El Carmen los Mascarones, en la lista roja del patrimonio cultural

Hispania Nostra puso en marcha en 2007 la Lista Roja con el objetivo de ofrecer a la sociedad un cauce de participación en la defensa, conservación y mejora de su patrimonio cultural y natural y hacer visibles todos aquellos bienes en riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
A la larga lista se incorpora el Carmen de los Mascarones, en el corazón del Albayzín, después de los artículos de Gabriel Pozo Felguera, publicados en El Independiente de Granada, en los que alertaba de su deplorable estado
A la larga lista se incorpora el Carmen de los Mascarones, en el corazón del Albayzín, después de los artículos de Gabriel Pozo Felguera, publicados en El Independiente de Granada, en los que alertaba de su deplorable estado (Ver: El Carmen de los Mascarones ─el “paraíso cerrado” de Soto de Rojas─, una invitación a expoliadores y Apuntalado el jabalcón de los Mascarones).
La asociación Hispania Nostra justifica la inclusión del Carmen en la lista negra en que “el estado de conservación actual es totalmente deplorable por un abandono total de las instituciones y de sus propietarios. En el interior se observan humedades que provocan el deterioro de los muros, maleza acusada que inunda todo el patio, acumulación de escombros, fruto de posibles colapsos de elementos arquitectónicos, además de basura y suciedad, junto a otros bienes muebles agolpados. Estos son únicamente visibles desde el exterior a través de una ventana rota y descolgada”.
La asociación Hispania Nostra justifica la inclusión del Carmen en la lista negra en que “el estado de conservación actual es totalmente deplorable por un abandono total de las instituciones y de sus propietarios"
“En el exterior, además, -prosigue- se vislumbra la caída del cableado, así como la ubicación de señales de tráfico, toneles del negocio situado frente a la Casa e incluso cajas de refrescos y bebidas pertenecientes a este. Frecuentemente, sus muros presentan pintadas que son tapadas por vecinos o personal municipal, grietas en los muros, desconchones, y un posible riesgo de colapso en espacio público de su ajimez. En alguna ocasión también ha sido víctima de algún accidente de tráfico, impactando sobre el inmueble”. Todo ello, denunciado por Gabriel Pozo Felguera en sus artículos.
Zapata gótico-mudéjar de pecho de paloma en el patio delantero. CARLOS CHOIN.
Casa de Soto de Rojas y taller de José de Mora
Los Mascarones se llaman así popularmente por las dos grandes caretas que decoran su fachada principal. Como informa Gabriel Pozo Felguera es una zona cargada de mucha historia. Su origen se remonta a casas nazaritas del siglo XV, moriscas hasta la expulsión de musulmanes en 1570. Su ubicación es importante porque está atravesado por el canal principal de la Acequia Aynadamar y de su puerta parten la mina que va al aljibe de San Cristóbal, el ramal grueso que bajaba por calle Agua y la derivación hacia la calle Pagés.
Azulejo colocado en la fachada por al Ateneo de Granada en un homenaje a Soto de Rojas en 1926.
La historia del Carmen de los Mascarones continuó a partir de 1684 como residencia del escultor José de Mora (1642-1724). En esta casa tuvo el taller donde modeló la mayor parte de sus grandes obras; una de las principales es el Cristo de la Misericordia o del Silencio (de 1688), cuyo original se conserva en la parroquia de San José
El canónigo de la Colegiata del Salvador y poeta culterano Pedro Soto de Rojas adquirió varias casas moriscas a principios del siglo XVII (1619-29) y conformó su residencia. Tiene dos entradas principales que dan al adarve, con arcos de esa época. Armaduras y patios nazaritas. En la parte trasera conformó un gran jardín en siete paratas que regaba con la abundante agua de Aynadamar que lo atravesaba. Aquí compuso su famoso poema “Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos”, recreando siete mansiones celestiales.
La historia del Carmen de los Mascarones continuó a partir de 1684 como residencia del escultor José de Mora (1642-1724). En esta casa tuvo el taller donde modeló la mayor parte de sus grandes obras; una de las principales es el Cristo de la Misericordia o del Silencio (de 1688), cuyo original se conserva en la parroquia de San José (una copia es procesionada en Semana Santa).
Los Mascarones conservan bastantes elementos originales desde su construcción en el siglo XV, a pesar de las muchas modificaciones y reformas que ha sufrido a lo largo de la historia. Durante el siglo XIX fue convertido en casa de vecinos. Más tarde fue alquilado como cuartel de la Guardia Civil del distrito Albayzín-Sacromonte, morada del famoso y temible Sargento Colomera.
Cristo del Silencio o Misericordia tallado por José de Mora en esta casa, donde tenía el taller en 1688.
Los Mascarones conservan bastantes elementos originales desde su construcción en el siglo XV, a pesar de las muchas modificaciones y reformas que ha sufrido a lo largo de la historia
En sus fachadas figuran dos placas que lo ligan a su pasado glorioso. La primera fue promovida por escritores de la Generación del 27 y el Ateneo de Granada, con García Lorca como principal protagonista, y dibujos de Hermenegildo Lanz. Colocaron el azulejo tras un homenaje a Pedro Soto de Rojas. La segunda placa recuerda que allí fue labrado el Cristo de la Misericordia.
Hace ya varios meses que hubo iniciativas del grupo de concejales socialistas en el Ayuntamiento para que se haga cargo, de manera subsidiaria, de la protección del edificio. Los informes de los técnicos municipales de urbanismo de los últimos años han constatado el abandono, su peligrosidad y el peligro de que se hunda. Aunque no hablan de riesgo de expolio latente al estar abiertas las ventanas y ver los elementos desprotegidos. Hace un lustro que se vienen recibiendo denuncias vecinales y de cofradías relacionadas con el taller de José de Mora. Pero los responsables políticos siguen sin hacer absolutamente nada.
En marzo pasado, fueron clavados los postigos y apuntalaron el jabalcón o ajimez por el riesgo que presentaba. Se estaba desplomando hacia el callejón porque tiene podridas las maderas de sujeción. Es un lugar que suelen ocupar los clientes del bar de al lado
En marzo pasado, fueron clavados los postigos y apuntalaron el jabalcón o ajimez por el riesgo que presentaba. Se estaba desplomando hacia el callejón porque tiene podridas las maderas de sujeción. Es un lugar que suelen ocupar los clientes del bar de al lado.
Este jabalcón es el único original que queda en Granada de época morisca. Aunque ya muy deteriorado por falta de cuidados.
El refuerzo, provisional, consistía en una recia estructura de vigas de acero. El armazón de madera descansa sobre los soportes metálicos. También le fue colocado un sombrero de chapa metálica en el tejado para protegerlo de la lluvia.