Artículo de opinión por Agustín Martínez

'Canícula curricular'

Política - Agustín Martínez - Jueves, 7 de Agosto de 2025
Certero análisis el que nos ofrece Agustín Martínez a propósito de los currículums menguantes de representantes políticos.
Noelia Núñez, pillada mintiendo en su currículum, en una imagen de archivo.
PP
Noelia Núñez, pillada mintiendo en su currículum, en una imagen de archivo.

Cuentan los periodistas más veteranos que no hace tanto tiempo, el periodo de la canícula -ese que comienza a mediados de julio y que se prolonga hasta mediados de agosto, sometiéndonos a unas temperaturas abrasadoras-, la actualidad caía bajo mínimos, en términos inversamente proporcionales a lo que se disparaban los valores de los termómetros.

En las redacciones eran tiempos de “serpientes de verano”, expresión con la que los plumillas nos referíamos a asuntos irrelevantes o sorprendentes que publicábamos y emitíamos para llenar las páginas de los periódicos y los minutos de radio y televisión durante las vacaciones de verano, cuando la mayor parte de los agentes informativos se encuentran de vacaciones y no se producen sucesos ni noticias interesantes.

Las temáticas que se englobaban bajo tan singular epígrafe periodístico eran variadas: la criptozoología, campo en que destacan en mónstruo del lago Ness, el Yeti o el bigfoot; la arqueología, con el descubrimiento de algún resto que se proclama como confirmación de algún episodio bíblico; la ufología, con el incidente OVNI de Roswell, o los círculos en los cultivos que aparecieron a mediados de la década de 1970 al sur de Inglaterra y por supuesto la parapsicología, en la que durante muchos veranos ha destacado en “misterio” de las caras de Bélmez, entre otras.

Pues bien este verano del año del Señor de 2025, la “serpiente de verano” es la de los currículums menguantes de nuestros padres de la Patria

Pues bien este verano del año del Señor de 2025, la “serpiente de verano” es la de los currículums menguantes de nuestros padres de la Patria. Sacó la cabeza la serpiente a mediados de julio con el sobrecogedor caso de Noelia Núñez, ese “valor emergente” de Isabel Ayuso y Núñez Feijóo, que se paseaba por los platós como ejemplo de joven estudiosa y aplicada con dos titulaciones, un máster y docente de una universidad cuyos títulos valen menos que el papel en que se imprimen… Y se armó el Belén.

La serpiente fue creciendo y creciendo a costa de pufos académicos y currículums aliñados por parte de nuestros próceres, sin distinción de partidos, edades, ni condición, trasladando a la ciudadanía en general y a los jóvenes en particular, la sensación de que aquellos a quienes se les supone una mayor exigencia de formación, ética y presunción de veracidad, son el realidad una banda de troleros acomplejados, con menos papeles (académicos) que una liebre y que además nos toman por gilipollas, ya que las “explicaciones” dadas por toda esta banda, pasan indefectiblemente por afirmar que todo se debe a un “error”. 

Visto lo visto, va a resultar que hay más titulaciones universitarias entre los cajeros y cajeras del Mercadona, que en el Congreso, Senado, gobiernos y parlamentos autonómicos, diputaciones y ayuntamientos patrios y de ahí la indignación que, a estas alturas de la película, ha levantado “la serpiente” entre miles de jóvenes y miles de familias que asisten ojipláticos a como a ellos le exigen un par de grados, tres másteres y cinco idiomas para acceder a cualquier puesto público, por modesto y malpagado que sea, y a quienes hacen las leyes y gobiernan este país, no le pedimos ni el bachillerato y lo que es peor, además nos mienten como bellacos haciéndonos creer que son lo que no son y que han estudiado lo que no han estudiado.

La “serpiente” me ha hecho pensar en aquellos que intentaron ridiculizar a Irene Montero por sus orígenes humildes y por haber sido cajera del Mercadona para poderse pagar sus estudios

La “serpiente” me ha hecho pensar en aquellos que intentaron ridiculizar a Irene Montero por sus orígenes humildes y por haber sido cajera del Mercadona para poderse pagar sus estudios. A la luz de la epidemia de currículums menguantes en las altas esferas de nuestra política, el caso de la exministra me parece cada vez más ejemplar, amén de su admirable CV académico que para sí quisiera toda esta panda de troleros/as acomplejados.

Viendo el furor académico que parece aquejar a nuestras señorías, no es de extrañar la proliferación de chiringuitos académicos, disfrazados bajo el nombre de universidades privadas de todo pelaje, que no hace más que multiplicarse, sobe todo allí donde el PP gobierna y que por un módico precio y muy poco esfuerzo académico, te pueden otorgar el oropel del grado o el máster universitario, aunque no sepas hacer la o con un canuto.

Si toda esta cuadrilla no ha tenido empacho alguno en mentirnos como cosacos en algo tan vergonzoso, pero poco relevante, como los estudios que no tienen, ¿cuánto nos habrán mentido en lo relativo a sus declaraciones de bienes?

Les confieso que esta canícula curricular también me ha producido una profunda desazón en otro aspecto nada menor, porque si toda esta cuadrilla no ha tenido empacho alguno en mentirnos como cosacos en algo tan vergonzoso, pero poco relevante, como los estudios que no tienen, ¿cuánto nos habrán mentido en lo relativo a sus declaraciones de bienes? Estas sí mucho más importantes a la hora de tomar decisiones políticas importantes.

A la luz de toda esta vergüenza que esta cubriendo de infamia a nuestra clase política, y de votos a la extrema derecha, solo cabe actuaciones ejemplares, que apenas si se están dando, pero sobre todo una regulación rigurosa y exigente que no deje margen alguno a quienes nos representan para engañarnos como a chinos. Solo de esta forma se salvaguardarán los principios de igualdad, mérito y capacidad, como garantía para todos y no solo para la ciudadanía de a pie.

Agustín Martínez