'Cuando el dolor se convierte en voz: los supervivientes del suicidio toman la palabra'

Hoy 15 de noviembre se conmemora el Día Internacional de los Supervivientes del Suicidio, una fecha creada para abrazar, acompañar y visibilizar a quienes viven con una herida que no se ve, pero que transforma para siempre. Son madres, padres, hermanos, parejas, amigos. Personas que han perdido a alguien por suicidio y que, aun con el corazón roto, sostienen la vida. Personas que, desde el dolor, han decidido hablar para que otros no sufran en silencio.
En España —como en el resto del mundo— el suicidio sigue siendo un tabú persistente. Sin embargo, cada vez más supervivientes están alzando la voz para romperlo y construir redes de apoyo donde antes solo había silencio
En España —como en el resto del mundo— el suicidio sigue siendo un tabú persistente. Sin embargo, cada vez más supervivientes están alzando la voz para romperlo y construir redes de apoyo donde antes solo había silencio. Tres de esas voces, desde Castellón, Ávila y Granada, nos recuerdan que hablar no solo honra la memoria de quienes ya no están, sino que también salva vidas.
Atrapasueños: amar desde la herida
Hace un año, Luisa Vicent y Jorge González perdieron a su hija Meritxell, de 20 años, por suicidio. Desde ese abismo nació Atrapasueños de Castellón, una asociación creada “por y para supervivientes del suicidio”. No es un proyecto profesional, sino un acto de amor.
“Mi vida perdió gran parte de su sentido aquel día”, confiesa Luisa. “Pero no pienso esconder la palabra suicidio. Si no la decimos, seguiremos viviendo como en los años 30”
“Mi vida perdió gran parte de su sentido aquel día”, confiesa Luisa. “Pero no pienso esconder la palabra suicidio. Si no la decimos, seguiremos viviendo como en los años 30”.
El duelo por suicidio —explican— es único: más largo, más complejo, más lleno de “¿por qué?”. La culpa aparece sin avisar, el silencio pesa. Sin embargo, encontraron una forma de seguir caminando: hablar con Meritxell cada día, recordarla, incluirla en su vida cotidiana. “Es mi manera de mantenerla conmigo”, dice Luisa.
Atrapasueños se ha convertido en un refugio donde los supervivientes pueden llorar, hablar o simplemente estar. “En cuanto entras, ya no tienes que explicar demasiado”, añade Jorge. “El otro te entiende solo con mirarte”.
Del silencio al ejemplo: 36 años después, Raquel Paiz se libera
Raquel Paiz guardó silencio durante 36 años. Perdió a su hermano en 1988, cuando tenía 14 años. “Cuando se pierde a un ser querido por suicidio, una vida nunca vuelve a ser normal”, explica. La adolescente que quedó atrapada en aquel pasillo de diciembre siguió viviendo dentro de ella durante décadas.
En 2022, decidió romper el silencio. Ese gesto —dice— la completó. “Quienes hemos perdido a un ser querido también necesitamos esperanza”
En 2022, decidió romper el silencio. Ese gesto —dice— la completó. “Quienes hemos perdido a un ser querido también necesitamos esperanza”.
La escritura se convirtió en su refugio. En su próximo libro dedica un poema a esa niña de 14 años a la que por fin ha podido liberar.
Periodista de profesión, Raquel denuncia que durante años en las facultades se enseñaba a “no informar” sobre suicidio. Hoy defiende justo lo contrario: informar bien, con rigor, con sensibilidad y ofreciendo ayuda. “Hablar del suicidio no provoca suicidios. El silencio, sí”.
Hablemos Ávila: del tsunami al abrazo que sostiene
Para Emi Caídas, la frase que resume su misión es sencilla y enorme:
“Quédate. Déjame llorar contigo, no por ti”.
Su hijo falleció por suicidio en 2011, con solo 20 años. Durante mucho tiempo, no encontró recursos, ni espacios, ni brazos donde dejar caer su dolor. Con los años, decidió convertir su herida en apoyo para otros supervivientes y para personas con ideación suicida. Así nació Hablemos Ávila, una red de escucha, comprensión y compañía.
“La decisión de morir por suicidio no es libre; la toma el sufrimiento”, le dijo una mujer a la que acompañó. Y esa frase sostiene gran parte de su activismo: la prevención pertenece a todos, no solo a los profesionales
“La decisión de morir por suicidio no es libre; la toma el sufrimiento”, le dijo una mujer a la que acompañó. Y esa frase sostiene gran parte de su activismo: la prevención pertenece a todos, no solo a los profesionales.
Emi conserva el recuerdo de su hijo desde la vida: caminando ocho años por el Camino de Santiago, escribiéndole cada día, transformando su ropa en presencia.
“Un abrazo es una de las mejores pastillas que existen”, repite. “Hay que abrazar más”.
Una realidad global: los supervivientes son una comunidad invisible y enorme
En el mundo, cada suicidio deja atrás una media de 6 a 10 supervivientes directos. Son millones de personas atravesando un duelo complejo, muchas veces sin recursos suficientes.
A escala global:
- Los supervivientes sufren tasas elevadas de ansiedad, depresión y estrés traumático.
Los colectivos de supervivientes se han convertido en agentes esenciales de prevención, especialmente en escuelas, comunidades rurales y redes juveniles
- El riesgo de duelo complicado es hasta 10 veces mayor que en otras pérdidas.
- El estigma social retrasa la búsqueda de apoyo y agrava el aislamiento.
- Los grupos de ayuda mutua y el acompañamiento profesional reducen significativamente el sufrimiento y la sensación de soledad.
- Los colectivos de supervivientes se han convertido en agentes esenciales de prevención, especialmente en escuelas, comunidades rurales y redes juveniles.
En países como EE. UU., Reino Unido, Australia o Canadá, estas redes están integradas en los planes públicos de prevención. En España, aunque crecen asociaciones como Ubuntu, Alhelí, Psicara, Abrazos verdes, Luz en la oscuridad, Volver a vivir, Hay salida, Tramuntana: després del suicido, Color a la vida, Galicia Vive, AIPIS, ESTELA, Sendas, Besarkada, Biziraun, Después del Suicidio-Després del suicidi, Mans amigues, APSAS, Supervivientes León, Hablemos Ávila, Aidatu, Atrapasueños, Papageno o La Niña Amarilla, entre muchas otras, todavía falta una estrategia estatal sostenida y recursos específicos para estos duelos.
Romper el tabú para salvar vidas
Las historias de Luisa, Jorge, Raquel y Emi tienen un punto en común: al hablar, sanan. Al hablar, acompañan. Al hablar, previenen.
Todos coinciden en algo esencial:
El suicidio no se combate con silencio, sino con escucha, cercanía y recursos
El suicidio no se combate con silencio, sino con escucha, cercanía y recursos.
Y todos repiten el mismo mensaje para este Día Internacional de los Supervivientes del Suicidio:
- Hablar ayuda.
- Escuchar salva.
- Acompañar sostiene.
- No juzgar es un acto de amor.
Sembrar esperanza en lugar de silencio
Los supervivientes del suicidio no piden lástima:
- Piden humanidad.
- Piden lugares donde llorar sin ser cuestionados.
Y, sobre todo, piden que cuando una persona no pueda más, encuentre una mano que la sostenga
- Piden tiempo para reconstruirse.
- Piden que nadie más tenga que hacerlo en soledad.
- Y, sobre todo, piden que cuando una persona no pueda más, encuentre una mano que la sostenga.
Porque, como dice Emi:
“Hoy me levanto. Mañana, también”.
Si tú o alguien que conoces está pasando por un momento muy difícil:
- En España puedes contactar con el 024, línea de atención a la conducta suicida.
- En situaciones de emergencia, llama al 112.
- Hablar con un profesional de salud mental puede ofrecer apoyo inmediato.
No estás solo. Hay ayuda, y merece la pena pedirla.






















