Cipriano Martos ya descansa en su tierra natal, Huétor Tájar
Casi 50 años después de su asesinato, el empeño de su familia y, en especial, de su hermano Antonio, han posibilitado el traslado desde Reus, tras ser exhumado de la fosa en la que fue enterrado para silenciar su crimen, a Huétor Tájar, su tierra natal.
El entierro ha sido el colofón de una emotiva jornada de dignidad y memoria celebrada en Huétor Tájar, en homenaje al militante antifranquista, al que han asistido autoridades del Gobierno catalán, representantes de asociaciones memorialistas de Granada y Cataluña, el alcalde de Huétor Tájar, Fernando Delgado, o el cantaor Juan Pinilla, natural de esta tierra.
Sobre el escenario de la Casa de la Cultura de la localidad, junto a una fotografía de Cipriano Martos, una pequeña caja con sus restos, rodeada de flores y envuelta con un gran lienzo rojo, como la bandera de su militancia -PCE marxista leninista y el FRAP- y, sobre ella, la bandera republicana.
En las butacas de la platea, además de las autoridades y su familia, compañeros y compañeras de militancia, que han recordado su trayectoria vital y política de la mano del periodista Roger Mateos, autor de la investigación más exhaustiva sobre el caso de Cipriano Martos.
Tras su detención, las 50 horas en el cuartel de Reus fueron "un infierno" que acabó obligándole a ingerir tragos de ácido sulfúrico
El joven obrero nacido en el núcleo de Maldonadillo, llegó en 1969, junto a su hermano Antonio, a Sabadell, a casa de su prima Dolores y su destino "se cruzó con la Historia de España", ha afirmado el periodista para explicar que en ese momento su vida se unió a la de trabajadores y trabajadoras que "no se resignaban a bajar la cabeza ante las desigualdades". En ese contexto se politizó y se unió a las formaciones probablemente "más combativas". En el 73, cuando fue asesinado, su militancia política le había "engullido por completo", hasta el punto que la clandestinidad en la que luchaban arriesgando la vida contra el franquismo lo había apartado de su familia. Una acción en Igualada será el desencadenante de su detención, tras la que llegaron 50 horas en el cuartel de la Guardia Civil franquista, en Reus, que Mateos ha calificado como "un infierno" que acabó obligándole a ingerir tragos de ácido sulfúrico. Agonizó 21 días antes de morir. Su familia no fue avisada hasta que ya estaba muerto.
Muy joven, en la cuesta de La Mota, cayó de una mula y se fracturó la clavícula, ha recordado el periodista. Entonces, sin médicos ni hospitales a los que acudir, un vecino de la zona que se ocupaba de aliviar enfermedades y lesiones, le aplicó un ungüento y le inmovilizó el brazo con cuerdas. Y en la fosa de Reus, uno de esos cuerpos presentaba una alteración en el homóplato, heredada de aquella caída.
Las pruebas de ADN han confirmado después que era Cipriano Martos.
El de este sábado ha sido "un acto de justicia sin precedentes", ha exclamado el cantaor Juan Pinilla, natural de Huétor Tájar, bisnieto del último alcalde republicano de la localidad que fue víctima también del franquismo. Un acto también de "dignidad y paz", como ha resaltado el alcalde de la localidad, un pueblo desde el que salieron en la posguerra muchos emigrantes, como Cipriano, a trabajar en las obras y fábricas de Cataluña. El pueblo que hoy le ha despedido con un acto tan sencillo y cuidado en detalles, gracias al trabajo de activistas por la Memoria y compañeros y compañeras, que ha sido grande.
Un "merecísimo" homenaje a un "luchador por la libertad", destaca la consejera de Justicia catalana
Cipriano Martos, ha destacado la consejera de Justicia, Derechos y Memoria, Gemma Ubasart, fue "un catalán de Granada, o un granadino de Cataluña", que como tantos hombres y mujeres llegados desde otros puntos de España, regalaron "los mejores años" de sus vidas para "hacer florecer" la tierra que los había acogido "en lo económico, social y político". "La Democracia en Cataluña -ha añadido- no se entendería sin su contribución". Fueron "la espina dorsal del antifranquismo catalán". Por ello ha calificado de "merecedísimo" el homenaje a un "luchador por la libertad". "La Democracia no nos la regaló nadie", ha enfatizado para, después de admitir que en la recuperación de la Memoria Democrática, "la sociedad civil va dos pasos por delante", ha reivindicado que la Memoria es "una herramienta contra la intolerancia y la barbarie".
En el acto ha intervenido también el periodista Francisco Vigueras, representante de la Asociación Granadina Verdad, Justicia y Reparación, quien tras agradecer al Ayuntamiento de Huétor Tájar que acogiera el homenaje que se merecía Cipriano Martos, ha considerado una "anomalía democrática" que aún hoy haya miles de víctimas sepultadas en fosas sin exhumar, y la "impunidad" de los crímenes del franquismo con la Ley de Amnistía, aún vigente a pesar de las leyes de Memoria Democrática aprobadas.
En nombre de la familia, Inmaculada Martos, hija de Antonio, ha recordado a todas las personas y colectivos que han ayudado a que su tío pudiera recibir digna sepultura, como María José Bernete o Felipe Moreno, vinculados a la Xarxa; a todas las entidades memorialistas; a los abogados de la Querella Argentina; a Salvador Palomera, David Ballester o Roger Mateos, por sus investigaciones; a Lola Lasurt, por la obra de teatro; la asociación Les Bruixes del Nord Sabadell, por lograr que una plaza en esa ciudad lleve el nombre de Cipriano Martos; y a todas las personas que firmaron el manifiesto por la exhumación.
"El amor ha vencido al olvido", ha proclamado Inmaculada Martos, hija de Antonio, que ha expresado su admiración por la lucha de su padre para recuperar los restos de Cipriano
Y, finalmente, ha expresado su admiración por el "tesón" de su padre, Antonio, culminado con la inhumación en Huétor Tájar este sábado. "El amor ha vencido al olvido", ha proclamado.
Su padre, Antonio, ha subido entonces al escenario entre aplausos y ha pronunciado unas sencillas palabras, sin leer ningún papel, como ha precisado. Unas palabras que han comenzado con un saludo "al pueblo que siempre he llevado en mi alma". El pueblo donde guarda los "mejores amigos" y donde disfrutó de "las mejores ferias". "El mejor pueblo de la Vega de Granada", ha resumido antes de rendir homenaje a su hermano, que se unió a personas que "se revolucionaban en defensa propia". Porque en el 39, la guerra terminó para Franco, "pero él siguió la guerra contra el pueblo". Su hermano fue asesinado cruelmente y "le quitaron 50 años de vida", los que han transcurrido hasta que han podido recuperar sus restos.
Desde la Casa de la Cultura hasta la tumba en el cuidado cementerio de Huétor Tájar, con árboles encalados que marcan los senderos, los hermanos y hermanas de Cipriano, Antonio, Juan José y Manuel, y sus hermanas, Carmen y Paquita, han portado la caja, a momentos con los brazos entrelazados, encabezando la comitiva, mientras algún compañero ha gritado: "¡Cipriano, presente!". El sol, en estos días de grandes tormentas pasajeras, ha acompañado esa marcha ciudadana que ha hecho una primera parada a la entrada del recinto para depositar flores en la lápida que recuerda a víctimas del franquismo de la localidad.
Después, bajo un sol de junio, sin nubes ni tormentas, los restos de Cipriano Martos han sido depositados junto a los de sus padres. Sus compañeros del PCE marxista-leninista le han dedicado unas palabras, que ha leído en representación del partido Carlos Hermida Revillas.
El mensaje ha destacado la "obra colectiva" que ha permitido que su camarada, un "héroe" del partido, uno de aquellos jóvenes que "fueron capaces de sacrificar su vida para librar al pueblo español de una dictadura odiosa", repose definitivamente en su tierra y que las baderas de su partido y las republicanas "se inclinen en señal de homenaje y respeto".
Un obrero al que se ha recordado con emoción contenida, pero también con lágrimas. Como las de Dolores Gómez, emocionada recordando que, gracias a Cipriano Martos, su marido, Francisco Gil, salvó la vida. Porque Cipriano, como han coincidido en recordar autoridades y camaradas, fue "una persona maravillosa, solidaria, generosa, empática, comprometida y buena persona. Un luchador antifranquista a quien los verdugos de la dictadura le robaron la vida con solo 30 años".
Y, como recordó María José Bernete, de la Xarxa Catalana i Balear de Suport a la Querella Argentina, en una conversación con El Independiente de Granada, cuando comenzó la lucha para recuperar los restos de Cipriano Martos, "era casi una víctima anónima" al que "sí recordaban sus compañeros de militancia y su familia". Y ya forma parte de las víctimas reconocidas institucional y socialmente. Queda pendiente, para esta familia y tantas otras, la reparación. Porque las leyes de Memoria aprobadas hasta ahora, son en sus palabras, "más bien un decálogo moral". La búsqueda de justicia para Cipriano y otras muchas víctimas del franquismo seguirá, como apuntó, con la Querella Argentina. Y, mientras tanto, la labor de los colectivos memorialistas, como en su caso la Xarxa Catalana i Balear, "seguiremos a disposición de las familias".
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