El Trato Andaluz.
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La deposición de Bonilla

Política - Paco Espínola - Jueves, 18 de Diciembre de 2025
Un artículo imprescindible de Paco Espínola, que te recomendamos.

Hay gente que escucha voces. Son trastornos esquizoafectivos de diversa índole, pero los liberales solo escuchan una: «¡Privatiza! ¡Privatiza!». Entonces se lanzan a la calle con la melancólica demencia de una heroína de Tennessee Williams saltándose las advertencias de Adam Smith, su psiquiatra de cabecera, quien en La riqueza de las naciones (1776) apoyó la activa presencia del Estado en ámbitos cruciales de la cosa pública: justicia, educación, salud, y en toda empresa que la iniciativa privada fuera incapaz de abordar por sí sola.

Moreno Bonilla, presidente de la Junta, ya está diagnosticado. En Canal Sur vuelven a emitir una intervención suya que en lenguaje televisivo se denomina “deposición”. En ella, con la sencilla locuacidad que le caracteriza, comentó: «Nadie puede decir que hay privatización. Hay una realidad sólida que es el esfuerzo de este Gobierno por la sanidad pública». Al poco, CCOO denunció la derivación sistemática de mujeres a centros privados concertados para abortar. Y el pasado domingo, María Andrade publicó en El Independiente: «Pacientes de hospitales públicos de Granada fueron citados de madrugada para pruebas diagnósticas en centros privados».

El 11 de noviembre, Bonilla nombró viceconsejero de Salud a Nicolás Navarro, genuino hombre del Renacimiento del PP: se opuso a retirar la medalla de Motril a Franco y dudó de la veracidad de los 5.000 asesinados de La Desbandá. Y es un obrero pluriempleado que por sus cargos (Diputación de Granada, Ayuntamiento de Motril y el grupo Asisa) ingresó en 2024 más de 132.000 euros.

Datos: Bonilla es el presidente que más aumentó el gasto en educación concertada en un lustro: de 843 millones en 2019 a 1.143 millones en 2023. Son modelos importados de Madrid, donde la educación se gestiona con criterio empresarial. Así, en octubre, la Formación Profesional se convirtió en un negocio reservado a quienes pueden pagar 4.000 y 9.000 euros anuales. Este curso, la Junta autorizó 9.450 nuevas plazas en centros privados frente a 2.588 en los públicos.

Es la misma lógica que ha aplicado en sanidad y universidad, ésta sometida ahora a una Ley andaluza que, según los expertos, «deja a la pública bajo el control político de la Junta y da espacio a la privada en órganos decisivos».

'Diablos de la mente', de Cristina García Rodero.

Todo queda en familia, la numerosa familia liberal del PP.

Parafraseando al gran Julio Camba: «Andalucía es tierra de sardinas y de políticos. Las sardinas nacen unas de otras, y los políticos también». Para ser un político andaluz, lo primero que se necesita es ser pariente de otro político andaluz. El hijo de un gran político andaluz tiene, desde su nacimiento, categoría de ministro; el sobrino tiene categoría de subsecretario o de director general, y así sucesivamente. Y cuando uno no es hijo ni sobrino de ningún político andaluz –cosa rara, dada la portentosa facultad de reproducción que caracteriza a esta especie–, entonces tiene que ligarse a una de sus hijas o a una de sus sobrinas. Huelga advertir que a los que emparentan por este método con los prohombres de la política se les llama «parientes políticos».

Luego, el nuevo político se va a Sevilla y comienza a pedir. Pide Metros, auditorios de ópera, carreteras, Ciudades de la Justicia, polideportivos, ¡lo que haya!

Hay quien le concede mucha importancia a una Ciudad de la Justicia, aunque sólo sea de ochenta millones. A veces, para captarse la buena voluntad del consejero, el político pedigüeño le regala una caja de puros. ¡Una caja de puros por una Ciudad de la Justicia!

–¿No le daría a usted igual un puente?

–¡Hombre! Yo he prometido una Ciudad de la Justicia…

–¡Pero si no hay delincuentes por esa zona!

–Bueno, si no hay ya los buscará mi cuñado que es juez.

–Además, la consignación para esa clase de obras está agotada. Anímese y llévese un puente. Podemos darle uno magnífico.

El político iba resignándose.

–Sí, por lo menos, tuviésemos un río… –exclamaba, ya medio convencido.

Y, al final, acababa por llevarse el puente, ya que el caso era llevarse algo.

Se le daba un puente al pueblo que necesitaba una puerta, y el que esperaba el puente tenía que arreglárselas con un auditorio de ópera. Jesús Gil y Gil, padre espiritual de muchos políticos, aportaba a las obras sus ladrillos, su cemento y sus otros materiales de construcción. Los pueblos, agradecidos, hacían fiesta. Sus concejales salían reelegidos, y todo el mundo estaba contento.

Al ver ahora todas estas universidades privadas, todas estas bibliotecas inauguradas por políticos que el único libro que han leído es su libreta de ahorros y todos estos hospitales para enfermos de dinero, yo tengo la sensación de que alguien está de celebración y que amigos y parientes le han llenado la casa de objetos inútiles y aparatosos. ¡Veinte esculturas de Lladró, cuatro nombramientos de hijo adoptivo, una docena de paraguas, dos títulos de Graduado Escolar, ochenta cubiertos de plata Meneses!... ¡Con la falta que le hace al festejado un curso de alfabetización!

Menos mal que la sin par Esperanza Aguirre ha tenido la feliz idea de proponer a Felipe González como sucesor de Pedro Sánchez para una moción de censura.

Lógico: ¡es andaluz!