diferente. Yo percibo las relaciones de otra manera, las sutilezas pues no las pillo, las indirectas tampoco, pillo otras diferentes, pero cuando estoy en relación social me cuesta mucho entender y es lo que me ha llevado a tanto sufrimiento durante tantos años y esto a día de hoy no se entiende, no se entiende porque se me sigue juzgando”.
“Cuando fui a buscar el diagnóstico, lo primero que le dije a la psicóloga, vengo a buscar el diagnóstico de autista pero es imposible que lo sea, yo no soy autista. Con lo que si yo misma me he dicho a mí mismo, claro que seguro que no lo soy, como puedo esperar que las personas sí que me entiendan"
Y sigue diciendo: “Cuando fui a buscar el diagnóstico, lo primero que le dije a la psicóloga, vengo a buscar el diagnóstico de autista pero es imposible que lo sea, yo no soy autista. Con lo que si yo misma me he dicho a mí mismo, claro que seguro que no lo soy, como puedo esperar que las personas sí que me entiendan”.
Y añade: “Las personas que me han conocido hace 15 y 20 y todo el mundo, yo creo que te dirá, claro es que a Maite le pasaba algo, o sea era tan evidente, no saben si autista, pero era evidente para todo el mundo, que a mí algo me pasaba fuera de lo común, pero en los últimos tiempos que aprendí a convivir entre la sociedad y a enmascarar y aprendí muy rápido y parece ser que aprendí a hacerlo muy bien”.
“Yo por ejemplo nunca había verbalizado que el simple contacto me molestaba y ahora lo empiezo a verbalizar, pero yo no era consciente que esto me molestaba, ahora soy muy consciente que el hecho de que me toquen, el hecho de que estemos hablando o cuando nos encontramos nos demos un abrazo, lo pagaba, encontrándome mal y esto me desequilibraba y me llevaba a tal saturación, seguramente, que era Mayte enmascarada, pero la otra Mayte, que yo la había enterrado, con candado, que no saliera y la Mayte autista no podía salir, solo se tenía que ver la Mayte enmascarada, incluso para mí, porque yo esa Mayte no la quería ver, y dije ahora la empiezo a verbalizar, a aceptar, pero claro eso me lleva mucho sufrimiento, porque cuando algunas personas verbalizan, es que hay una parte de ti que no me gusta, claro es que a ti te gusta es la que enmascara, la que es divertida, la que sabe reírse, la que te expresa, la que es la doctora, o la no sé qué, y la que ayuda, la otra, yo tampoco la quería, así la tenía enterrada durante 40 años, y esta es la que es que soy yo misma, no tengo doble personalidad, soy una misma”.
Muchísimas gracias Mayte por tu sinceridad, tu transparencia, tu manera de contarlo, te lo agradezco, mil gracias por acercar a este HABLADURÍAS con nosotros. Y termina diciendo: Muchas gracias por este espacio y seguiré batallando. Me quedan muchísimos aprendizajes, la verdad es que como digo en el club hacemos realidad sueños nunca antes imaginados y este para mí es mi sueño nunca antes imaginado, conocerme a mí misma y poder llegar a interactuar con las personas de una manera diferente.
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