Habladurías con Jordi Varela, autor del libro ‘De vulnerables a poderosos’, que pone en común la visión de los profesionales de la salud pública y la de los médicos: "La salud pública y la medicina no están enfrentadas. Sencillamente no se miran"
"Uno es el discurso de la salud pública, que es un discurso que lo que pretende es que en la sociedad haya cuantas menos personas diabéticas mejor y el otro es el discurso de los médicos y es que lo que pretendemos es tratar a los diabéticos de la mejor manera posible. Esos dos discursos no están en contra, pero no se miran"
Nos cuenta Jordi que el libro aparece en un momento en el que se había jubilado y tenía ganas de reflexionar sobre los avatares de la vida profesional, pero en lugar de hablar de la importancia de la medicina, de la importancia de los médicos, del bien hecho a la humanidad, “que no estoy en contra, pero a mí había un aspecto que me seducía aún más que esto, que era el que en nuestro territorio hay dos tipos de discursos. Uno es el discurso de la salud pública, que es un discurso que lo que pretende es que en la sociedad haya cuantas menos personas diabéticas mejor y el otro es el discurso de los médicos y es que lo que pretendemos es tratar a los diabéticos de la mejor manera posible. Esos dos discursos no están en contra, pero no se miran. Es decir, son dos discursos que siguen su vía y ese libro es un debate entre estas dos posiciones”.
Eso me genera preguntarle ¿por qué crees que no se miran esas dos posiciones? Y Jordi contesta: “Porque, en teoría, la clave de la salud pública y la medicina son dos disciplinas que no tienen que estar enfrentadas, ni mucho menos, probablemente tienen que trabajar de cerca para conseguir un cambio en el sistema, un cambio en la manera de acercarse a los pacientes, un cambio en la manera de abordar los problemas que hay en el Sistema”. Y añade: “La salud pública y la medicina no están enfrentadas. Sencillamente no se miran. Este matiz es importante. Cada uno de los profesionales que se dedica a ello está convencido que su posición es el motor”.
Buscando los motivos de esta posición nos dice: “Mira, en el pasado, en el siglo XX, la Medicina y la Ciencia tuvieron un brote de orgullo muy grande cuando iban del brazo de lo que era el progreso. Ese progreso que se plasmó desgraciadamente con dos grandes guerras mundiales, en el caso de España, la guerra civil española, pero ese progreso que dio lugar a la Torre Eiffel, es el progreso de que la humanidad, por fin, había derrotado a la naturaleza malvada, con la medicina, con la Revolución Industrial, que dio lugar a una posición de que la ciencia y la medicina eran la clave de ese progreso".
"Esto acabó en la mesa de Marc Lalonde, que entonces era ministro canadiense de salud pública, que congregó a un grupo de expertos y llegaron a la conclusión que los determinantes sociales sobre la salud de la humanidad pesan un 75%"
"Pero eso tenía lagunas, que había puesto en la mesa el libro de la Medicina social de un epidemiólogo inglés, que era el que dijo que enfermedades infecciosas muy importantes, como la tuberculosis, habían bajado radicalmente entre el siglo XIX y el XX sin los antibióticos y sin las vacunas. Claro, esta posición de la medicina social era despreciada por la ciencia, porque lo importante era que realmente tenían instrumentos muy poderosos y esto acabó en la mesa de Marc Lalonde, que entonces era ministro canadiense de salud pública, que congregó a un grupo de expertos y llegaron a la conclusión que los determinantes sociales sobre la salud de la humanidad pesan un 75%. No es una cifra exacta, 75% es una convención, hay estudios que dicen 80, otros dicen 65. Y la medicina, la práctica clínica, atender bien a los diabéticos aporta un 25%. Por lo tanto, desde el año 1974, con el informe Lalonde, hubo un acuerdo soportado científicamente, en el cual los determinantes sociales, es decir, todo lo que la sociedad hacía sin los médicos, pesaba un 75%, y que toda la medicina punta, pesaba un 25%. Y esto, diríamos, se mantiene a lo largo de los decenios a una relación de un 75%-25%. Y este juego del 75%-25% es también un juego en el cual, en el libro aportó mucho debate”.
Y eso me lleva a preguntarle ¿Por qué ese título de vulnerables a poderosos? Y contesta: “El título lo puso en la editorial. Yo tenía un título menos sexy, pero tiene su lógica"
Y eso me lleva a preguntarle ¿Por qué ese título de vulnerables a poderosos? Y contesta: “El título lo puso en la editorial. Yo tenía un título menos sexy, pero tiene su lógica. Es decir, la humanidad había sido históricamente hasta siglo XVIII y XIX vulnerable como todas las especies. Es decir, las especies vulnerables, todas, saben que tienen que tener muchos hijos porque hay depredadores, hay situaciones hostiles a la especie y, por lo tanto, tienen que parir mucho para que algunos se salven. El sapiens además añadía otra cosa, que era que había mucha mortalidad en los partos, debido a su posición erecta. Pero dicho esto, la humanidad vivía como cualquier especie, diríamos pariendo mucho para que vivieran algunos pocos. Y esto era un equilibrio inestable demográfico, que hasta el siglo XVIII no fue estable. En el siglo XIX empezó a subir la población con la revolución industrial y nos encontramos que, a mitad del siglo XX, de los mil se pasaron los dos mil millones de personas. Y ahora somos 8.000. Es decir, entre la finalización de la Segunda Guerra Mundial y hoy han aparecido 6.000 millones más de individuos en la Tierra. Le hemos dado un susto a la Tierra, porque una especie que era vulnerable como todas, gracias a ese 75-25, gracias a que ha mejorado la alimentación, gracias a que el agua es potable, gracias a que se ha separado las aguas fecales de las de bebida, gracias a que ahora las viviendas están soleadas y gracias a las vacunas y a los antibióticos, todo junto ha pasado a ser poderosa, tan poderosa que está a punto de morir de éxito”.
“El valor es poner el énfasis, poner el esfuerzo en las cosas que realmente sabemos que hacen que las personas vivan más y mejor, y no solo eso, sino que esa aportación tenga el sentido de percepción apropiado"
Y le pregunto a Jordi: ¿Cómo ponemos el valor hablando de vulnerables y poderosos, hablando de esta manera de entender toda esta historia? Y Jordi explica que: “El valor es poner el énfasis, poner el esfuerzo en las cosas que realmente sabemos que hacen que las personas vivan más y mejor, y no solo eso, sino que esa aportación tenga el sentido de percepción apropiado. Es decir, si un niño tiene una percepción de que le gusta explorar la naturaleza y le gusta salir al jardín a buscar bichos, los padres le intoxican de pantallas, quizá esto no aporta valor, porque no está relacionado con la manera de ser de ese niño. Es decir, todo tiene que ir de una manera armónica. Cuando hablamos de valor entre la salud pública y la atención sanitaria, es que realmente hay que avanzar de la manera más apropiada. Cuando aparecen las vacunas, cualquiera de las vacunas que han aportado tanta bondad epidemiológica al mundo, pongamos la de la viruela, si solo se vacunan los del hemisferio norte y el dinero no llega para los del hemisferio sur, esto será poco valioso. Porque ahora tenemos en el hemisferio sur, tenemos aún una epidemiología muy parecida a la del siglo XVIII de los del norte. Y ahí aún están la polio, la Sifilis, la Tuberculosis. Por lo tanto, no estamos teniendo acciones epidemiológicas valiosas. Y cuando hablamos de sistemas de salud, lo que estamos haciendo es que damos mucho énfasis a la actividad sanitaria y poco realmente redunda en la percepción de las personas.
"Por ejemplo, hay acciones súper valiosas. Una es el acceso universal al sistema de salud. Y esto en España, por suerte lo tenemos bien. Pero la mayoría de países aún no. Imagínate Estados Unidos. Estados Unidos es un país paradigmático, es un país, que tiene un sistema sanitario como tantas cosas ideologizado al extremo, de manera que es un país que gasta más en sanidad, y cuando hablo de sanidad hablo de médicos, de asistente sanitaria, hasta el extremo de que el segundo país que le va a la zaga, gasta la mitad que Estados Unidos, país que gasta el doble que la mayoría de países ricos y tiene una esperanza de vida alineada con Bulgaria, Turquía y Colombia. Estados Unidos es excelente en investigación y tiene centros de investigación y hospitales magníficos, pero en realidad no es valiosa porque su gente no vive más ni su sociedad vive más y mejor gracias al sistema sanitario”.
Y seguimos conversando al respecto y le digo que no importa cuántos hospitales construya un país, si no es capaz de generar una economía productiva sin corrupciones y respetuosa con el medio ambiente, una distribución social de la riqueza, una escuela pública de calidad y una política de vivienda digna para todos. Y su respuesta es: “Estoy totalmente de acuerdo"
Y seguimos conversando al respecto y le digo que no importa cuántos hospitales construya un país, si no es capaz de generar una economía productiva sin corrupciones y respetuosa con el medio ambiente, una distribución social de la riqueza, una escuela pública de calidad y una política de vivienda digna para todos. Y su respuesta es: “Estoy totalmente de acuerdo, es el juego del 75-25. La sociedad española vive más y mejor porque tiene un sistema de salud progresista, digamos progresista en el sentido de que recapta los fondos a través de impuestos, es decir, que cada uno paga según su renta y recibe los servicios según necesidades, esto es progresista y esto insisto que hay pocos países que tengan un sistema de esas características, por lo tanto, tener ese sistema aporta mucha equidad. Pero España vive más y mejor porque, tiene una economía productiva impensable hace unos años y hay países que se hunden por no tener un proyecto de país o que se hunden por la corrupción. Pero cuando la corrupción ahoga, cosa que vemos en muchos países africanos, es imposible, hay países que no tienen, que no avanzan ni avanzarán en eso, es imposible".
"Es imposible mirar lo que pasa por ejemplo en México, es muy difícil avanzar así. Por lo tanto, volvemos al equilibrio. Entre los determinantes sociales, la salud pública y tener un buen sistema sanitario, yo quiero que aporte valor y aporte bienestar. Si no tienes un buen dentista, pues lo pasas muy mal. O si tienes un cáncer y no tienes un equipo de oncología que esté trabajando con la terapéutica más avanzada con mejores resultados, pues lo puedes pasar mucho peor. O sea, que ahora que nos hacemos todos mayores y te incluyo a tu y a mí, pues resulta que tener un buen sistema sanitario también aporta mucho. Por tanto, de alguna forma, deberíamos pensar que la salud hay que verla desde un punto de vista más social, de alguna forma, más global".
"Tenemos retos como humanidad muy grandes. vivimos en un planeta muy fatigado, muy cansado, muy estropeado y probablemente si no pensamos en que hay que hacer determinadas cosas ideológicas, como muy bien decías, probablemente no avanzaremos hacia un mejor Sistema”
"Ahora incluso ya hablamos de salud planetaria, es decir, no habrá salud humana sin salud planetaria, porque no podemos vivir sin la Tierra, sin nos la cargamos al ritmo que lo estamos haciendo. También hay que tener en cuenta, ahora que ha acabado la conferencia de la COP29, que esto de cargarnos el planeta no es de una manera justa y equilibrada entre todos, si no que en la humanidad de los 8.000 millones de habitantes que hoy estamos, parece que ya vamos hacia los 8.500, hay 1.000, entre los cuales estamos nosotros, que vivimos como si no hubiera mañana, en sentido literal, mientras que hay otros mil millones, los de abajo de la escala, fue una propuesta de Hans Rosling, profesor de salud pública sueco, que dice que hay mil millones en la Tierra que están viviendo por debajo de tres dólares al día, es decir, pobreza extrema, que necesitan un ascensor social, que es decir, tener electricidad, tener un water higiénico, tener una nevera, tener alguna posibilidad de futuro para sus hijos, y entonces esto, diríamos, empezará a rodar, porque hay recursos en la tierra y hay inteligencia suficiente para que esos mil millones no vivan en la pobreza extrema. El único problema es ideológico. Por lo tanto, tenemos retos como humanidad muy grandes. vivimos en un planeta muy fatigado, muy cansado, muy estropeado y probablemente si no pensamos en que hay que hacer determinadas cosas ideológicas, como muy bien decías, probablemente no avanzaremos hacia un mejor Sistema”.
"Este final del documental sería un poco la idea de que las culturas acaban marcando, diríamos cómo se mueven los determinantes sociales”
Y seguimos hablando de la cultura de las sociedades, del excelente reportaje de Michael Moore, donde un grupo de mujeres islandesas en una reunión le dicen a Michael Moore, “no nos gustaría ser americanas, porque a nosotros nos gusta que cuando vamos a dormir en nuestro barrio, la gente también vaya a dormir con la barriga llena, que hayan comido algo, que tengan una escuela pública, que tengan un acceso al médico. No dormiríamos tranquilas, con un poco de caridad no nos tranquilizaría. Al barco, cuanto más subamos mejor. Este final del documental sería un poco la idea de que las culturas acaban marcando, diríamos cómo se mueven los determinantes sociales”.
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